Como ya os hemos contado en algunos coches del día, la época de finales de los 80 y principios de los 90 quizás fue la época dorada de los superdeportivos. Entre ellos, destaca una lucha muy particular con la máquina que os traemos hoy: el Porsche 959. ¿Quién era su principal rival? Otro superdeportivo de raza, el Ferrari F40.
Este Porsche nació para competir en el Grupo B de rallies de mediados de los 80. Por aquel entonces, la FIA obligaba a comercializar al menos 200 unidades para poder inscribir el modelo en el campeonato, así que los alemanes comenzaron a trabajar en el prototipo, y nació lo que estáis viendo aquí: uno de los superdeportivos más especiales de todos los tiempos.
El motor que le da vida es un seis cilindros bóxer situado por detrás del eje trasero, con dos turbos en serie -el primero hasta 4.500 revoluciones, después entraba el segundo-, 2.850 cm3 y 450 CV de potencia. Con sus 1.450 kg conseguía acelerar hasta 100 km/h desde parado en tan solo 3,8 segundos, y continuar hasta una velocidad máxima de 317 km/h.
Disponía de tracción a las cuatro ruedas, con diferencial central de acoplamiento viscoso controlado electrónicamente, con reparto 40:60 y suspensión electrónica de altura regulable, algo muy novedoso en aquella época.
Mientras se terminaba el desarrollo, la FIA cambió las reglas para entrar a competir al grupo B, y eso descartaba al 959 para competir en rallies, aunque sí lo llevaron al París-Dakar para demostrar su fortaleza. Debido al avance del proyecto, Porsche decidió seguir adelante y lanzarlo comercialmente en 1986, vendiendo en un abrir y cerrar de ojos las 200 unidades programadas en principio, llegando al mercado 337 modelos a un precio de unos 40 millones de pesetas en nuestro país; aquí solo llegó una docena.
Uno de esos coches nacionales fue muy célebre, como el del rey emérito D. Juan Carlos I. Portaba la matrícula M-6666-JC, fue uno de sus coches favoritos. Con él tuvo un accidente leve cerca de Baqueira Beret, sin consecuencias, tal y como contó ABC en su día.
Fue un vehículo muy especial con el que Porsche comenzaría a competir en la gran liga de los superdeportivos.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS