Vayamos al grano. Nada de tedioso repaso sobre el modelo en cuestión, que este año está celebrando sus 30 años. ¡Bienvenido al mundo de los clásicos, Ferrari F50! Bien, a lo que vinimos. Un ejemplar del superdeportivo de los noventa que pronto podrá ser tuyo, que en unos pocos meses podrá estar en tu cochera. Disculpen la falta de consideración, porque pensar que un coche así puede estar en tu cochera o en la mía es rozar el desvarío. Mejor dicho, un Ferrari F50 único que va directo a una colección privada.
Incierta colección privada hasta tanto no se dé a conocer su subasta en la Semana del Automóvil de Monterey 2025, porque por este superdeportivo se espera que paguen entre 6,5 y 7,5 millones de dólares. ¿Tanto por un Ferrari F50? Su certificación por Ferrari Classiche–renovada, de hecho, en 2024– nos confirma que en su 30° aniversario conserva sus componentes originales, lo que siempre le da a una unidad del fabricante de Maranello un valor agregado cuando está a las puertas de una venta.
Hay una serie de condiciones especiales que se suman a su actualizado Red Book, como para que el millonario aspirante tenga en cuenta. Este es un F50 estadounidense, una de las 55 unidades fabricadas con las especificaciones para el mercado norteamericano, del total de 349 ejemplares producidos del supercar del ’95. Su historial es otro asunto a tratar y un tópico al que, por qué no, dedicarle conjeturas.

De fábrica a uno de los coleccionistas más renombrados. Su primer dueño fue el diseñador y empresario de la moda Ralph Lauren, de lo que se desprende otra particularidad que eleva su cotización: su color. En Ferrari, las pinturas hacen al tema más especial que en otros fabricantes y este Ferrari es uno de los apenas dos F50 en salir de fábrica en un exterior “Giallo Modena”. Me pregunto si, además de haber estado durante ocho años bajo posesión de Lauren, este Ferrari F50 único por su acabado de carrocería le perteneció a otro coleccionista especial, sin la fama ni la prensa del diseñador, pero especial al fin. El color actúa aquí de indicio y activa la conjetura.
Una de las mayores colecciones de Ferrari fue la de Phil Bachman, ni hablar entre las de Estados Unidos. Sin la fama de un Lauren, pero con el debido reconocimiento que alguna vez recibió de la propia marca italiana, este tifosi por adopción que residía en Tennessee basó el concepto de su colección en el amarillo como color absoluto y en adquirir la unidad final de cada producción, para así tener lo más evolucionado de cada modelo.
Desde RM Sotheby’s no mencionan su nombre y, por importancia, si le hubiese pertenecido lo habrían publicado. Al mismo tiempo, despejan dudas al aclarar que en 2003 fue adquirido por los propietarios actuales, una pareja dueña del concesionario Ferrari de Washington que, además, corrió en las carreras monomarca Challenge para canalizar en la velocidad su pasión por la firma italiana. Un Ferrari celosamente cuidado, con servicios de mantenimiento a la orden del día durante los últimos 20 años. Un Ferrari F50 que en agosto será para alguien un autoregalo por los 30 años.
Mauro Blanco
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