Cambiar las pastillas del Ioniq N cuesta un riñón… y encima necesitas permiso

Cambiar las pastillas del Ioniq N cuesta un riñón… y encima necesitas permiso

¿Cuánto tragamos con la excusa de la seguridad?


Tiempo de lectura: 7 min.

Si cambiar las pastillas traseras de freno ya no puede hacerse en tu garaje sin pedir audiencia papal a Hyundai, apaga y vámonos. Pero es que lo que de toda la vida ha sido cosa de un rato, la habilidad mínima y algo de herramienta, ahora requiere más burocracia que empadronarte en un pueblo de Teruel. Todo por la combinación entre freno de estacionamiento eléctrico y unas políticas de acceso a la electrónica que parecen pensadas para estorbar.

El caso del dueño de un Ioniq 5 N que se encontró con el muro electrónico al intentar cambiar sus pastillas traseras es la demostración perfecta de lo absurdo del sistema. El hombre había castigado el coche como Hyundai quiere que lo castiguen: a base de circuito, tandas, frenos al rojo vivo y pastillas fundidas antes de tiempo, y cuando fue a cambiarlas descubrió que, básicamente, es más fácil cambiar la luna del coche que retractar los frenos sin el permiso digital de la marca.

La trampa silenciosa del freno de estacionamiento eléctrico

Lo que siempre ha sido una tarea de mantenimiento básica ahora se ha convertido en una especie de ritual iniciático con contraseña. El coche exige entrar en “modo servicio” para retraer los pistones del freno trasero, un modo que solo se activa con el software de Hyundai porque de lo contrario puedes dejar el sistema hecho un cristo. Es decir, que si no pasas por su aro, el coche no te deja ni empezar. Esto no es seguridad, sino control.

El problema gordo es que la operación no depende solo de que exista una herramienta, sino de que tengas acceso a ese software oficial. Hyundai dice que es para garantizar la seguridad del cliente, que suena muy noble, pero el resultado práctico es que te colocan frente a una barrera tecnológica que antes no existía y que, casualmente, dirige a la mayoría de usuarios hacia el taller oficial.

Frenos Hyundai restringidos (5)

El dueño que inició este lío descubrió que para retraer esos frenos necesita sí o sí entrar en ese modo de servicio, y claro, cuando ves que lo que antes era un destornillador y un rato de calma se ha convertido en “ve a nuetro servicio oficial y abre la cartera”, te das cuenta de que la era digital trae mucha comodidad pero también un cerrojo inesperado en la caja de herramientas.

Esto no es un caso aislado, sino la tendencia, y si nadie mete mano, llegaremos a un punto en el que abrir el capó será delito menor.

El peaje tecnológico: 6.000 euros por la herramienta o 2.000 por un apaño

Aquí empieza lo gracioso, si es que tiene gracia: para hacer un mantenimiento tan elemental necesitas o bien el GDS de Hyundai, que es el equivalente automovilístico de tener una mesa de mezclas profesional en casa para escuchar la radio, o bien un adaptador J2534 compatible, siempre con el visto bueno de Hyundai, y ninguna de esas opciones es barata ni razonable para un usuario normal.

El GDS cuesta unos 6.000 euros. Sí, seis mil. El precio que costaba un coche en 2006 por un aparato cuyo propósito, entre otros, es decirle al coche que retraiga los frenos. Afortunadamente, existe un plan B: el protocolo J2534, que sale por unos 2.000 euros más 60 euros semanales del software. Un chollo si tienes un taller, pero un insulto si solo quieres cambiar unas pastillas en tu garaje un sábado por la mañana.

Frenos Hyundai restringidos (8)

El otro detalle simpático es que Hyundai solo reconoce tres dispositivos compatibles. Si usas otro te advierten que si te cargas algo, tú sabrás. No es exactamente una prohibición, pero tampoco una bienvenida calurosa a la comunidad del “háztelo tú mismo”. Es como si te dejaran entrar en un bar, pero la camarera te pusiese caras de asco al pasar.

La gracia de todo esto es que la tecnología debería existir para facilitar la vida, no para poner peajes, pero aquí el peaje parece un control de frontera, uno con guardias armados. La marca te da opciones, sí, pero son tan caras y tan estrechas que en la práctica casi nadie las tomará.

El muro de las credenciales: ahora necesitas acreditarte para cambiar tus propios frenos

Si el dinero no fuera ya suficiente barrera, llega el cachondeo final, porque para usar el famoso software en EEUU necesitas la autenticación NASTF, y en Europa, la SERMI, y no, no sirve con registrarte como quien se da de alta en una tienda online. Solo te dan acceso si eres técnico cualificado, cerrajero o taller con actividad demostrable. Vamos, que te exigen tener empresa para tocar tus propios frenos.

El dueño del Ioniq N se puso en contacto con NASTF y la respuesta fue que ellos solo dan acceso a profesionales que trabajen en un negocio de reparación. Traducido: si eres un particular, ya puedes darte cabezazos contra la pared, porque esto no está pensado para ti, y entonces te preguntas: si el coche es mío, ¿por qué necesito una acreditación para cambiar una pieza de desgaste?

Frenos Hyundai restringidos (3)

Hyundai dice que es por seguridad y por proteger el sistema del coche, que en parte es comprensible porque vivimos en una época en la que la electrónica lo gobierna todo y un error puede ser caro, pero también es una forma muy conveniente de que el mantenimiento básico pase a ser territorio de talleres autorizados. Si no puedes ni replegar un freno sin pedir credenciales… mal vamos.

Es un modelo de acceso restrictivo que, si no se regula, acabará dejando a los propietarios fuera de su propio coche, y eso más que futuro es una tomadura de pelo.

La respuesta de Hyundai: mucha educación, poca solución real

Hyundai ha emitido un comunicado lleno de buenas palabras: que apoyan a los talleres independientes, que buscan equilibrio entre seguridad y accesibilidad, que han ampliado funciones del J2534 para facilitar la vida a los usuarios… Suena fantástico, pero luego miras los requisitos, los costes y las credenciales necesarias, y ves que la puerta sigue igual de cerrada que antes.

La marca insiste en que cualquiera puede comprar el GDS. Sí, claro, y también cualquiera puede comprarse un test de esfuerzo profesional o una estación meteorológica de aeropuerto. Otra cosa es que salga a cuenta, porque para un usuario común, la barrera no es que exista la herramienta, es que cueste lo mismo que un coche viejo.

Frenos Hyundai restringidos (9)

También afirman que no están restringiendo las reparaciones DIY. Técnicamente, no es mentira porque nadie ha puesto un candado físico al coche, pero en la práctica, si necesitas una herramienta carísima y un acceso restringido para una tarea sencilla, lo que estás haciendo es impedirla sin prohibirla.

Sí, han actualizado su sistema para permitir más operaciones desde el J2534, lo cual es un paso adelante, pero el problema de fondo sigue intacto: la electrónica está siendo usada como filtro para limitar quién puede tocar qué.

Veredicto: si cambiar unas pastillas requiere permisos, algo va mal

La moraleja de todo este desastre es sencilla: que el derecho a reparar está siendo devorado por la electrónica y por políticas que, vestidas de seguridad, acaban beneficiando a los mismos de siempre. Los propietarios se quedan fuera, los talleres pequeños tienen que pasar por aros cada vez más estrechos y, mientras tanto, un cambio de pastillas se convierte en un trámite administrativo.

El caso del Ioniq N es solo uno más, pero ilustra perfectamente a dónde vamos si nadie pone freno a esta deriva. No puede ser que una pieza de desgaste común se convierta en una operación reservada a quien puede pagar licencias y certificaciones. Esto no es progreso: es un cerrojazo encubierto al mantenimiento.

Frenos Hyundai restringidos (7)

Hyundai puede decir que busca el equilibrio, pero el equilibrio no existe cuando el usuario de a pie queda completamente bloqueado. Si la electrónica exige herramientas y protocolos razonables, perfecto. Si exige barreras prohibitivas, entonces ya no hablamos de seguridad, sino de disuasión.

Lo peor no es que esto pase: es que es solo el principio. Si cambiar unas pastillas ya es así, imagina cómo será dentro de diez años.

COMPARTE
Sobre mí

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.

COMENTARIOS

avatar
2000
  Suscribir  
Notificar de


NUESTRO EQUIPO

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Redaccion

Alejandro Delgado

Jesus Alonso

Soy un apasionado de los coches desde que era muy pequeño, colecciono miniaturas, catálogos, revistas y otros artículos relacionados, y ahora, además, disfruto escribiendo sobre lo que más me gusta aquí, en Espíritu RACER.

Javier Gutierrez

Mauro Blanco

Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.