El ser humano, por definición, siempre ha intentado superarse a sí mismo en todo. 200 mph pueden parecer algo relativamente normal a día de hoy, pero en su época era un hito que pocos podían alcanzar, esos 321 km/h se hacían un reto inalcanzable para muchos. Pero hoy, el Aston Martin Bulldog logra su objetivo de velocidad 40 años después gracias a una restauración exhaustiva y algo de tecnología actual.
La compañía británica solo construyó un prototipo y esperaba alcanzar con holgura los 321 km/h en la década de los setenta, pero solo logró 307 km/h en 1979, a pesar de que su objetivo era alcanzar los 380 km/h. El proyecto fue cancelado después de comprobar que no rendía lo esperado y que iba a salir caro alcanzar esa mítica meta.
Aston Martin originalmente esperaba producir de 15 a 20 unidades del Bulldog, pero finalmente, el primero y el único que fabricaron hizo su aparición pública en 1979. El nombre se lo debe al Bulldog escocés de la aviación que volaba el director general de Aston Martin en ese momento, Alan Curtis. El objetivo del Bulldog era mostrar las capacidades de las nuevas instalaciones de ingeniería de la empresa en Newport Pagnell, pero la compañía también perseguía el récord de vehículo de producción más rápido.
Su debut oficial fue en marzo de 1980 y Aston Martin se aseguró de que fuera un diseño llamativo con su icónica forma de cuña. Similar al Lamborghini Countach o al Lotus Esprit, pero con líneas y curvas más nítidas y puntiagudas. El interior del Bulldog era igual de extravagante, con molduras de nogal, tapicería a la carta y muchos botones LED, similar a lo que se usó en el Lagonda. Los faros delanteros están montados en el centro y ocultos, mientras que las puertas de alas de gaviota hacen que el concepto sea aún más llamativo.
En 1981, Victor Gauntlett se convirtió en presidente de la empresa, y al revisar el proyecto Bulldog, observó que acabaría convirtiéndose en un proyecto excesivamente caro para la compañía, por lo que acabó archivándolo. El automóvil pasó por varios propietarios, primero fue a manos de un coleccionista del Medio Oriente y después se vendió en Gran Bretaña en 2020 para acabar en manos de un coleccionista de Estados Unidos. La restauración tuvo lugar en el Reino Unido bajo la dirección de Richard Gauntlett, el hijo de Victor.
Debajo del capó hay un motor Aston Martin V8 biturbo de 5,3 litros, que estaba orientado a producir 608 CV, pero que era capaz de entregar 710 CV en el banco de pruebas. Aston Martin, en el momento de su lanzamiento, afirmó que el Bulldog tendría una velocidad máxima de 380 km/h, pero finalmente sólo alcanzó los 307 km/h. Su motor explotó después de que su propietario de Oriente Medio lo llevara a conducir por primera vez, por lo que necesitaba una reconstrucción completa como parte de su restauración.
La reconstrucción del automóvil se completó en noviembre de 2021 y como era de esperar, lo llevaron a comprobar de lo que era capaz, alcanzando una discreta velocidad máxima de 260 km/h. Pero eso obviamente no fue suficiente para el nuevo propietario, Phillip Sarofim, y Classic Motor Cars de Bridgnorth en el Reino Unido, se ofreció a restaurar el Bulldog. Todavía albergaban la ambición de llevar el automóvil hasta 321 km/h, aunque no había intención de llevar al límite el Bulldog para alcanzar los 380 km/h que Aston Martin siempre afirmó que el automóvil podría alcanzar.
Darren Turner, piloto oficial de Aston Martin que ganó las prestigiosas 24 Horas de Le Mans en su clase tres veces, pudo llevar el automóvil a una velocidad máxima de 283 km/h en 2021, pero aún tenían la espina clavada de los 321 km/h. Por lo tanto, se necesitaron cientos de horas de prueba y afinar el coche para garantizar que alcanzara su meta. Una de las mejoras llevadas a cabo, fue la instalación de un moderno sistema de inyección de combustible, una transmisión más robusta y un nuevo sistema de elevación del morro. El objetivo era aumentar la potencia del V8 a 650 CV, manteniendo la integridad del coche y manteniéndolo lo más original posible.
El proyecto nunca tuvo la oportunidad de despegar, dada su rápida cancelación, y este equipo de apasionados seguían con su objetivo de alcanzar lo que Aston Martin no terminó. Afortunadamente, para el equipo que restauró el automóvil, el Bulldog estaba prácticamente intacto cuando Classic Motor Cars lo tuvo en sus manos y pudieron reconstruir el motor original, aunque ya no cubicaba 5,3 litros, se le llevó hasta los 5,7 litros para intentar alcanzar su meta. Los turbocompresores Garrett se trararon a un soplado de 0,9 bar, y Classic Motor Cars afirmó que era seguro mantener 660 CV, con potencial para alcanzar 862 CV, pero su dinamómetro no podía medir más potencia.
El Bulldog nunca pareció pasarlo mal cuando Turner le hizo alcanzar los 321 km/h, de hecho pudo alcanzar una velocidad máxima de 330 km/h, con condiciones perfectas para su prueba de alta velocidad. Esto demostraba la calidad del trabajo de Classic Motor Cars, y nos hace plantearnos si la historia hubiera sido otra si en su día, Aston Martin, hubiera seguido con el proyecto. Está claro que si siguieran poniendo empeño en el proyecto, acabaría alcanzando esos 380 km/h, pero tras tanto trabajo y con solo una unidad fabricada, ¿quién seguiría arriesgándose a estrellarlo o desintegrar su motor?
Francisco Javier Rodriguez
En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.COMENTARIOS