Cuando Gordon Murray anunció que tenía en el horno un nuevo superdeportivo con puesto de conducción central, como el mítico McLaren F1 –y como el McLaren Speedtail, no nos olvidemos–, el mundo del motor se puso patas arriba. Gordon Murray es uno de los mejores ingenieros actualmente en activo, una mente privilegiada con medios suficientes para crear un automóvil como nunca se había visto, y obviamente, así fue. El GMA T.50 es uno de los deportivos más alucinantes del mundo y su motor, uno de los últimos V12 atmosféricos y de altísimas revoluciones que veremos en el mercado, es una joya de la ingeniería.
El GMA T.50 reedita la misma receta que hizo grande al McLaren F1, detalle por detalle, o casi. Es un coche sin compromisos, diseñado para ser rápido, para ser apasionante de conducir, para transmitir las máximas sensaciones a través de algo que falta en la actual hornada de superdeportivos: pureza. ¿Y qué es la pureza? Según quien le preguntes te podrá responder una cosa u otra, pero básicamente, podemos definirlo con tres apartados: motor atmosférico, cambio manual y una intervención mínima de asistentes electrónicos.
Una máquina que todos los fanáticos del automóvil, o casi todos, sueñan con probar y que la revista Top Gear, la edición británica, ha podido probar. Y como cabe esperar, las opiniones son cualquier cosa menos neutrales. Cosas como “el mejor motor de un coche de calle de todos los tiempos”, “el deportivo más perfectamente analógico de los últimos 25 años” o “la experiencia de conducción más adictiva” son algunos ejemplos de lo que opinan en la publicación inglesa.
En Top Gear lo tienen claro, en el GMA T.50 lo único que importa es la conducción, y en eso, es uno de los mejores coches del mundo. Lo han podido comprobar durante un recorrido de 900 millas, casi 1.610 kilómetros, por las carreteras que separan Barcelona de Bilbao. Sí, efectivamente, han probado el GMA T.50 por carreteras españolas y lo puedes ver en vídeo. Muérete de envidia.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS