Desde que Volvo pertenece al sistema planetario que orbita alrededor del empresario Li Shufu (el de Geely), ha hecho unos anuncios cuanto menos interesantes. En 2019, ya solo se venderán Volvo con mecánicas gasolina semihíbridas, híbridas enchufables o eléctricas; las diésel se descatalogarán. En 2020 nadie morirá en sus coches. Cuando haya un accidente con un Volvo autónomo, el fabricante se hará cargo de las consecuencias. Y ahora, sabemos que en 2025 tendrán un 50% o más de ventas de eléctricos.
Si esto fuese una partida de póquer, más de un mafioso estaría sudando la gota gorda. No parecen fantasmadas, son objetivos alcanzables o que al menos se pueden perseguir. Mientras hay fabricantes que hacen sus apuestas hacia los SUV o hacia coches que nadie querrá/podrá conducir, Volvo no ha perdido el norte, además del geográfico que le corresponde por ser sueco.
El Volvo XC40 también tendrá versión híbrida enchufable, T5
En parte, el objetivo para 2025 es muy razonable, dado que en China el 20% de las ventas deberán ser eléctricas por normativa. Por otro lado, China es el primer mercado para Volvo, el año pasado más de 100.000 unidades y ya casi una de cada cuatro ventas. Si el mercado chino engorda hacia lo eléctrico, porque de lo contrario se asfixiarán cientos de millones de personas, Volvo cumplirá holgadamente con ese 20%; pujará en un mercado que será por entonces de siete millones de unidades al año.
De no ser por la electrificación masiva, Volvo tendría que recurrir al truco de convertirse en Premium/generalista, como han hecho los tres más grandes, y meterse de lleno en el segmento B y C para competir en unidades y con menores márgenes. De momento Volvo depende mucho de los SUV diésel, y sus híbridos enchufables son todavía caros, pensados hacia la parte alta de la pirámide de su clientela. Su estrategia a largo plazo no es la de vender mucho, meterse en cualquier subsegmento que sus competidores o de pelear por las cifras de potencia más gordas. Eso ha quedado para otros.
Ahora lo que tiene que hacer Volvo es lograr tener no solamente los eléctricos para que la gente los compre, sino eléctricos que la gente quiera comprar, haciéndolos deseables. Algunos fabricantes se quejan de que los eléctricos solo les suponen costes y que los clientes apenas los quieren. El éxito no tiene que ser para todos por igual, sino para los que más quieran llegar al mismo.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes). Tras haber conducido más de 400 coches aquí sigo, divulgando y aprendiendo a partes iguales sobre las cuatro ruedas. Vosotros habéis hecho que se convierta en mi pasión.COMENTARIOS