En el caso del Opel Ascona Diésel de 1981 nos ocurre lo mismo que con otros tantos y tantos coches. Y es que, no pocas veces, la mejor manera de empezar a narrar su historia es hacerlo en coordenadas a priori inesperadas. En este sentido, lo mejor será irnos a los despachos de Bosch durante los años sesenta. Momento en el que la marca germana lanza unas nuevas bombas de inyección capaces de revolucionar el mundo del diésel en el automovilismo, haciendo posible que este tipo de ciclo fuera asumible para la fabricación de modelos muy pequeños. De esta manera, mejorando la alimentación del motor, al fin el diésel deja de ser patrimonio de los vehículos industriales más pesados para entrar también a los segmentos turismo más populares.
Obviamente, en esta pequeña mención se quedan fuera multitud de matices y precisiones. Pero sin embargo nos sirve para ilustrar cómo poco a poco se fue viendo un proceso de “ miniaturización “ del diésel necesario para entender a nuestro protagonista, ya que una de sus mayores características es la de lograr muy bajos consumos gracias a su baja cilindrada aún no mermando en exceso el apartado de las prestaciones. Así las cosas, cabe reseñar cómo este Opel Ascona con su bloque de 1.6 litros era uno de los modelos con menos cubicaje de su segmento. Siendo capaz de resultar eficiente y correcto con tan sólo cuatro marchas.
Además, al Opel Ascona no se le entiende sino es dentro de los parámetros de un gran grupo automovilístico. En este caso General Motors. La cual tuvo a Opel durante décadas como su puntal en Europa, diversificando su oferta de modelos según el continente y el país aunque basándolos en una misma plataforma con el objetivo de ahorrar costes. Por ello, cabe reseñar cómo este modelo diésel se basó en el J-Body. Un diseño usado como base de multitud de modelos de los segmentos C y D desde comienzos de los ochenta hasta el pasado 2007, teniendo en su haber vehículos con las insignias de Buick, Cadillac, Chevrolet, Pontiac, Oldsmobile e incluso Toyota. Es decir, el Opel Ascona no deja de ser parte de una saga internacional vestida con diferentes perfilados.
Protagonista de los años en los que los motores diésel iban menguando de cilindrada, este modelo se destacó por unos excelentes consumos para un coche de su talla
Opel Ascona Diésel, la economía por bandera
Con carrocerías fastback, sedán y coupé el Opel Ascona de tercera generación se presentó como una propuesta más dentro de la homogeneización de los modelos medios en General Motors a nivel mundial. Una vía de trabajo en la que todo estuvo dominado por hacer de estos coches modelos tan asequibles como económicos en sus consumos, ayudándose para ello de la tracción delantera y las facilidades que ésta da a un automóvil generalista. De hecho, el Opel Ascona marcó luz de guía al ser uno de los primeros modelos en la marca en llevar la fórmula “ todo delante “.
De hecho, revisando pruebas de la época se reportan consumos que no exceden de los seis litros de media a menos que se le exija una velocidad de crucero generosa, la cual por cierto podía ser de unos 140 kilómetros por hora sin demasiados problemas. Lo más oneroso sería, obviamente, marchar en ciudad. Donde el consumo sí se incrementa hasta algo más de los 8 litros. No obstante, teniendo en cuenta que estamos hablando de un automóvil con más de 4 metros y una tonelada larga de peso no está nada mal.
Es más, comparándolo con la competencia que tenía en el momento es una de las opciones con mayor eficiencia en el consumo. Todo ello gracias a una cilindrada escueta de 1.6 litros que, aunque podía quedarse corta en momentos como un adelantamiento, no dejaba de entregar 54 CV a 4.600 revoluciones por minuto. Accionado por un único árbol de levas situado en culata, la cual se fabricó en aluminio.
La tercera generación del Ascona fue la única que se vendió en España debido a la relajación en materia de cupos de importación dada a comienzos de los años ochenta
Así las cosas, en el mercado español de comienzos de los ochenta – de las tres generaciones del Opel Ascona sólo esta última llegó aquí, en gran medida gracias a la liberalización progresiva de los cupos de importación – este modelo era una opción interesante y económica para cualquier conductor que deseara cumplimentar un kilometraje generoso cada año. Todo ello sin renunciar a un precio de venta moderado así como a unas cualidades en ruta más que sobradas para un modelo medio. Es decir, el Opel Ascona C Diésel sigue siendo un coche que seduce por la racionalidad de su propuesta.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS