El tuning alemán… vaya escuela. Los años ochenta, vaya década para esa escuela. Koenig Specials, AMG, Alpina… ¡ABT! Un proyecto secreto que, cuando la mente detrás soltó entre la información, ya revelada la sorpresa, que había sido concebido y encaminado en el Lago Constance, cerró el círculo de toda lógica, porque allí trabaja LCE Performance, otra parada del tuning nacional, pero una parada donde se respira Audi Ur-Quattro, donde el coche de la casa, donde se vive a través de él y donde llevan como orgullo –dato de color al paso– haber entregado su primera réplica del mítico cupé al recordado Ken Block. Y hablando de réplicas, la del ABT Ur-Quattro.
El nostálgico Hans-Jürgen Abt nos ha dado una lección de estrategia. “Nuestra idea era que los invitados pudieran pedir el coche esa misma noche a un precio especial; una locura, ya que ni siquiera existía un folleto ni una página web. Sin embargo, en tres horas, los 25 coches que habíamos planeado originalmente se agotaron”, recuerda el CEO de su consolidada empresa familiar. ¿Qué fue lo que ocurrió? Pues, lo dicho, un proyecto secreto, pero diferente al resto. Secreto hasta el final, nada de anuncios previos por vías digitales. Su réplica del Ur-Quattro apareció en escena.
“Una cosa más”, se leyó en la pantalla gigante del evento organizado por ABT, sobre el cual sólo la propia ABT sabía que su propósito era el final inesperado y no las novedades de la firma y el resto de las versiones exhibidas. No, ni siquiera el bestial Lamborghini Huracán GT3 EVO2 entrando cual campeón mundial de boxeo, preparado para el equipo ABT Motorsport del campeonato alemán DTM.
El momento quedó registrado en las historias de la cuenta oficial. “Una gran entrada”. Las luces apuntan a Hans-Jürgen Abt, que pisa el escenario “en su legendario Ur-Quattro”. La diáfana obra final se lleva el aplauso cerrado. Un clásico de los ochenta suena para recibir a otro clásico de los ochenta.

El ABT Ur-Quattro Replica: Una edición limitada que motiva
¿Se habría agotado esa tanda de 25 unidades si la firma lo hubiera comunicado con antelación, echando por tierra el factor sorpresa? ¿Habrían tenido que agregar cinco unidades más, para llegar finalmente a una edición limitada final de 30 ejemplares, si los invitados especiales y los 250 socios presentes hubieran acudido a la cita sabiendo a qué iban realmente? Contrafáctico, pero algo es seguro: el impacto del factor sorpresa es innegable y todos quisieron su réplica desde el momento en que supieron de su existencia.
“Su legendario Ur-Quattro”. Sin embargo, el coche que hace su entrada gloriosa es la réplica inspirada, la versión retro del original, del verdadero legendario. Cuando Hans-Jürgen Abt tomó las riendas del departamento de tuning de la empresa a finales de los años ochenta, el blanco Ur-Quattro de su concesionario fue la herencia paralela, pero inherente, recibida de su padre Johann. ¿Qué hace un taller de tuning cuando se presenta una nueva oportunidad? Pues, mete mano. Eso hizo con el coche.
“Ensanché los alerones y lo modifiqué con piezas del Sportquattro, como la calandra delantera, los faros y las llantas blancas de magnesio; era un coche completamente único”, compartió Hans en una entrevista institucional, en el marco de la presentación de la edición limitada. Hoy, el Ur-Quattro original se conserva por ABT y su rol actual es la de coche de exhibición de la empresa. ¿Pero qué hay de su tiempo pasado, de los días de la génesis?
Ante tanta reproducción por los portales de las fotos del nuevo restomod en el momento sorpresa del evento, he intentado rastrear, sin demasiado éxito, archivos de la época en los que pudiera dar con ese Quattro original cuando era, conversión mediante, el coche personal de Hans, quien lo condujo como tal durante unos dos a tres años. El hecho de no estar encontrando fotos de hace 35 años, con el coche en sus jornadas de metamorfosis –o, mejor aún, de hace exactamente 40 años, cuando el Ur-Quattro de ABT nació– me entusiasma aun más, me motiva a seguir intentándolo. De momento, debo conformarme con documentos de hace unos 15 años.

En la búsqueda del Santo Grial en sus días de conversión
Por ejemplo, una foto de Hans, su esposa Margit y el Ur-Quattro. Los tres posando en una foto que data de finales de mayo del 2012. Pero no era suficiente. Esa foto no me decía nada. Sólo un recuerdo imborrable para los protagonistas de la historia y, como mucho, una vaga y superficial prueba del estado del cupé en ese entonces. Un estado inmaculado, debo decir, con esas llantas blancas relucientes y una carrocería que, quién más que los Abt sabe, pudo haber sido usada de espejo por los skaters urbanos que completaron la postal.
No, no era suficiente. Quería ver al Ur-Quattro en movimiento, y fue entonces cuando un informe de agosto del 2010 apareció. El canal Motorvision Deutschland me permitió cumplir con el objetivo, aunque sea de manera temporal. La reunión de dos cupés Audi de ABT. Uno, el ABT AS5 y su V6 3.0 TDI con 610 Nm de par. ¿El otro? Nuestro Santo Grial. En el vídeo, por demás instructivo, se deja en claro desde un comienzo una de las esencias de la versión. Cuando el ABT Ur-Quattro se construyó en 1985, la premisa fue combinar la apariencia del Sport Quattro con la distancia entre ejes larga del Audi Quattro estándar.
“Los Rolling Stones siguen rockeando hoy en día, y también lo hace el Quattro original”, se escucha en el informe para dar paso inmediato al sonido del ABT Ur-Quattro, que con un motor de cinco cilindros generaba unos 450 caballos. “Tengo que decir, sencillamente, que me gusta el sonido más de lo que jamás podría gustarme el sonido de un diésel”, reconoce el presentador y piloto de pruebas Mitch Mitländer.
Como el Ur-Quattro original, los 30 ejemplares de la edición limitada llevarán un cinco cilindros 2.5, pero sus dueños exprimirán no 450, sino unos 530 CV. Además de materiales modernos, ABT ha informado, como especificación destacada, el agregado de una jaula antivuelco invisible.
La música del ABT Ur-Quattro
Aquí el informe de Motorvision Deutschland, una estación de paso, hacia el objetivo mayor. Un contacto con la propia ABT resulta inminente e impostergable. Necesito más. Debo ir a fondo, seguir excavando el pasado. De momento, nos conformamos con la música que el ABT Ur-Quattro reproducía década y media atrás.
Mauro Blanco
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