La industria de la automoción está en máxima tensión desde hace un tiempo, pues el futuro se muestra complicado y muy empedrado. Por un lado, todavía falta por saber qué ocurrirá con la prohibición de los motores de combustión para 2035 –prohibición de vender vehículos nuevos con motores de combustión, recordad– y por otro, los fabricantes tienen que adaptarse a la próxima Euro 7, que debería ponerse en marcha en 2025 para turismos y furgonetas, mientras que para vehículos pesados hará lo propio en 2027.

Dicha normativa, la Euro 7, ya ha encontrado detractores y no porque sea restrictiva, que lo es, sino porque, realmente, la inversión que habrá que llevar a cabo para la adaptación de la industria será tremendamente elevada. Según Luca de Meo, CEO de Renault, rondará entre los 20.000 y 35.000 millones de euros, nada menos. La cuestión es que esa inversión, además, afectará negativamente al precio de los coches –hasta 2.000 euros más caros– y también al desarrollo de la tecnología eléctrica, pues no resulta imposible mantener el mismo nivel de inversión en ambos apartados y como empresas, los fabricantes tendrán que dar prioridad a los productos que les ofrezcan ingresos ahora y no después.

En esta tesitura, muchos modelos actuales no tienen su futuro asegurado, sobre todo los más pequeños porque su margen de beneficio es muy reducido. Así, entre los modelos que no tienen su futuro asegurado está nada menos que el Volkswagen Polo, que se sumaría al Ford Fiesta y que se podrían ver acompañados del SEAT Ibiza y del Škoda Fabia. El Fiesta no deja el mercado por la Euro 7, dice adiós porque Ford apuesta por los SUV, pero la retirada del Polo o de sus primos es una muestra de que las cosas cambiarán mucho, quizá demasiado.

Hablamos de coches que han sido referentes en ventas durante muchos años, décadas nada menos. Es cierto que con la fiebre SUV ha provocado una caída de las ventas de este tipo de coches, pero llama la atención que algunos de los modelos más vendidos de su categoría, vean peligrar su futuro de una forma tan clara. Pero lo más llamativo, es que no serán los SUV los que acaben con ellos, será la Euro 7.

Según afirman desde la marca, confian en que se llegue a una “solución amistosa” con respecto a las polémicas que han surgido sobre la implantación de la Euro 7 –mencionadas anteriormente–, pero no de ser así, veremos como muchos coches considerados casi intocables, desaparecerán del mercado por el aumento del coste de dichos modelos y que poco tiene que ver con lo que se dice desde la Comisión Europea, que preveen un aumento de entre 100 y 150 euros por unidad –datos ofecidos por el comisario Thierry Breton–.

El caso es que según Thomas Schäfer, CEO de Volkswagen, ese coste adicional podría ser cierto para los coches más grandes, pero no para los más pequeños. En palabras del propio Schäfer “las nuevas medidas no suponen un gran problema para un Audi A6, que ya cuenta con tecnología híbrida y caja de cambios automática”, el problema es añadir esa tecnología a los coches económicos que todavía no la tienen. Eso convertiría una “tecnología moribunda” en descaradamente cara”, según declaraciones del CEO de Volkswagen.

La Euro 7 obligará, sin lugar a dudas, a hibridar al máximo todos los automóviles, porque el principal problema que esconde la normativa tiene que ver con la necesidad de que el catalizador funcione a pleno rendimiento casi desde el momento en el que se pone el moto en marcha. Algo que, como seguramente ya sabréis, no ocurre –un catalizador funciona a pleno rendimiento cuando alcanzar los 400 ºC–. El caso es que ese coste se verá repercutido en el precio y las ventas, que ya se ven afectadas por la popularidad de los SUV, se verán más influenciadas. Si los usuarios, aunque son más caros, prefieren un SUV, es evidente que a igualdad de precio, la elección es el SUV.

De todas formas, no podemos pasar por alto la presentación del Volkswagen ID.2 all, básicamente un Volkswagen Polo eléctrico, que refuerza la apuesta por la tecnología eléctrica de Volkswagen y que, supuestamente, se fabricará en Pamplona, donde, por si no lo sabías, se fabrica el Volkswagen Polo actualmente.

El Ibiza y el Fabia se verán afectados por los mismos motivos, es decir, aumento de costes, aumento de los precios y una caída todavía más acusada de las ventas. Además, al igual que el Polo, la llegada del CUPRA Urban Rebel a producción podría suponer el adiós del Ibiza, que se fabrica en Martorell, donde se montará el mencionado modelo de CUPRA. Škoda también tendrá su respectiva versión del Urban Rebell, un coche que también se fabricará en Martorell.