Koenigsegg es conocida por su innovación y el deseo de su creador, Chirstian von Koenigsegg, de fabricar la mayor parte de componentes por ellos mismos. Actualmente, la marca ha patentado un gran número de inventos, como el sistema de distribución freevalve que elimina el uso de árboles de levas en favor de actuadores individuales sobre cada válvula, permitiendo una flexibilidad de funcionamiento inigualable en un motor de combustión interna, o la fabricación de elementos huecos de fibra de carbono, que reduce en gran medida las inercias rotacionales.
Sin embargo, algo que se les resistía desde que comenzaron su incursión en la electrificación, era el tren motriz. Para el Regera, el cual supuso el primer híbrido de Koenigsegg, sus motores fueron fabricados por una compañía británica especializada en este tipo de motores, YASA, mientras que el sistema de baterías corría a cargo de Rimac, el fabricante de hiperdeportivos eléctricos croata.
Pues bien, ahora Koenigsegg ha cumplido otro hito en su historia: el desarrollo de su primer motor eléctrico propio. El motor en sí, presenta un principio de funcionamiento de flujo “raxial”, el cual combina las ventajas de los motores de flujo radial y axial (de ahí su nombre). Este motor se utilizará para los modelos híbridos enchufables de la marca, como el Gemera.
La unidad en cuestión, denominada Quark, promete unas cifras de potencia y par de 335 CV y 600 Nm respectivamente, con un peso de tan solo 30 kilogramos. Pero además, asociando dos de estos motores, obtenemos la unidad de potencia Terrier, la cual se empleará en los futuros coches eléctricos de la marca, y que con un peso de 84 kilogramos, producirá una potencia de 670 CV y un par de 1.100 Nm. La unidad es tan compacta, que Koenigsegg ha decidido presentarla comparándola con una lata de refresco de 330 mililitros.
Con el nuevo motor eléctrico Quark, se mejorará la respuesta desde parado del Koenigsegg Gemera, que junto con su motor de 2 litros y 600 CV tomando las riendas a altas velocidades, producirá un empuje constante hasta los 400 kilómetros por hora
El eje del motor fue construido con acero 300M, usado para aplicaciones de competición y aeroespaciales. En cuanto a la refrigeración, un aspecto clave en motores eléctricos de alto rendimiento, se optó por refrigeración directa por su mayor eficiencia y compacidad. El rotor, por su parte, se beneficia de la tecnología Aircore de fabricación de piezas huecas de fibra de carbono, como las propias llantas que fabrica Koenigsegg.
En palabras del jede de diseño de motores eléctricos de la marca sueca, Dragos-Mihai Postariu, “no solo hemos superado el reto de cumplir los requerimientos de la planta motriz del Gemera, sino que hemos superado la meta de hacerlo más ligero y pequeño que cualquiera de los motores eléctricos de su clase“.
El futuro, como ya sabemos, pertenece a la electrificación, por lo que las marcas se están apresurando a desarrollar motores cada vez más y más potentes, ya que en el campo de los motores eléctricos, el margen de mejora es muy amplio. La mayor ventaja que éstos presentan, es sin duda su elevada relación peso potencia. Además, el hecho de ser tan compactos, les permite colocarse muy abajo en el chasis y esto, redunda en un mejor centro de gravedad.
Por último, el hecho de poder contar con unidades de potencia que presentan un motor por cada rueda de un eje, elimina la necesidad de un diferencial, permitiendo realizar una vectorización del par electrónica que mande justo el par motor necesario a la rueda que mejor tracción tenga.
Francisco Jiménez
Ingeniero mecánico adicto a todo lo que queme gasolina… y por qué no decirlo, también de lo eléctrico. Mi meta es no dejar nunca de aprender la técnica que rodea a la automoción y si ya puedo transmitir lo poco que sepa, tanto mejor. Sí, soy de esos que no recuerdan muy bien los nombres de las personas pero jamás olvidan qué coche tienen.COMENTARIOS