Seguro que os habéis encontrado con el caso, donde una persona ajena al mundo del automóvil, ya sea una cercana o totalmente ajena a nosotros, nos ha soltado una frase típica: “¿Y por qué cuesta tanto ese coche?, yo me he comprado uno que cuesta una décima parte y funciona igual de bien”. Una frase que muchas veces nos lleva a la frustración total, porque por mucho que explicamos de poco nos sirve. Y creerme que incluso con el coche frente a sus narices, tampoco aceptan la realidad. Me ha pasado con un Lexus LS 500h en el garaje. Es decir, he tenido el ejemplo para mostrar por qué un coche puede costar 150.000 euros, pero como aquel que oye llover.
Nunca entenderé por qué preguntan y no aceptan las respuestas. ¿Acaso molesta que haya un motivo para el coste de algo? Todavía no he visto a nadie quejarse por el precio de un iPhone, más bien lo contrario, lo normal es encontrar a usuarios que presumen de haberse gastado un dineral en un terminal de la famosa manzana mordida. ¿Lo vale? Pues igual que en el caso de los coches, sí, pero también no. Los productos de alta gama siempre llevan implícito un sobrecoste, un precio que hay que pagar por el simple hecho de ser un producto de alta gama. Es un apartado que ahora, en el sector del automóvil, se comenta mucho por culpa de la dichosa escasez de semiconductores, que ha desembocado en que los fabricantes centren sus esfuerzos en los coches más equipados y caros, aquellos de mayor categoría, porque son los que más ingresos aportan al venderse con un mayor margen.
«¿Y cuánto dices que cuesta esto? No entiendo por qué un coche puede costar como una casa»… una frase típica que te podrás encontrar si tienes un Lexus LS 500h en el garaje
Esa decisión, a su vez, ha provocado un montón de comentarios del tipo “las marcas de coches solo buscan ganar dinero”. Como si todos fuéramos a trabajar por mero vicio y no por dinero… los fabricantes solo buscan ganar dinero, es evidente que sí. Son empresas, donde trabajan cientos de personas, ¿qué empresa no busca ganar dinero? Es estúpido pensar lo contrario y si eres de esas personas que opinan que las empresas deberían ofrecer productos para todos los públicos sí o sí, decirte que tienes esos productos, pero claro, no es un Lexus.
Todo esto me venía a la cabeza mientras tomaba el desvío de la M40 hacia la A6, rumbo a casa, tras recoger el Lexus LS 500h en pleno centro de Madrid. Un recorrido que, al menos de entrada, me servía para ir cogiendo el tacto al coche y conocer algunos detalles, algunos de ellos, por cierto, que no me gustaron nada. ¿Cómo es posible que la guía por voz del GPS sea exactamente igual que la de cualquier otro modelo de menor categoría? Es más, ¿cómo es posible que en un coche de 150.000 euros no ofrezca diferencia alguna en cuanto a sistema multimedia respecto a cualquier otro Lexus más barato?
Suavidad extrema y confort máximo
El tema del equipo multimedia es algo que procuro tener un poco apartado, pues aunque es un argumento de compra para muchos usuarios, no soporto tener que estar toqueteando la pantalla para cualquier cosa que necesite. Al menos, el LS 500h tiene mandos físicos para la climatización, que se agradece enormemente, aunque no me gusta nada el sistema para gestionar el equipo multimedia sin tener que tocar la pantalla, que se basa en una superficie táctil, como el “ratón” de un portátil, con una vibración incorporada para cuando se pasa por encima de alguno de los accesos del menú. Al final, obliga a desviar la mirada de la carretera tanto como tocar la pantalla.
Superado el trayecto desde el lugar donde se recogen los coches de Lexus, me encuentro frente a la puerta del garaje y me doy cuenta de una cosa: ¿Entrará en el garaje? Qué tontería pensarás, pero mi garaje no es comunitario, es privado, en los bajos de un chalet y compartido con el propietario del mismo. Metemos dos coches en tándem y el LS 500h mide 5.235 milímetros de largo… casi 400 milímetros más que el modelo más largo que he guardado en el garaje con los dos coches. Y sí, entra, aunque tuve que reordenar toda la parte trasera del garaje para poder colocar los dos coches uno detrás del otro.
La suavidad general es tal alta y el silencio tan presente, que molesta incluso el motor de combustión cuando arranca
Mientras reordenaba el garaje, analizaba las sensaciones que había tenido hasta el momento. Lo más llamativo, además de la calidad de los ajustes y las posibilidades de regulación del puesto de conducción, es la suavidad de marcha. Es una cualidad que Lexus ha hecho suya, algo así como una seña de identidad, porque el Lexus ES 300h y el Lexus NX 350h destacaban por lo mismo, por una suavidad de marcha muy notable. No importa la circunstancia, siempre se da prioridad a la suavidad de marcha, con un confort máximo. El contraste con cualquier otro coche es elevadísimo y en el caso del sedán más grande de la firma japonesa, ese contraste se multiplica por 100. Incluso cuando actúan los sistemas de frenada de emergencia, como me ocurrió precisamente al meter el coche en el garaje –lo meto marcha atrás, cruzando el coche completamente en la calle y con peatones pasando por detrás, sin importarles que apenas queden 20 centímetros de espacio para pasar, y, lógicamente, el coche frena en seco–, todo es suavidad.
Después de comer y una buena siesta, quise comprobar hasta donde llega esa suavidad en un coche como el Lexus LS 500h, no olvidemos que, según la página web de la marca, tiene un precio que parte de los 119.000 euros, que se disparan hasta los 144.000 euros, sin extras, del Lexus LS 500h F-Sport como el que nos dejó la marca. Nuestra unidad tenía algún extra, pero ciertamente, cuando hablamos de estos precios, lo mismo dan 2.000 euros más –coste que, según web, tenía la pintura que lucía el coche, aunque exactamente son 2.135 euros–. Conozco varias zonas sin salir de mi localidad, que no merecen ser llamadas con los términos carretera o calle por como tienen el asfalto, aunque debo reconocer que para algunos casos me vienen fenomenal, como este del LS 500h. Además, también puedo aprovechar para ver como se desenvuelve en determinadas calles un coche tan largo.
Yo no vivo en una gran ciudad, de hecho, no me gustan las grandes ciudades, aunque la localidad donde vivo se las da de ciudad. Sin embargo, todavía quedan barrios y zonas donde todo sigue como antaño o bien, no están pensadas para ciertos vehículos, como el fin de mi calle. Básicamente, es un giro de 90 grados, con los típicos bolardos para evitar que subamos los coches a la acera. El caso es que hay un bolardo al lado izquierdo que complica mucho el giro y te destruye la puerta trasera, si te descuidas, y si abres un poco la trazada, te encuentras con un bolardo a la derecha, que te destruye el paragolpes delantero. Ambos tienen marcas de guerra. Sin embargo, todo fue superado con una soltura inusitada para su tamaño, este coche gira una barbaridad para lo grande que es. Tampoco tiene problemas con agujeros, guardias tumbados o los dichosos pasos de cebra sobre elevados, la suspensión se lo traga todo. Bueno, casi todo. En una ocasión –y que me perdonen desde Lexus, pero había que probarlo–, iba al encuentro de la típica alcantarilla hundida en la calle, que por lo general, esquivas o si no puedes, sorteas lo más despacio posible. Pues bien, decidí que por el medio era buena idea y todavía me duele cada vez que lo pienso.
Es un F-Sport, pero no tiene nada de sport
Iban pasando los días y ciertamente, el coche es una delicia. Las suspensiones, que son adaptativas, te llevan como en una alfombra voladora, la insonorización del habitáculo es elevadísima, el confort de los asientos está a otro nivel, el tacto de los mandos invita a toquetear todo constantemente, los pedales tienen un punto de dureza justo… si te gustan los coches cómodos, con un refinamiento elevado, con el LS 500h ibas a ser una persona muy feliz. A menos cada vez que tengas que coger el coche. Además, y esto es algo que llama bastante la atención: gasta realmente poco para su tamaño y potencia.
El Lexus LS 500h es un híbrido convencional, como viene siendo costumbre en el Grupo Toyota, aunque eso no debería ser suficiente. El conjunto pesa unos disparatados 2.485 kilos, es una pasada de peso, que por cierto, apenas se nota en marcha siempre que no se fuercen las cosas. El corazón de la bestia está compuesto por un bloque V6 de 3,5 litros –3.456 centímetros exactamente– y un motor eléctrico con batería de iones de litio, que rinde 264 kW –359 CV–, lo que permite una relación peso-potencia de 6,92 kilos por caballo. Es una relación peso-potencia muy buena, que permite acelerar de 0 a 100 km/h, según ficha técnica, en 5,5 segundos, pero el consumo homologado es de 9,5 litros cada 100 kilómetros. ¿Se consiguen? Sí, se consiguen y sin tener que hacer malabares. La personalidad del coche, las sensaciones generales y el funcionamiento general, invitan a conducir con suavidad y con calma, lo que repercute en los consumos. Conduciendo el LS 500h no sientes esa constante incitación que se tiene en un deportivo, aunque no está falto de potencia, de hecho, la suavidad es tan alta, que acelerar a fondo molesta.
Una de las particularidades de los híbridos del Grupo Toyota, es que gastan muy poco combustible, independientemente de la circunstancia. No importa como se conduzca, por lo general, el sistema propulsor cuenta con una puesta a punto muy buena y una programación de la gestión que aprovecha al máximo las bondades del sistema. Comparado con otros híbridos, Toyota tiene cierta ventaja, aunque se ve marcada muy de cerca por Renault y por el nuevo híbrido en serie de Nissan. También son bastante agradables de usar, tanto en ciudad como en carretera, pero tienen una pega: una clara falta de empuje, o al menos, falta sensación de empuje, de fuerza. Esto no quiere decir que no corran, pero no te da cuenta hasta que mira el velocímetro.
Características, todas ellas, presentes en el Lexus LS 500h. Es decir, su capacidad para circular con el gasto justo es sensacional. La gestión del motor combina ambos motores de forma casi imperceptible, incluso cuando se solicita una elevada entrega de potencia. Es algo que el día que hicimos la sesión de fotos, comentamos Miguel y yo. A no ser que tengas el gráfico que te muestra el funcionamiento del grupo híbrido en pantalla, la transición entre el motor eléctrico y el de combustión, se ve marcada, básicamente, por el leve rumor y unas mínimas vibraciones que llegan al puesto de mando en algunas ocasiones. Por ejemplo, mientras recorrer las calles de cualquier ciudad/pueblo, no se nota cuando el motor de combustión se pone en marcha, su sonido es casi imperceptible y las vibraciones se camuflan entre el resto de vibraciones procedentes de la conducción. Ocurre lo mismo en carretera abierta, punto por punto, pero no cuando estás detenido o el motor se activa para regenerar batería. Imagino que será motivado por el régimen al que trabaja el propulsor en esos momentos, pero se nota claramente tanto por sonido como por vibraciones. Al acelerar a fondo también se notan vibraciones y sonido, y se nota, precisamente, por el régimen al que gira el motor y, como se ha comentado, resulta molesto, porque rompe con la tranquilidad que se tiene a los mandos de este coche.
Si, es un coche largo y pesa mucho, alrededor de 2.500 kilos, pero los consumos rara vez superan los 10,5 litros
Por otro parte, y esto es algo que también me gusta bastante, el tacto del freno permite administrar muy bien las distancias e incluso saber cuando se frena con el motor eléctrico o con los frenos mecánicos, que por cierto, tienen una transición muy suave. Es otro apartado donde el Grupo Toyota aventaja a ciertos rivales y que en un coche como este Lexus LS 500h toma un cariz mucho más importante, pues como se viene diciendo, la suavidad es la nota predominante y cualquier cosa que no siga ese camino, parece fuera de lugar.
De hecho, esa obsesión por la suavidad afecta al comportamiento general del coche y aunque se trasta de un F-Sport, el acabado “deportivio” de Lexus, no tiene nada de deportivo. Partamos de la base que un coche como este, no es deportivo, por mucho que los fabricantes se empeñen en venderlos así; son grandes, son pesados, no son ágiles, puede que sean muy ráopidos en reta, pero cuando toca frenar y gestionar curvas, se empieza a notar que el coche está fuera de lugar. Son cosas que se ya se notan en autopista, donde todo va sobre railes siempre que no se ruede demasiado rápido. La configuración de la suspensión busca en todo momento aislar al pasaje de todo lo que ocurre, pero llega un momento que da la impresión de flotar, la carrocería se mueve bastante en extensión y se pierde algo de sensación de control. LA compresión es muy, muy suave, pero lenta, lo que contribuye a esa sensación de flotar que no me gustó nada. Hay que decir que con el modo Sport se corrige dichas sensaciones, porque la suspensión se vuelve menos permisiva con los movimientos de la carrocería, aunque no se pierde ni un ápice de confort. También se puede eliminar esa sensación y se baja la velocidad de marcha, obviamente.
En carretera de montaña no está cómodo. Por normal general, a no ser que el coche de muestras claras de lo contrario, suelo acercarme a una carretera de montaña a desparramar un poco, es una forma de ver donde está el límite y como se comporta el coche en esas situaciones y si bien, el LS 500h puede ir muy rápido, es evidente que no está en su habitat natural. Se nota un coche pesado, torpe; ni siquiera en modo Sport resulta un coche para ir rápido en carretera con curvas, a no ser, claro está, que sean curvas abiertas y rápidas. En otro tipo de trazado, más cerrado, le cuesta entrar en el viraje, la carrocería se mueve, hay que parar demasiado el coche para afrontar la curva… el Lexus LS 500h es un coche para viajar, a velocidades muy elevadas, pero por autopista y carreteras con trazados menos tortuosos.
Si, son 150.000 “pavos”
Una semana con el coche en casa me ha dado para poder explicar una y mil veces los motivos para un precio así, para dar a entender las diferencias y los detalles y en algunos casos, finalmente se consiguió. El caso es, ¿realmente es un precio lógico para un coche como el Lexus LS 500h? Pues tan lógico como pagar 1.000 euros por un teléfono móvil, si te lo puedes permitir, todo tiene su lógica. El coche ofrece detalles dignos de la categoría en la que milita, con una calidad general sobresaliente, con tacto de conducción espectacular y un equipamiento de locos –el asiento del conductor, por ejemplo, se retira hacia atrás y se levanta para acoger al conductor, al tiempo que el volante se recoge al máximo para dejar más hueco, volviendo todo a suposición original al arrancar–, cosas que hay que pagar, no hay “tutía”.
Otro tema sería si merece la pena desembolsar una cantidad semejante por un coche, una pregunta que a nosotros no deberías hacernos porque la respuesta es clara: si, merece la pena. No encontrarás nada semejante por menos dinero.
Datos técnicos
FICHA TÉCNICA | Lexus LS | |
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MODELO | 500h 4WD F-Sport | |
MOTOR TÉRMICO | Seis cilindros en V, gasolina atmosférico, 3.456 centímetros cúbicos. Delantero transversal con 220 kW (299 CV) | |
MOTOR ELÉCTRICO 1 | Delantero longitudinal con 132 kW (179 CV) | |
BATERÍA | Iones de litio colocada en posición trasera central | |
RENDIMIENTO | Potencia máxima | 264 kW (360 CV) |
Par máximo | N.D. | |
TRANSMISIÓN | Tracción total. Cambio automático de tipo epicicloidal | |
SUSPENSIÓN | Delantera | Paralelogramo deformable y resorte neumático. Barra estabilizadora. |
Trasera | Paralelogramo deformable y resorte neumático. Barra estabilizadora. | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto (mm) | 5.235 x 1.8900 x 1.450 |
Batalla (mm) | 3.125 | |
Peso declarado | 2.485 kilos | |
MALETERO | Con todas las plazas / asientos abatidos | 400 litros / N.D. |
Neumáticos | 245/45 R20 99Y |
|
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 5,5 segundos |
Velocidad punta | 250 km/h | |
Relación peso potencia | 6,90 kilos por caballo | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (WLTP) | 9,5 litros cada 100 kilómetros |
Consumo medio durante la prueba | 10 litros | |
PRECIO | 144.000 euros |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS