La fibra de carbono es uno de esos materiales que no pueden faltar en cualquier automóvil de alto nivel a día de hoy. Especialmente en el caso de los superdeportivos, este material increíblemente resistente y ligero es omnipresente en alerones, splitters, paneles completos de su carrocería o incluso en su chasis. A veces, es la nota de prensa que acompaña a su presentación la que revela de qué están constituidos estos componentes, puesto que la pintura que los cubre impide reconocer el característico aspecto de la fibra de carbono. En muchas otras ocasiones, sobre todo durante estos últimos años, basta con echar un vistazo a un modelo para saber que este oro negro del automovilismo forma parte de los ingredientes de la receta.
Si hay un nombre que en los últimos años se vincula a primer oído con los superdeportivos, ese es Koenigsegg. El fabricante escandinavo, fundado por el excéntrico Christian von Koenigsegg hace casi tres décadas, se ha centrado desde el comienzo en emplear tecnologías tan avanzadas como fuera posible para sus modelos. El Koenigsegg CC8S, el primer modelo de los suecos, contó ya con un chasis monocasco de fibra de carbono reforzada con kevlar. Desde entonces, los automóviles de este fabricante escandinavo han utilizado este material para su estructura principal.
Aunque la fibra de carbono ha sido empleada por Koenigsegg desde sus inicios en el chasis monocasco de sus modelos, solo tres automóviles han salido de su planta de Ängelhom con su carrocería sin pintar, dejando a la vista el reconocible dibujo de este material
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De entre todos ellos, tan solo tres han contado con el acabado que mencionábamos al inicio, y que deja a la vista en su carrocería el dibujo tradicional de este material. A la hora de fabricar cada uno de los componentes que lo emplean, las láminas o lienzos conformadas por las hebras de la fibra de carbono, indistinguibles de una tela, se unen entre sí sobre el molde pertinente. Para ello, y aunque existen diferentes métodos, generalmente se impregna cada lienzo en una resina epoxi, para después introducirlas en un espacio donde, gracias al vacío, se elimina cualquier burbuja que altere la forma deseada. A continuación, se somete la pieza resultante a una temperatura y una presión elevadas en un horno autoclave para que adquiera su reconocible consistencia.
Cuando no se pintan estas piezas, el epoxi transparente permite ver el dibujo que caracteriza a aquellos lienzos con los que dio comienzo el proceso, que es un entramado, si se ha dispuesto cada capa en una dirección diferente o se partía de tejidos no unidireccionales, o un conjunto de líneas paralelas, en el resto de casos. Centenares de deportivos cada año muestran este aspecto característico, al menos en algunas de sus piezas. Koenigsegg, que ya de por sí produce sus automóviles en tirada muy limitada, solo ha fabricado tres automóviles con este acabado que, en su diccionario, se denomina KND —Koenigsegg Naked Carbon—, cada una de un modelo diferente. Estos Koenigsegg Regera, Koenigsegg Jesko y Koenigsegg One:1 han tomado parte de una sesión de fotos muy especial, organizada por el propio fabricante escandinavo.
Su característica diferencial es que, en su caso, el epoxi de la capa superficial de cada uno de estos paneles ha sido lijado para aportarle un aspecto diferente al de los modelos de la competencia. Esta apariencia distintiva, descontando la influencia de los filtros tan frecuentemente utilizados antes de publicar cualquier imagen en las redes sociales, parece perceptible en las fotografías que ha facilitado la propia marca.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS