El Porsche 911 Carrera 2 apareció en el mercado en 1990 y se fabricó hasta 1993, siendo la versión de propulsion trasera del 911 Carrera y el primer modelo con caja de cambios Tiptronic. Se ofreció con tres carrocerías posibles: Coupé, Targa y Cabriolet. Uno de sus principales rivales era el Renault Alpine A610. Conservaba las líneas curvas características de la anterior generación y la peculiar disposición del motor en su parte trasera.
A nivel externo se caracterizaba por llevar paragolpes fabricados en material plástico deformable, un capó trasero con spoiler retráctil automático integrado, una banda de luces traseras con el anagrama de Porsche en rojo reflectante y faros antiniebla integrados, intermitentes traseros de color rojo y retrovisores exteriores del color del vehículo con regulación eléctrica a partir de 1992, con el restyling, en la versión Cup Design.
La versión Targa llevaba el preceptivo arco antivuelco en color negro, luneta trasera de cristal de seguridad y techo plegable. La Cabriolet contaba con una capota de material textil de accionamiento automático y una luna trasera en material plástico. En 1992 se añadió la versión Turbolook -solo en Cabriolet- que incluía carrocería, chasis con sistema de frenos y llantas del 911 Turbo 3.3.
Resultó ser un gran salto evolutivo a nivel técnico conseguir un deportivo con “todo atrás” que fuera seguro y divertido de conducir sin miramientos con el acelerador, sobre todo en curvas
Esta versión experimentó notables mejoras respecto a la generación anterior. La suspensión delantera era mucho más elaborada y eficaz, y la respuesta de la dirección más rápida y precisa para paliar en lo posible los inconvenientes de la disposición del grupo motriz. También se redestribuyó el peso desplazando hacia el eje delantero una mayor cantidad de este peso y conseguir un mejor reparto y equilibrio.
En su clásica e inconfundible carrocería llamaba la atención de sobremanera su alerón trasero retráctil. Su frontal era inconfundible por sus típicos faros redondos. Era un coupé 2+2, es decir, dos pasajeros delante más dos pequeñas plazas traseras para desplazamientos cortos para adultos o para niño en viajes más largos. Ofrecía un pequeño compartimento para el equipaje en el capó delantero, que se podía ampliar abatiendo los asientos traseros.
Su equipamiento era muy completo, con unos asientos de cuero que ofrecían una gran sujeción y comodidad. El ligero desplazamiento del pedalier hacia la derecha forzaba un poco la posición de conducción. La distribución de los relojes del salpicadero era totalmente horizontal, con el cuentavueltas presidiendo el centro. A ambos lados de este se situaban dos relojes más, sumando un total de cinco. La climatización era muy efectiva, casi indispensable para un coche de esta naturaleza. La calidad de acabados y materiales eran elevados.
Sus dimensiones eran 4.290 mm de largo, 1.650 de ancho y 1.320 de ancho, con una batalla de 2.230 mm, lo que nos puede dar una idea de su comportamiento teóricamente nervioso. Su peso homologado era de 1.380 kg. Porsche recurrió a su conocido motor bóxer de seis cilindros de aspiración natural, muy progresivo y con una gran facilidad para subir de vueltas, de forma que no resultaba difícil alcanzar el corte de inyección.
La cilindrada era de 3.600 cm3, llevaba un árbol de levas en cabeza por cada fila de cilindros, con dos válvulas cada uno. Entregaba 250 CV a 6.100 RPM y 309 Nm a 4.800 RPM de par máximo. La caja de cambios era manual de cinco velocidades, con unas buenas relaciones que se adaptaban perfectamente al motor, y una quinta un poco larga, con un desarrollo de 39,1 km/h a 1.000 RPM. La palanca de cambios estaba perfectamente situada, con movimientos cortos y precisos, pero con un tacto duro típicamente deportivo.
Su motor bóxer de seis cilindros y 3,6 litros entregaba 250 CV y mostraba una gran elasticidad y suavidad, con una increíble facilidad de subir de vueltas hasta el corte de la inyección. Era capaz de alcanzar los 100 km/h en menos de 6 segundos y los 264 km/h de punta en un santiamén
Era un vehículo muy versátil por su manejo. La gran elasticidad y suavidad del motor permitía una conducción relajada por ciudad o rodar a velocidades totalmente ilegales por vías rápidas, aunque el medio natural donde se podía disfrutar de su conducción eran las carreteras secundarias con curvas. A las cualidades de su motor podíamos añadir sus potentes frenos de disco en las cuatro ruedas, con unas distancias de frenado de 56,9 metros a 120 km/h, muy buenas en su momento.
La dirección y la suspensión independiente en ambos ejes contribuían a su buen comportamiento. A pesar de que el eje trasero cargaba con el motor y la caja de cambios, con su correspondiente comportamiento subvirador, sus reacciones eran muy progresivas. El tren delantero fidelizaba las intenciones y las acciones del conductor sobre el volante incluso con firme irregular, y cuando el tren trasero intentaba descolocarse bastaba con corregirlo con el volante y unos leves toques de acelerador.
Las prestaciones eran realmente buenas, con una velocidad punta de 264 km/h y algo menos de 6 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado. Los 1.000 metros con el coche parado los cubría en algo más de 25 segundos. Para pasar de 80 a 120 km/h en cuarta dedicaba casi 7 segundos, subiendo a algo menos de 10 para el mismo registro en quinta.
Los consumos no eran frugales, con más de 15 l/100 km en ciudad, casi 10 l/100 km a 120 km/h por autovía/autopista. En una época en la que todavía no te consideraban un terrorista por superar las limitaciones legales de velocidad podíamos rodar a 140 km/h gastando entre 12 y 13 l/100 km o superar los 16 l/100 km a 180 km/h (tampoco sobraban las autopistas en España). Pero ¿qué importa esto a cambio de un placer de conducción inigualable de un coche con una disposición mecánica fuera de toda lógica?
Este maravilloso ejemplar costaba en 1991 10.705.903 pesetas, que traducido a euros de hoy sería como soltar 140.000 euritos. No sabemos si es mucho o es poco, ya sabemos que el valor/precio de las cosas depende de lo que nos parezca a nuestros ojos. Este Porsche 911 Carrera 2 merece un hueco en nuestra lista de vehículos con espíritu RACER.
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Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS