Cuando se habla de coches deportivos y de coche de ensueño, lo normal es que marcas como Ferrari, Aston Martin, Porsche, Lamborghini o bien Pagani o Koenigsegg, sean las primeras en salir a escena. Algo lógico, por otra parte, pues no solo cuentan con una gran historia en competición y en producción “de calle”, también destacan por grandes diseños y prestaciones que pocos pueden llegar a alcanzar.
Sin embargo, en el mundo de los deportivos hay muchos nombres más, algunos muy conocidos como Lotus, otros no tanto como BAC. Empresas cuyos productos se centran en otros apartados, no tan espectaculares como los diseños y la potencia italiana que tanto gustan a muchos aficionados. Estas marcas apuestan por otra forma de deportividad, donde la relación peso-potencia es básica en la ecuación. Son pocos los que evitan los enormes motores con grandes cifras de potencia, pero también grandes cifras de peso. ¿Sabías que cualquier Lamborghini no baja de los 1.400 o 1.500 kilos pero Lotus tiene coches que apenas llegan a 1.000?
Es evidente que un motor con mucha cilindrada, ofrece un mayo empuje y una velocidad punta superior, pero en cuanto la relación peso-potencia es favorable, las cosas se equilibran, mientras se aumentan exponencialmente las sensaciones. ¿Alguna vez habéis pensado por qué los descapotables son tan “mágicos”? Por las sensaciones. Es ahí donde radica la diferencia entre muchos deportivos.
Y es ahí donde ahonda Wells Motor Cars, una pequeña empresa de reciente creación, que ha puesto en circulación su primer automóvil tras presentarlo anteriormente en el Festival de la Velocidad de Goodwood. Se llama Wells Vertige y bajo su apariencia de deportivo clásico, se esconde un vehículo de solo 850 kilos, animado por un motor de 211 CV y 210 Nm de par, hablamos de una relación peso-potencia de 3,85 kilos por caballo. Para encontrar una relación peso-potencia que sea más favorable, hay que irse a deportivos de más de 700 CV como el Ferrari F8 Tributo, por ejemplo.
Wells Motor Cars es obra de Robin Wells, quien fundó su propia compañía para fabricar el coche de sus sueños. Una historia que se remonta a 2014, cuando estuvo buscando ese deportivo que colmara todos sus deseos, pero que nunca apareció, ningún automóvil del mercado era capaz de hacer saltar “la chispa”.
Creo que hay algo en todos nosotros que quiere crear nuestro propio automóvil. Incluso en autos de alquiler, hago una lista mental sobre cómo mejoraría la cosa. Luego, hace unos años, me propuse comprar el auto deportivo ideal, y nada me atrajo”. – Robin Wells en declaraciones a Autocar
El Wells Vertige es un deportivo clásico en todos los sentidos. La carrocería, cuyo diseño está claramente inspirado en “viejos” deportivos europeos, se fabrica con materiales compuestos y se instala en un chasis monocasco de acero, que tiene una jaula de seguridad integrada. El subchasis delantero y el trasero son estructuras tubulares, que acogen los soportes de la suspensión, que en ambos ejes recurre a un esquema de doble triángulo.
Se trata de un coche muy pequeño, con una longitud de 3.944 milímetros, una anchura de 1.752 milímetros y una altura de 1.142 milímetros. Lo indispensable para conducir y disfrutar al máximo junto a un acompañante y un mínimo equipaje.
Colocado en posición central, tras los asientos, hay un cuatro cilindros Ford atmosférico, capaz de rendir, como se ha comentado anteriormente, 210 CV a 7.300 rpm. Acoplado a este motor hay una transmisión manual de seis relaciones y, obviamente, la potencia llega al eje trasero. Alcanza los 100 km/h desde parado en 4,8 segundos y la velocidad máxima es de 225 km/h. No obstante, la magia de este coche estará, con toda seguridad, frenando muy, muy tarde y acelerando muy, muy pronto. Un matagigantes en carreteras retorcidas.
El Wells Vertige no es un coche especialmente caro, aunque tampoco es barato ni será fácil de comprar. Las primeras siete unidades están adjudicadas, que serán las que se fabriquen en lo que queda de 2021. A partir de 2022 se fabricarán 25 unidades anuales, cada una de ellas a un precio base de 45.000 libras, unos 52.415 euros.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Le han puesto el volante en el lado equivocado.