Asoma la acción en el State Farm Stadium de Glendale, Arizona. Pero en esta tierra de fútbol americano, por unos días no tendrá sentido hablar de yardas, sino de cuartos de milla, porque de los 2.000 coches que se presentarán en la subasta de Mecum del 18 al 22 de marzo abundarán los especialistas en la materia. Uno me llama la atención. Me invita el pasaje de un artículo de los colegas de Silodrome, que destaca el valor coleccionable de los ejemplares de su especie que han sobrevivido. Entonces me trazo el objetivo: encontrar un dato al respecto.
Hablar de números cuando de coches se trata, con frecuencia se nos hace tedioso dependiendo el tema. En casos como el de este Torino, el número contextualiza y enaltece, es esa información que precisamos. ¿Cuántas unidades existen en la actualidad? ¿Cuántas sobreviven cinco décadas y media después? La versión, un Ford Torino Super Cobra Jet. El modelo, 1969. En un vídeo de la casa de venta Lafontaine Classic Cars doy con un número no responde a la pregunta, pero que sirve de referencia.
“Para aumentar aún más su rareza, es solo uno de los 170 vehículos que se produjeron con el potente motor 428 Super Cobra Jet”, confirma esta casa con sede en Michigan al reseñar un ejemplar de la misma familia que el de Mecum: un 1969 del Torino SCJ. Entonces, las posibilidades de que la cifra haya bajado considerablemente son altas y casi que absolutas. Habría que recorrer cada garaje y granero norteamericano para lograr una aproximación a la pregunta definitiva, ¿verdad? La conclusión es la dicha: una rareza coleccionable.
La dicha y la esperaba, porque un Super Cobra Jet se supone peculiar desde su configuración, desde su nombre mismo. La entrada de aire propia del sistema Ram Air que se eleva desde el capó es más un indicio que una declaración, porque todos los Torino Super Cobra Jet la tuvieron de manera estándar, pero ya se había introducido como variante opcional del Torino Cobra Jet cuando éste era lo más potente que podía obtenerse dentro de la gama. El Torino SCJ redoblaba la apuesta, porque cuando de carreras de aceleración se trata, no hay límites que valgan. Idiosincrasia americana pura y dura.

Los Super Cobra Jet hicieron la diferencia con el Drag Pack, que, además del sistema Ram Air, incluía mejoras profundas para el V8 428 Cobra Jet y la tracción, tales como unas bielas estilo Le Mans, un cigüeñal de hierro nodular fundido, pistones fundidos, un enfriador de aceite y un diferencial de deslizamiento limitado o un autoblocante Detroit Locker, como los de este Torino. Un ejemplar que tiene todo esto en su V8 original –conectado a una caja manual de cuatro velocidades Toploader también de fábrica–, pero también una restauración integral, según informa la casa de subastas.
Un acabado exterior como el Torino 1969 de Lafontaine Classic Cars –uno de los cuatro que salieron con la combinación de pintura negra e interior rojo, según indican– convence e impacta con su superioridad estética. Desde Mecum no aclaran si su ejemplar llevó alguna vez esas líneas laterales rojas en contraste –una bitonalidad maestra que nunca falla en los clásicos americanos de alto rendimiento–, pero confirman que en sus días de gloria no lucía el rojo actual, sino un Black Jade que hoy vive solamente en la memoria y los archivos de su primera familia, que lo compró nuevo en una concesionaria de Littleton, Colorado.
Repito: ¿Cómo garantizar un número exacto de unidades del Ford Torino Super Cobra Jet en pie? ¿Cómo saber si queda o no alguno por descubrir y rescatar? Este fastback da cuenta de una especie que no se ve todos los días. Si un Torino, por su sola condición de ser un Torino, es objeto motivacional cuando se nos aparece frente a nuestros ojos, cruzarse con un SCJ debería hacernos pedir un deseo.
Mauro Blanco
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