Desde que Domagoj Dukec está dirigiendo el camino estético de BMW, no podemos negar que ha dado tema de conversación. La imagen de la marca ha tomado un camino que no gusta a todo el mundo, y lo saben en la marca, pero como el propio jefe de diseño comentó en una entrevista con Top Gear, no buscan gustar a todo el mundo. Y eso se nota especialmente con el restyling que acaba de sufrir el BMW X7, el SAV (que no SUV) más grande, lujoso y caro de la Bayerische Motoren Werke.
El BMW X7 es el modelo más vendido de la marca en el segmento de lujo, algo que por otra parte tampoco sorprende, sobre todo cuando en otras marcas ocurre lo mismo, incluso en aquellas que tradicionalmente nunca han fabricado este tipo de coches y ahora, fabrican más SUV que otra cosa. Llámalo tendencia, llámalo postureo o llámalo como quieras, pero los SUV mandan en el mercado y las marcas los cuidan como gallinas de los huevos de oro que son. Y el BMW X7 da un paso al frente con una renovación en la que cambian muchas cosas.
Presentado en el Salón del Automóvil de Franfurt de 2017 como prototipo y luego, como modelo de producción, en 2018, pasando a producción en 2019, el X7 lleva solo tres años en el mercado, lo que supone recibir una actualización relativamente pronto. No en balde, los rivales aprietan y aunque sea un coche muy popular, es mejor no dejar las cosas al azar y como se suele decir, la mejor defensa es un buen ataque.
Muchos cambios de diseño, sobre todo en el habitáculo
Lo que más llama la atención, evidentemente, es su nueva mirada. El frontal es totalmente nuevo y completamente rompedor respecto al modelo saliente. Rompedor y arriesgado en un segmento que por lo general, siempre ha sido muy conservador. Sin embargo, aunque llame especialmente la atención, en realidad, solo cambian los faros y las formas del paragolpes, el resto es igual, es decir, calandra y capó son los mismos, aunque la calandra está retroiluminada. Los faros, la parte que más cambia del nuevo BMW X7, emplea la misma solución que ya hemos visto en otros coches, algunos de ellos de menor categoría que el X7 como el Citroën C4, el Nissan Juke o el Hyundai Kona. Esto es, separa las luces diurnas y los indicadores de dirección del grupo de iluminación principal (uno encima del otro, respectivamente). Mientras que el paragolpes cambia, principalmente, en su parte inferior al recibir nuevas tomas de aire.
El diseño lateral y el trasero son básicamente iguales, no hay cambios salvo en los pilotos, que tienen una nueva distribución de las funciones y una firma lumínica distinta. Pasa lo mismo, como siempre, con el diseño de las llantas o con los acabados, pues cada opción tiene sus propios detalles específicos.
No obstante, uno de los mayores cambios que recibe el BMW X7 lo encontramos en su habitáculo. Aquí, las cosas son muy diferentes, pues la marca desecha las soluciones anteriores y se adentra en la digitalización mucho más. Han recurrido a la misma solución que se viene empleando en muchos otros coches, como es el uso de un enorme módulo que acoge dos pantallas igual de gran tamaño para instrumentación y sistema multimedia.
Módulo que no está integrado en el salpicadero, como viene siendo tendencia, llamando mucho más la atención y ofreciendo esa imagen tecnológica que buscan muchos usuarios. Cada pantalla tiene un tamaño diferente. La instrumentación cuenta con 12,3 pulgadas, pero la dedicada al sistema multimedia llega a las 14,9 pulgadas, un tamaño que ya es considerable. Destacar también la desaparición del tradicional selector del cambio en favor de un selector circular.
Solo con microhibridación
Muchos cambios tanto dentro como fuera, pero también hay cambios que no se ven, como los que se llevan a cabo bajo el capó. El nuevo BMW X7 tendrá, en todas sus versiones, etiqueta ECO, algo que podría resultar un poco contradictorio dado el tamaño del coche y sus consumos. Pero así es, ya que todos los motores que tendrá en catálogo estarán equipados con un sistema eléctrico de 48 voltios, es decir, son todos “mild hybrid” o semihíbridos. Concretamente, un generador de arranque montado en el cigüeñal e integrado en la transmisión, que aporta 8 kW (11 CV) y 200 Nm de par, el mismo para todos los motores, la igual que la caja de cambios, la Steptronic de ocho relaciones.
El más potente será el que de vida al BMW X7 M60i xDrive, un V8 de 4.4 litros con colector de escape de bancada cruzada, tecnología M TwinPower Turbo y una potencia de 390 kW (530 CV) y un par de 750 Nm. Le sigue un gasolina de seis cilindros para el BMW X7 xDrive40i, es el mismo motor que la versión saliente pero según la marca, “cuenta con una gran cantidad de innovaciones en el proceso de combustión, el intercambio de gases, el control de las válvulas, la inyección y el sistema de encendido”. Anuncia 290 kW (390 CV) y 520 Nm de par, que puede aumentar a 540 Nm gracias al motor eléctrico. También habrá un diésel, el BMW X7 xDrive40d, otro seis cilindros pero en este caso con 250 kW (340 CV) y el mejor consumo, como cabe esperar, de todo el catálogo, pues promete medias de entre 7,6 y 8,7 litros. Nada mal para el tamaño y el peso del X7.
La fabricación del nuevo BMW X7 se llevará a cabo, como hasta ahora, en Spartanburg, en Carolina del Sur (Estados Unidos) y las ventas comenzarán en agosto de 2022 en Europa.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS