Un Chevrolet Corvette ZR1 de 1990, destinado a probar una suspensión activa, está en venta en el famoso portal de subastas Hemmings. En concreto, esta unidad de prueba formaba parte de las 25 que la marca usó para este proyecto de 25 millones de dólares, realizado conjuntamente con Lotus, quien por aquel entonces pertenecía a General Motors y que fue corresponsable del desarrollo del ZR1.
El ZR1 de la cuarta generación nació con el objetivo de convertirse en el deportivo más rápido del momento y para ello, se recurrió a la maestría en ingeniería de la empresa británica Lotus, que desarrolló el motor de la bestia. Se trataba de un sofisticado motor V8 que aunque compartía cotas con el vetusto L98, estaba diseñado desde cero. Tan elevado era su nivel de técnica que General Motors tuvo que subcontratar su fabricación a la empresa de barcos Mercury Marine, especializados en la fabricación de complejos moldes para piezas de fundición de aluminio.
El motor se denominó LT5 y estaba fabricado íntegramente en aluminio. Poseía distribución de 4 válvulas por cilindro y una especie de distribución variable que regulaba la cantidad de mezcla aire-gasolina que entraba al motor por medio de dos colectores de admisión por cilindro que contenían un inyector cada uno. Así, a bajas revoluciones, solo un inyector estaría activado, pero al aplicar una mayor carga o pasar de ciertas revoluciones, se abría el segundo colector con el consiguiente inyector y, además, las válvulas ganaban una mayor alzada, con lo que se conseguía un motor con una elevada elasticidad y una potencia máxima de 375 CV en 1990, que fue aumentada a 405 CV para 1993.
En el apartado del manejo hay que destacar la suspensión con amortiguación selectiva denominada FX3, que tenía sus raíces en el Porsche 959. Este sistema mejoraba el esquema original con el empleo de amortiguadores activos Bilstein, que contaban con tres posiciones que se podían elegir desde el habitáculo e incrementaban progresivamente la dureza. Por su parte, estos amortiguadores, además, regulaban su dureza en función de la velocidad. Esta suspensión, junto con unas vías traseras ensanchadas y neumáticos de 275 mm delante y 315 mm detrás, dotaban al ZR1 de un agarre excepcional.
De esta forma, no es raro pensar que el Corvette sea un auténtico matagigantes de precio razonable frente a la competencia venida de Europa y Japón. Si bien es cierto, el 0 a 100 Km/h no era más rápido que el del Porsche 911 Turbo, pero en cualquier otra medida real, como las recuperaciones de 80 a 120, el deportivo de Kentucky le sacaba los colores al alemán. También en la pista era consistentemente más rápido que el 911 Turbo, siempre que el firme estuviera seco, claro, ya que sobre asfalto mojado el ZR1 poseía una mayor tendencia a derrapar. Prueba de esta velocidad son los números récords que se batieron a lomos del ZR1.
No obstante, pese a las buenas características de manejo que presentaba el ZR1, este no pudo beneficiarse del sistema de suspensión adaptativa que se comenzó a desarrollar en 1988 fruto de otra colaboración entre Lotus y Chevrolet. Así, se destinaron 25 unidades del ZR1 para probar este “mágico” sistema de suspensión que podría leer la carretera y adaptarse a las condiciones de ésta, mejorando sustancialmente tanto el confort de marcha como el agarre lateral. El sistema en cuestión consistía en amortiguadores controlados mediante actuadores hidráulicos, acelerómetros para medir las fuerzas G laterales y un ordenador Delco para procesar la información. De este modo, cuando el coche tomase una curva, la suspensión contrarrestaría el balanceo de la carrocería, mejorando sustancialmente el manejo.
Sin embargo este sistema no llegaría a implementarse hasta varios años más tarde, en parte por el sobrecoste de la tecnología, que la hacía inviable para venderla al público a un precio razonable, y en parte por los problemas de fiabilidad que acarreaba, como un excesivo calentamiento o las interferencias que se producían entre los acelerómetros de las ruedas y los actuadores hidráulicos, haciendo que el proyecto no llegara a la fase de producción. De haberse podido llevar a la fabricación en serie, el Corvette ZR1 habría sido el primer vehículo de producción en incorporar una suspensión adaptativa tan avanzada.
En la actualidad, solo 4 de los 25 vehículos destinados a este proyecto sobreviven y uno de ellos está en venta por 89.500 dólares en Hemmings. Quien se compre este particular Corvette ZR1 se lleva a casa una unidad que ha sido extensivamente probada tanto en Alemania como en Estados Unidos, aunque en el odómetro marca algo menos de 20.000 Km y se puede encontrar en Miami, Florida.
Francisco Jiménez
Ingeniero mecánico adicto a todo lo que queme gasolina… y por qué no decirlo, también de lo eléctrico. Mi meta es no dejar nunca de aprender la técnica que rodea a la automoción y si ya puedo transmitir lo poco que sepa, tanto mejor. Sí, soy de esos que no recuerdan muy bien los nombres de las personas pero jamás olvidan qué coche tienen.COMENTARIOS