Coche del día: Renault Laguna 2.0 S 16v (I)

Coche del día: Renault Laguna 2.0 S 16v (I)

Una berlina media muy equilibrada


Tiempo de lectura: 5 min.

El Renault Laguna 2.0 S 16v era una opción muy equilibrada en la amplia gama de esta berlina media, tanto por motorización como por su relación equipamiento/precio, sin necesidad de recurrir al más potente pero más costoso V6. Esta versión, con 140 CV, estaba por encima del Laguna 2.0i con culata de ocho válvulas.

Se ofrecía en dos versiones, una de aspecto más deportivo, denominada RTi, y otra orientada al lujo y elevado nivel de equipamiento, con el nombre RXE. La diferencia de precio entre ambas era de poco más del equivalente a 1.500 euros de 1995, a favor de la RTi por razones obvias.

No vamos a hablar de su línea hartamente conocida, una berlina de carrocería liftback de cinco puertas. Sus dimensiones eran las siguientes: 4.508 mm de longitud, 1.752 mm de anchura y 1.433 mm de altura, con una batalla de 2.654 mm y unas vías delantera y trasera de 1.481 y 1.472 mm, respectivamente. En báscula marcaba 1.435 kg (en vacío), y su maletero tenía unos aceptables 452 litros de capacidad.

Renault Laguna hatchback

Su equipamiento básico era muy completo, con elementos como un ordenador de a bordo con voz (un sintetizador de voz), o un inmovilizador con un código variable que cambiaba cada 15 minutos una vez puesto el contacto si no se arrancaba antes de este tiempo, bloqueando el encendido. Incluso en el caso en el que el conductor no hubiese cerrado el coche, tampoco arrancaba.

El Renault Laguna 2.0 S 16v resultaba tal vez el más equilibrado de la gama, con 140 CV bajo el capó. Fruto del trabajo conjunto con Volvo, utilizó las tecnologías más avanzadas del momento, sobre todo en la parte de la gestión electrónica

El acabado RXE incluía airbag para el pasajero, climatizador automático y llantas de aleación, mientras que el RTi se diferenciaba entre otras cosas en la presencia de un alerón trasero. El único elemento importante que venía como una opción en ambos acabados era el ABS, que costaba unos 1.150 euritos.

Su motor era totalmente novedoso, trabajado en colaboración con la sueca Volvo. Internamente se denominaba N7Q, y pertenecía a la misma familia de la gama Volvo en configuraciones de cinco y seis cilindros en línea. Estaba fabricado íntegramente en aluminio y en él se utilizaron las últimas tecnologías relacionadas con la gestión electrónica. Se diseñó con el objetivo de ofrecer el máximo rendimiento desde regímenes bajos, consiguiendo una entrega del 90 % de su par en el rango de las 2.000-5.000 RPM.

Renault Laguna RTi hatchback 1

Renault Laguna RTi 2.0 S 16v

Más llamaba la atención la distribución y la alimentación. La primera disponía de una culata de cuatro válvulas por cilindro. Los taqués de las válvulas eran de tipo hidráulico por lo cual no requerían ningún mantenimiento periódico. Contaba con doble árbol de levas en cabeza. La segunda se realizaba a través de un colector que provocaba una fuerte turbulencia del aire para favorecer la mezcla.

La inyección de combustible era de tipo secuencial multipunto, de forma que cada inyector introducía el combustible enel colector de admisión en el momento justo. El colector de escape contaba con un sistema de inyección de aire que permitía cumplir las normas anticontaminantes venideras. Desde 100 km/h requería 40,1 metros para detenerse por completo. Las ruedas llevaban llantas de 6,5×15 pulgadas, vestidos con neumáticos de medidas 195/65 R15.

Veamos su ficha técnica. Iba en posición delantera transversal, con cuatro cilindros en línea. Entregaba 140 CV a 6.000 RPM de potencia máxima y 182 Nm a 4.500 RPM de par máximo. La potencia se transmitía a las ruedas delanteras mediante una caja de cambios manual de cinco marchas. El esquema de suspensiones era de tipo independiente en ambos ejes, mientras que el equipo de frenos contaba con discos ventilados delante y macizos detrás.

Renault Laguna RXE hatchback 2

Interior del Renault Laguna RXE (algunos elementos no son de serie) – Fotografía: Grezur (Wikimedia Commons) CC BY-SA

Se podía elegir entre dos niveles de acabado, el RTi, de talante deportivo, y el RXE, más orientado al confort y al lujo gracias a su elevado nivel de equipo adicional. Este último resultaba 1.500 euros más caro a razón de su abundante equipamiento

Respecto a sus prestaciones, la velocidad máxima era de 204 km/h, acelerando de 0 a 100 km/h en 10,2 segundos y cubriendo los 1.000 metros desde parado en 31,3 segundos. En lo referido a las recuperaciones necesitaba 9,9 segundos para pasar de 80 a 120 km/h en cuarta, mientras que en quinta dedicaba 13,2 segundos para el mismo registro.

En cuanto a sus consumos, por ciudad se alcanzaban los 10,8 l/100 km, por carretera a 90 km/h de velocidad de crucero disminuía hasta los 6,8 l/100 km, mientras que por vías rápidas tipo autovía/autopista aumentaba de nuevo hasta los 8,6 l/100 km.

La respuesta transmitida al asfalto resultaba vigorosa, en parte debido a su buen rendimiento y en parte a los cortos desarrollos de su caja de cambios, con un buen escalonamiento de las tres primeras marchas y más cortos en cuarta y en quinta. Esto se traducía en una buena respuesta a bajas revoluciones, recuperando con dignidad en estas dos últimas marchas. A modo de ejemplo, en quinta se rodaba a 130 km/h con la aguja del tacómetro casi a 4.200 revoluciones. Por lo demás, el tacto de la palanca de cambios era bueno, aunque algo lento. La dirección resultaba muy suave y precisa.

Renault Laguna RTi hatchback 2

Renault Laguna RTi 2.0 S 16v

Al Renault Laguna S 2.0 le sentaba de maravilla este motor, consiguiendo un acertado equilibrado entre la versión de ocho válvulas y 115 CV y el V6 de 170 CV, con la posibilidad de elegir entre dos niveles de terminación y equipamiento, RTi y RXE, deportividad o lujo, a gusto del cliente. Su precio de adquisición oscilaba entre las 3.405.000 y 3.645.000 pesetas, unos 35.000-36.500 euros de hoy.

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Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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