Jean-Philippe Imparato debe estar regodeándose en su despacho. Primero, logró que la marca fuera rentable antes de lo previsto y después, se ha logrado que las ventas de la marca comiencen a despuntar. Según la marca, las ventas en España se han incrementado un 65%, al tiempo que la cuota de mercado alcanza el 2,3% del segmento premium. Son cifras esperanzadoras, pero para lograrlas, han necesitado ofrecer un SUV compacto, es decir, han necesitado ofrecer un coche que está lejos del espíritu de Alfa Romeo.
En realidad, el espíritu de Alfa Romeo será un sacrificio más, el mayor de todos, pues ya se ha informado desde la marca que su deportividad menguará, en busca de un mayor volumen de ventas. Dejarán de ser la marca deportiva que ha sido siempre, para volverse “uno más”. Sí, 110 años de historia al carajo, pero recordemos, las marcas de coches son empresas que viven de vender sus productos, si no hay ventas, no hay empresa, para salir adelante hay que hacer sacrificios y la deportividad, a veces, no significa buenos resultados.
Teóricamente, el diseño típico de Alfa Romeo se mantendrá como su principal seña de identidad, pero el talante de sus coches no será tan dinámico y deportivo como hasta ahora. ¿Será un problema? Pues no, en realidad no, porque cualquier Alfa Romeo de los últimos 30 años, representaba el coche “para todos” que la marca dice que ofrecerá a partir de ahora, ninguno de sus coches producidos en grandes series ha sido altamente deportivo, solo han tenido un tacto y un comportamiento ligeramente más directo que el resto de rivales, algo que se mantendrá.
Sin embargo, lo que sí está en duda será la presencia de coches como el Alfa Romeo 4C, que acaba de cumplir 10 años, aunque parece que fue ayer cuando se lanzó al mercado. Sabemos que la marca contará con modelos deportivos y de tirada limitada, al menos así lo ha confirmado el propio Imparato y así lo afirman los rumores, pero todavía no sabemos hasta donde llegará, si llega, este futuro modelo y si contará con una producción limitada –todo parece apuntar hacia ese posible–. Se dice que podría recibir el nombre de Duetto, en homenaje al mítico Alfa Duetto de los 60, algo que nos hace pensar en un modelo menos radical que el Alfa Romeo 4C.
El Alfa Romeo 4C apareció en 2013, se presentó oficialmente durante el salón del automóvil de Ginebra y llegaba tras el lanzamiento del Alfa Romeo 8C, un coche que dejó una enorme huella por su espectacular diseño. El 4C pretendía ofrecer la misma imagen arrebatadora, pero con un toque más pasional si cabe, gracias a una concepción centrada casi en exclusiva en la deportividad y las sensaciones, y menos en el lujo y la representación, como ocurría con el 8C Competizione. Y además, apostaba por soluciones muy exclusivas y poco vistas en la categoría en la que militaba: chasis de fibra de carbono, motor trasero central turboalimentado, cambio automático de doble embrague –en seco–…
Si todo esto no te dice nada, quizá sus cifras de peso sean más interesantes. El chasis pesaba solo 107 kilos, lo que permitía, mediante cosas como la ausencia de dirección asistida o un motor de cuatro cilindros de 1.750 centímetros cúbicos, mantener el peso por debajo de los 1.000 kilos –en seco, en orden de marcha eran 1.040 kilos–. Pensar el algo así actualmente, es más propio de soñar desspierto incluso en una categoría como esta. Pero no solo esto, destaca también que su centro de gravedad estaba siete centímetros más bajo que el de un Lotus Elise y esto es decir mucho. Por otro lado, el cuatro cilindros turbo rendía 240 CV y 350 Nm de par –relación peso-potencia de 4,33 kilos por caballo–.
El Alfa Romeo 4C fue un coche creado desde cero, solo se compartía con otros modelos el motor, algunos elementos del chasis y los difernetes mandos del habitáculo –procedentes del banco de órganos de FIAT–, lo que, sumado a su exclusividad y su chasis de fibra de carbono, hicieron que fuera un coche muy caro. No tuvo el éxito esperado, aunque las críticas fueron buenas. Es evidente que el hecho de ser un Alfa influyó en el devenir del modelo, porque el Alpine A110, que presenta un concepto similar, aunque algo menos radical, es un coche de culto y el 4C no lo es –o al menos, todavía no lo es–.
Así pues, mientras que el radical Alfa Romeo 4C va camino del purgatorio –así se le denomina en el mundillo al paso previo a convertirse en clásico–, la firma busca un lavado de imagen que les permita entrar en la era eléctrica con toda la fuerza que necesitan. No obstante, antes de que eso ocurra, pondrán en circulación un modelo pasional, que servirá para despedir el motor de combustión y para demostrar las posibilidades de la marca y su potencial de futuro, aunque no será como el Alfa Romeo 4C.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS