Hay modelos que por su simple estética han pasado a la historia, ya sea para bien o para mal. Hablar del Porsche 911 y su generación 996 es hacer referencia a uno de los modelos más completos de la historia del modelo y que más críticas se ganó por su configuración, aunque por suerte, llegó a demostrar a muchos que estaban equivocados.
Bien es cierto que la variante RUF RTurbo era mucho más que un Porsche 996 potencia, si se ponía en las manos de los mejores profesionales. Este deportivo, que era prácticamente un lienzo en blanco para cualquier amante de las cuatro ruedas, tenía muchas más posibilidades de las que se plantearon inicialmente. Por ello, cuando se pusieron a plantearse los cambios a introducir no se lo pensaron dos veces y comenzaron por lo más importante: el motor. Se trata de un coche de motor trasero, el cual decidieron sustituir para equipar un bóxer de seis cilindros refrigerado por agua de Metzger, al cual sin titubear, le añadió turbocompresores KKK modificados.
Con la intención de que tuviera una entrega de potencia mucho más estable y dinámica, consideraron oportuno también trastear en la ECU y cambiar toda su lógica de gestión. Conscientes de que estos cambios podrían suponer un pequeño conflicto de intereses con el propio motor y sus vibraciones, hicieron todo lo posible para que el nuevo bóxer tuviera los soportes del motor del GT3. Y si todo esto fue poco, este nuevo motor tenía un tren de válvulas mejorado prácticamente por completo junto a un nuevo sistema VarioCam, que solucionaba los problemas más importantes de la versión original.
Desde su lanzamiento se plantearon lanzar dos configuraciones distintas. Por una parte, tenía la opción de una carrocería ancha –tipo “Turbo look”– o una opción estrecha así como dos niveles de potencia. En el caso del RUF Rturbo de 2004 del que hoy os hablamos, disponible en el especialista Andreas Wüest, se optó por la carrocería ancha y la versión del motor con 590 CV, que se enviaban directamente a las ruedas traseras mediante un cambio manual de seis relaciones. Lo que se traduce en una auténtica locura y es que este impresionante modelo tenía una capacidad de reacción propia de los deportivos modernos, aunque bien es cierto que es un tanto complicado de gestionar si se pone en manos de los más inexpertos.
Este modelo en cuestión, que nos llega ahora en un blanco metalizado perlado, cuenta con ruedas de 18 pulgadas junto a los característicos frenos cerámicos de Porsche. Con la finalidad de darle un acabado más agresivo, se rediseñó el parachoques delantero y trasero, junto a unas tomas de aire NACA. Para que sea lo más ligero posible, tenía el capó y puertas de fibra de carbono, mientras que en su interior contaba con una jaula antivuelco.
Si la versión de acceso llegaba a alcanzar los 300 km/h, imaginaos el verdadera potencial de este coche que solo tiene unos 4.000 km den el odómetro. Combinando el ritmo del GT2 junto a la precisión del GT3, todo ello pensado para hacerle frente a todos esos viajes largos en los que necesitas un coche dócil y manejable. ¿Su precio? Es todavía una incógnita, pero lo que es evidente es que económico no saldrá. Sea como fuere, se trata de uno de los coches más completos que se recuerdan en mucho tiempo y todo hace pensar que cualquier amante de Porsche se haría con él.
Alejandro Delgado
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