La marca chinosueca Volvo está enviado cartas durante estos días a unos 200.000 clientes que se hicieron con un diésel de la marca entre los años 2015 y 2016. No ha habido ningún daño o incendio, pero han descubierto que con el tiempo puede haber una fuga de combustible en el vano del motor, por lo que se está realizando una llamada a revisión preventiva por motivos de seguridad.

La causa parece ser unas grietas que aparecen con el tiempo en algunas tuberías que llevan el combustible al motor debido a la alta presión que soportan. Esto conllevaría una pérdida continuada de combustible, aunque aparentemente sin riesgo de incendio. De hecho, según los responsables de Volvo, nadie ha informado de ningún incidente relacionado con este problema.

Según Annika Bjerstaf, portavoz de Volvo: “Lo que puede suceder es que el combustible pueda derramarse en el compartimiento del motor durante un largo período de tiempo”

Los vehículos afectados son los diésel fabricados entre 2015 y 2016 de los siguientes modelos: Volvo V40 Cross Country, Volvo S60 Cross Country, Volvo V60 Cross Country, Volvo V40, Volvo S60, Volvo V60, Volvo V70, Volvo XC70, Volvo S80, Volvo XC60 y Volvo XC90. La mayor parte de los modelos afectados fueron vendidos en Suecia, Reino Unido y Alemania, aunque no es de descartar que algún cliente de nuestro país reciba la carta para que realice la revisión.

El coste de esta llamada de Volvo claramente impactará en su cuenta de resultados, aunque la compañía no ha declarado la cifra concreta. Durante 2015 y 2016 Volvo ha vendido algo más de un millón de vehículos, por lo que afectaría al 20 % de su producción. Esta sería la segunda campaña de revisión de Volvo, después de que en 2004 se viesen afectados 460.000 vehículos por un problema de cableado. Malas noticias sin duda para la compañía participada por el holding chino Geely -Zhejiang Geely Holding Group-, que se unen al deterioro de la economía china y su consiguiente bajada de ventas en este país.