La electricidad ha permitido que muchas compañías, que nada tienen que ver con el automóvil, se adentren en una industria que podría devorarles enteros, o bien, podría darles una oportunidad de oro y hacerse grandes. El mercado del automóvil no es ni mucho menos fácil, aquí la marca que firma el producto tiene un valor y un peso que, en ocasiones, resulta vital para seguir adelante y las nuevas marcas que llegan con el coche eléctrico podrían cambiar las reglas del juego.
Se pretende que el coche eléctrico sea el futuro y no son pocos los que apostarán, sin dudarlo, por ello. Hay marcas que dejarán de lado los motores de combustión en próximos años, como DS Automobiles, que desde 2024 solo presentará nuevos modelos con motores eléctricos –dejará de vender motores de combustión en 2028–, o como Jaguar, que dará la espalda a los motores de combustión en 2025. Alfa Romeo hará lo mismo en 2027. Si podemos un ejemplo más, como podría ser Mercedes, tendremos que esperar hasta 2026 para ver como desaparecen los motores de combustión de su catálogo.
No obstante, mientras todas las marcas piensan en el paso a la electricidad, hay otros que, a pesar de ser una referencia en la electrificación, parecen ir a contracorriente. Muy a contracorriente. Rimac, uno de los mayores actores de la escena eléctrica, investiga una tecnología que no parece tener mucho sentido actualmente, pues incluye el uso de combustibles fósiles –aunque también hidrógeno–, lo que parece ser algo fuera de lugar en una compañía que se ha hecho famosa y ha generado enormes cantidades de dinero, por su tecnología eléctrica.
Según parece, se trata de una tecnología que generará electricidad mediante el uso de combustibles fósiles o hidrógeno y que, en lugar de almacenarse en una batería, será enviada directamente a los motores eléctricos. El propio Mate Rimac, en una entrevista para la revista Autocar, ha comentado algunos detalles sobre una tecnología que prescindirá directamente de las baterías, lo que debería servir para aligerar el peso de todo el conjunto –las baterías son la principal fuente de peso de los coches eléctricos–.
Entre los combustibles fósiles que se barajan están el gas licuado de petróleo o el diésel, que combinarían con nanotubos, que al calentarlos hasta alcanzar temperaturas extremas, permitirían generar electricidad para alimentar los motores. Al parecer, según el señor Rimac, ya hay una empresa que ha empezado a experimentar con esta tecnología y los primeros resultados parecen alentadores, pues prometen una eficiencia de combustible del 80%.
Sin embargo, está la cuestión de las emisiones. En 2035 no se podrán comercializar motores que tengan emisiones contaminantes, a no ser que funcionen con combustibles sintéticos, que, en teoría, permitirían alcanzar las emisiones neutras –se emite solo lo aquella cantidad que la naturaleza es capaz de absorber–, una opción que podría ser viable si tenemos en cuenta que Rimac y Porsche, uno de los principales defensores de los combustibles sintéticos, son más que socios.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS