Si tienes 30 años o menos, posiblemente no recuerdes, o puede que ni siquiera estuvieras, cuando Volkswagen puso la industria del automóvil patas arriba con la presentación del Bugatti Veyron –en realidad, el nombre comercial completo es Bugatti EB 16.4 Veyron–, el esperado “coche de la 1.000 CV”, del que se llevaba tiempo hablando. Incluso se llegó a comentar, que nunca veríamos un coche con 1.000 CV y que era una estratagema de Volkswagen para llamar la atención. Aquello se debió, básicamente, a una serie de retrasos en el desarrollo del coche.
Finalmente, en 2005, el Veyron se presentó oficialmente y todo el mundo del automóvil se volvió loco. El Veyron debería haber estado listo en 2003, se criticó muchísimo las absurdas ambiciones de Ferdinand Piech, pero cuando el coche estaba listo , hasta el más contrario al proyecto se quitó el sombrero. El Bugatti Veyron, posiblemente, es uno de los proyectos más estratosféricos, complicados y megalómanos de cuantos se han creado. Pero también es uno de los más alucinantes y espectaculares. La puesta en escena del Veyron supuso un antes y un después, una era de desparrame que acaba con el Bugatti W16 Mistral, el último modelo de la compañía francesa en montar el descomunal propulsor de 16 cilindros en W de 8.000 centímetros cúbicos y cuatro turbos.
El Mistral es uno de los diferentes derivados que la compañía ha desarrollado a partir del heredero del Veyron, el Bugatti Chiron, aunque sería justo reconocer que se trata de la variante más especial – sin contar con el Bolide, que es un coche que no podrá circular por vías públicas–, aunque segar parece, nunca estuvo en mente su existencia. Según parece, fue algo así como una idea de última hora para despedir al sensacional propulsor. La historia procede de la propia Bugatti y parece que tiene detrás algo más de pasión de lo esperado. Y cuando se pone pasión en lo que se hace, los resultados suelen ser especialmente interesantes.
De primeras conviene saber que el Bugatti Chiron se planteó únicamente como coupé, al contrario de lo que ocurrió con el Veyron. De hecho, aunque se han lanzado varias versiones especiales del Chiron, todas han sido con carrocería cerrada, solo el Mistral es un roadster y según parece, su creación no ha sido fácil.
Emilio Cervo, CTO de Bugatti, cuenta que hubo que revisar muchas cosas cuando se decidió crear el W16 Mistral: “ La familia Chiron nunca tuvo la intención de tener un modelo roadster. Es por eso que tuvimos que empezar de nuevo cuando decidimos construir el W16 Mistral, el máximo tributo a nuestra rica historia en roadster y a nuestro legendario motor W16. Un Chiron sin techo podría ser un coche increíble para muchos, pero no cumpliría con los altos estándares a los que se adhiere Bugatti. No importa qué tipo de hiperdeportivo sea, un modelo de Bugatti debe ser incomparable en todos los aspectos con cualquier otra cosa del mundo del automóvil”.
Desde la marca se afirma que el desarrollo del W16 Mistral se ha elaborado en tomo “a la encarnación definitiva de 1.600 CV del motor W16 de Bugatti“. El monocasco, fabricado con fibra de carbono, ha sido rediseñado y reformado para crear una silueta más redondeada que cumple plenamente con las estrictas normas de colisión. Para ello fue necesario crear una matriz que permitiera mantener los atributos del Chiron, lujo y velocidad a niveles espectaculares, incluso sin techo. Emilio lo cuenta así: “Uno de los principales desafíos era cumplir el objetivo de crear un roadster que tuviera una velocidad máxima de 420 km/h y combinar esta calidad que define el rendimiento con una experiencia en el habitáculo que sea lujosa, refinada y segura”.
La clave fue hacer que la estructura del roadster fuera lo más rígida posible, de modo que la dinámica de conducción fuera similar a la del Chiron. Eso llevó a revisar y rediseñar las puertas, para que pudieran absorber la máxima cantidad de energía en caso de impacto lateral. Por otro lado, el nuevo diseño de la carrocería también obligó a modificar otros apartados, con todo el conjunto del sistema de admisión, que se complementó con nuevos temas de aire ubicadas detrás de los reposacabezas, que también hacen de arcos antivuelco. Cada una de ellas cuenta con una estructura de fibra de carbono capaz de soportar todo el peso del coche.
Sin embargo, todos estas cosas quedan un poco eclipsadas cuando se analiza el apartado aerodinámico, pues no debemos olvidar que hablamos de un roadster capaz de rodar a 400 km/h sin techo. Uno que, además, ofrece un ambiente y una experiencia verdaderamente lujosa, o eso afirman donde Bugatti. Es más, desde la misma Bugatti se dice que el desarrollo del W16 Mistral ha sido un aprendizaje en sí mismo, que comenzó con simulaciones por ordenador, que supone la forma más eficaz de crear diferentes soluciones y analizar cómo se comporta a las velocidades extremas que puede alcanzar el Bugatti W16 Mistral. Para ello se empleó un software de dinámica computacional de fluidos y, por supuesto, pruebas en túnel de viento, con el objetivo de crear un roadster capaz de superar los 400 km/h sin comprometer el confort de los ocupantes. Son enormes ambiciones, porque las turbulencias y el comportamiento del aire a semejantes velocidades no son para tomárselo a broma.
Los ingenieros de Bugatti tuvieron que alejar el flujo de aire de los ocupantes, pero al mismo tiempo, había que alimentar el motor, el sistema de refrigeración y elementos como el alemán trasero para que la carga aerodinámica fuera la máxima posible. Los detalles en el apartado aerodinámico llegaron al punto de afectar a la malla de las entradas de aire, fabricadas mediante impresión 3D y diseñadas para alinearse con la dirección del flujo de aire. La característica línea C, por su parte, esconde entradas de aire que presurizan el flujo y envían todo el caudal a los radiadores, a la caja de cambios y al eje trasero.Y ya para rematar, también se ha tenido en cuenta cuestiones como el sonido que llega al habitáculo desde el propulsor.
A pesar de todo esto, el Bugatti W 16 Mistral, el último Bugatti “de calle” equipado con el ya mítico motor W16, no es el descapotable más rápido del mando, honor que se queda el Hennessy Venan GT Spyder. Solo se fabricarán 99 unidades del Mistral, todas vendidas al nada despreciable precio de cinco millones de euros – precio “base”, sin extras ni personalizaciones específicas–.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS