La producción del Rimac C_Two se acerca, y con ella hay que pasar las pruebas de choque, obligatorias para la homologación del vehículo. En este vídeo que la compañía ha compartido, nos cuentan en detalle el doloroso proceso por el que tiene que pasar todo vehículo para ser homologado, aunque cueste cerca de 2 millones de euros.
El Rimac C_Two, cuando salga a producción, será el eléctrico más rápido del planeta. Sus cifras son apabullantes: 1.408 kW o 1.914 CV y 2.300 Nm de par repartido entre sus cuatro ruedas. Esto le permite acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 1,85 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 412 km/h. Se rumorea que es capaz de dar dos vueltas seguidas a Nürburgring a máxima potencia sin desfallecer.
Sus cuatro motores eléctricos, uno por rueda, se alimentan de una batería de 120 kWh, lo que le permitiría alcanzar una autonomía superior a los 550 km en ciclo WLTP
Volviendo al vídeo, los principales responsables de estas pruebas, Daniele Giachi, director de ingeniería de vehículo y Gustavo Andrade, director de CAE, nos hablan de los diferentes desafíos que se han encontrado durante el desarrollo de estas pruebas tan importantes para la homologación global de un vehículo, sobre todo, teniendo en cuenta que será una producción limitada a 150 unidades.
Como parece lógico, no han comenzado destrozando un prototipo de 1 millón de euros. Han comenzado realizando pruebas de elementos estructurales individuales, para comprobar la correlación entre la vida real y las simulaciones de ordenador. Por lo que se ve en el vídeo, los elementos frontales les han dado bastante dolor de cabeza.
“Nadie puede prometer el éxito al 100 % a la primera. A veces las cosas salen mal”, dijo Gustavo Andrade, director de CAE
Posteriormente se hacen pruebas de choque a nivel de sistema, y por último, cuando las anteriores son satisfactorias, se realiza finalmente la prueba de vehículo completo. Con todos los datos de las pruebas de choque, se vuelve a la mesa de diseño para optimizar y mejorar las estructuras de choque, de manera que en la siguiente prueba se comporten de manera óptima.
Aunque los modelos matemáticos han avanzado mucho y las simulaciones cada vez son mejores, no hay nada que sustituya a las pruebas reales. Un trabajo duro para los fabricantes de tiradas pequeñas como Rimac, pero necesario para proteger la vida de sus compradores. Y si no, que se lo pregunten a Richard Hammond.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS