La presentación de la versión de producción del Mercedes-AMG One es, quizá, una de las más esperadas de los últimos años. Hablamos de un coche que, según su ficha técnica y todos los datos proporcionados por la marca, traslada la tecnología de la Fórmula 1, casi sin filtro, a la calle. Lo más sonado es su motor, el mismo V6 turbo híbrido del monoplaza que la marca ha usado en el campeonato, debidamente adaptado a sus nuevas exigencias, que no son pocas precisamente ni fáciles de llevar a cabo para un motor de competición.
No cabe duda que era un proyecto muy ambicioso, incluso en la propia marca han estado tentados de cancelar su desarrollo y han llegado a pensar que no andaban muy bien de la cabeza cuando dieron luz verde a su creación. Es un coche muy especial, que ha necesitado de cinco años de trabajo y algún que otro retraso en el lanzamiento para poder hacerse realidad. Sin embargo, aunque había ganas de conocer por fin la versión de producción y a pesar de las promesas de la marca, el Mercedes-AMG One ha resultado ser una pequeña decepción. O una muy grande si tenemos en cuenta el dineral que hay que tener para hacerse con una unidad.
La primera decepción que han encontrado los interesados en el modelo, tiene que ver con el peso. El coche esconde un compendio de tecnología, técnica y materiales exóticos que prometía un peso de no más de 1.400 kilos, incluso se llegó a hablar de 1.100 kilos, una auténtica pasada para un coche como este, pero para bien. Sin embargo, el peso, en orden de marcha, pero sin conductor, está en 1.695 kilos. Esto significa que pesa del orden de 300 o 400 kilos más de lo prometido, demasiada diferencia.
Además, los rivales directos, como el Ferrari SF90 Stradale, son más ligeros (1.600 kilos en el caso del Ferrari). No mucho, es cierto, pero también son más baratos en algunos casos (si en este nivel de precios esto importa algo) y han necesitado menos tiempo de desarrollo. El que más destaca por peso es el Aston Martin Valkyrie, que monta un V12 atmosférico de 6,5 litros junto a un motor eléctrico, anunciado una cifra de peso que no llega a 1.100 kilos. El Koenigsegg Jesko, otro coche que podríamos considerar como un rival directo, pesa 1.400 kilos y tiene 1.600 CV, aunque también es cierto que no cuenta con electrificación como los antes mencionados (y es mucho más caro que el Mercedes).
Esto, como cabe esperar, afecta negativamente al rendimiento. Por ejemplo, el 0 a 200 km/h se hace en 7,1 segundos, una cifra espectacular se mire por donde se mire, pero Mercedes había prometido menos de 6 segundos. Nuevamente, el Ferrari SF90 Stradale le supera, con un tiempo de 6,7 segundos en el mismo ejercicio. En el 0 a 100 km/h también es más lento que el SF90 Stradale, que lo hace en 2,5 segundos, perdiendo también frente a McLaren 765LT, que necesita 2,8 segundos. Sí, la diferencia con este último es nimia, el Mercedes-AMG One completa el sprint hasta los 100 km/h en 2,9 segundos, pero el McLaren tiene cerca de 300 CV menos y es alrededor de dos millones de euros más barato.
Sin embargo, lo más espectacular de todo, pero en este caso para mal, es el mantenimiento. No podemos olvidar que Mercedes dijo que habría que hacer un mantenimiento muy profundo del motor a los 50.000 kilómetros, pues básicamente es el propulsor del monoplaza de Fórmula 1 adaptado a su empleo en vías públicas y eso, al final, tiene un coste. Si todo va bien y se ha hecho un uso del coche cuidadoso, se han respetado las temperaturas, no se han dado acelerones en vacío sin sentido (algo muy común, por desgracia) y se han usado los líquidos que la marca recomienda, todo será muy caro, pero algo normal es un coche como este. Sin embargo, en caso de tener que hacer un cambio del propulsor o un trabajo muy profundo, el precio puede llegar, nada menos, que a 850.000 euros. Además, hay que llevar el coche a una revisión periódica cada 5.000 kilómetros.
Es evidente que esto no será un problema, ya que todos los Mercedes-AMG One acabarán en una colección sin apenas recorrer kilómetros y serán presa de la especulación. Pocas unidades tendrán un uso lo suficientemente largo y exigente como para tener que hacer una revisión periódica cada dos o tres años.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS