En la actualidad, la tracción trasera parece estar experimentando una tregua. Ya no cuenta con las participaciones de tiempos pasados en las gamas, pero en absoluto se ha extinguido. Aunque una cosa es hablar de extinción y otra muy diferente es hablar de tendencias. Y en Europa, hoy, la tendencia está más que clara, ni hablar si en el análisis entra en juego un gran factor del momento, el que más impacto está generando: el coche chino. Las tracciones delanteras y a las cuatro ruedas están dominando el mercado.
En simultáneo, cuando se piensa en un coche con potencia a las ruedas traseras, un americano resulta ineludible. Tenemos al Ford Mustang, una institución de la propulsión trasera, aunque en algún momento de los años ochenta casi pasa a contar con un motor que no era el V8 y a cambiar la RWD –rear wheel drive– por una tracción delantera –FWD, Front Wheel Drive–. Ocurrió, pero no en un Mustang con FWD, sino en el Ford Probe, un 2+2 con motor V6. No. En un Mustang, ni en el pasado ni actualmente se envía la potencia a las ruedas delanteras… exclusivamente.
Pienso aquí en el Mustang Mach-E. Sí, lo sé, poco y nada tiene que ver con el cupé más que el nombre, pero es algo que nos invita a pensar si algún día veremos un Mustang con tracción total. Como ver, ya lo hemos visto en variados casos de modificaciones de talleres aficionados y en prototipos de los años sesenta. Y pronto podríamos ver uno oficial, si es que la marca del óvalo lanza el Mustang todoterreno 4×4 que ha estado prometiendo.
Recordemos unas no muy lejanas declaraciones del CEO de Ford, Jim Farley. “Nunca fabricaremos un Mustang que no sea un Mustang”, dijo a Autocar en una entrevista de mayo del 2024. Sus afirmaciones respondieron a las críticas sobre el uso del Mustang como marca en sí misma en tipo de coches alejados de la tradicional carrocería deportiva cupé. Diría que, con el Mach-E y con el futuro 4×4 aventurero, del que también se espera una distorsión estética, están haciendo lo contrario a aquella definición al medio británico.

Ford Mustang: ¿Tradición de propulsión trasera en peligro?
En realidad, el ejecutivo se refirió en aquel entonces a la esencia vinculada al desempeño. “Un Mustang siempre será un coche con rendimiento y actitud”, fue otra de sus respuestas al controvertido SUV cupé cero emisiones. “¿Podríamos hacer otros Mustang con carrocería de cuatro puertas o lo que sea? Creo que podríamos, siempre que estos modelos tengan todas las prestaciones y la actitud del original” fue la declaración que en esa entrevista todo quedó resumido.
El caballo americano está abriendo sus brazos a nuevas y desconocidas facetas. Pero que no haya pánico, pues el espíritu deportivo siempre estará presente. Si lo que define al Mustang como un ser automotriz es la mecánica, ¿por qué creer que cuando se habla de actitud del original podemos excluir de ese término a la tradición de su propulsión trasera?
Excluyéndola, pues, en un futuro, quién sabe, podríamos ver un Ford Mustang deportivo con la misma e innegociable actitud, pero con otro tipo de tracción. Para el nombre del coche sería más digno dotar a sus versiones de inéditas carrocerías del tradicional RWD. Esa esencia se respetaría. Pero hay un pequeño detalle: la tracción total.
Un Mach-E está dotado de propulsión trasera, pero su gama está partida a la mitad. Dos versiones cuentan con esa configuración y las otras dos, incluyendo a la GT, salen de fábrica con tracción a las cuatro ruedas. La tendencia, lo dicho. La tendencia de los vehículos de aumentar su desempeño mediante el doble motor eléctrico, uno en cada eje, ha atravesado a la línea Mustang. Al respecto, los fabricantes chinos, por eso los nombré al comienzo, están alimentando el auge de los AWD con flotas ya instaladas en el continente y con otras que pronto desembarcarán.

Podemos seguir divirtiéndonos con la RWD
Tracción delantera o tracción total, aquí estamos parados. Y no es una cuestión de atribuirle toda la responsabilidad a los coches producidos en el gigante asiático. Son un exponente. De alto impacto, de eso no hay dudas, porque marcan el pulso de la competencia. Allí estarán siempre los coches de tracción delantera para la conducción del día a día y allí están ganando cada vez más terreno los de tracción integral, porque el tema es más profundo que un incremento en la potencia. Hablamos de un sistema que permite adaptar un abanico de soluciones tecnológicas vinculadas a la seguridad y las asistencias.
En cuanto a los coches con propulsión trasera, íconos como los Audi R8 –que era tracción total pero tenía versiones de propulsión– se han marchado, aunque nunca faltan rumores de retornos inciertos. Otras automotrices como Toyota nos prometen una dosis de resistencia al haber informado el posible regreso de su cupé deportivo MR2. Como en todo, no hay que ser pesimistas al extremo. Volviendo entre paréntesis y teniendo en cuenta lo expuesto en líneas anteriores sobre cómo su nombre se está abriendo de la tradición, el propio Ford Mustang sigue siendo un referente de la RWD.
Pero es un coche caro, eso sí, pues su gama empieza arriba de los 60.000 euros. Por el contrario, como he escuchado en algún vídeo de por ahí, hoy no sigue haciendo falta ir a fabricantes de superdeportivos o vehículos de alto desempeño para conseguir un RWD. Los coches con propulsión trasera están y nos obligan a creer que todavía no son una reliquia del pasado. Hay escaparates japoneses que merecen la atención y la consideración de quienes planean seguir manejando coches de este tipo para seguir apostando al desafío y a las complejidades de conducción que conllevan.
Un Toyota GR86 es una posibilidad a un valor de mercado terrenal, de unos 35.000 euros. Qué decir de un Mazda Miata, que, con algo más de 130 CV de su motor 1.5, ofrece su divertido andar a cambio de unos 32.000 euros. En España, un eléctrico con propulsión trasera se fabrica sin ponerse colorado. Al Cupra Born, un hatchback que por poco no llega a los 40.000 euros, con 231 caballos y cierta habilidad en curvas, se le puede sacar jugo. ¡Aunque por ese dinero voy a un pleno por el Subaru BRZ!
Mauro Blanco
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