El coche de hoy es uno de esos Gran Turismo que te deja con la boca abierta cuando lo ves al natural: el Porsche 928. Esta era la visión del fabricante de Stuttgart de cómo debía ser un GT deportivo, y no lo hicieron demasiado mal, ya que aparte de ser el Porsche más caro que habían fabricado hasta la fecha, lograron vender más de 60.000 unidades.
En el año 1978, cuando nació este coche, la crisis del petróleo obligaba a los fabricantes a realizar vehículos con menor consumo, y este fantástico Porsche no iba a ser menos: las puertas, el spoiler delantero y el capó del motor son de aluminio en lugar de chapa de acero. Además, detrás de los paragolpes de plástico se encontraban perfiles de aluminio que soportaban impactos de hasta 8 km/h sin sufrir daños.
En cuanto a la planta motriz, resultaba ser novedad en Porsche, ya que equipaba un motor V8 refrigerado por agua situado en posición central-delantera, algo inusual en la tradición del 911 que tenía la marca. No solo la ubicación del motor era diferente: la caja de cambios se situaba en el eje trasero, lo que normalmente se llama transaxle. El motor que equipó al principio de su vida comercial era de 4,5 litros, rindiendo 240 CV. Posteriormente llegarían actualizaciones, llegando a los 5,4 litros del GTS con 350 CV.
El eje trasero del 928 fue una novedad absoluta. La característica principal de esta suspensión con dobles trapecios (también llamada eje Weissach) era su capacidad estabilizadora de la convergencia. Su efecto era prácticamente como el de una dirección de rueda trasera pasiva, teniendo convergencia positiva en apoyo, logrando un comportamiento más dinámico en curvas y anulando el subviraje. Otra novedad eran sus faros escamoteables o pop-up: se abrían eléctricamente hacia arriba y adelante cuando se conectaban.
Hubo diversas variantes a lo largo de su vida. La original, desde 1978 a 1982, equipaba el motor 4.5 con 240 CV. En 1980 aparecía la versión 928 S, que llegaría hasta 1986, equipando un motor 4.7 de 300 CV. Ya en 1987 apareció la versión 928 S4, cuya vida comercial llegaría hasta 1991, equipando un motor 5.0 de 320 CV, culminando en el 928 GTS de 5,4 litros y 350 CV.
En estas variantes también hubo cambios estéticos, sobre todo en las luces traseras. Personalmente, me gustaban mucho más las del original, tenían más carácter y se diferenciaban del resto de vehículos del mercado. Sin duda, un vehículo muy especial que merecería un espacio en nuestro garaje perfecto.
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Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.Cada mucho tiempo veo alguno. Recorre por mi cuerpo un escalofrío de grado BMW Z3 Coupé (divisoria para modelos que a bien tengo custodiados como ejemplificantes de transgresión en algún sentido).
Eres de los míos… El hermano de un colega tiene un Z3 Coupé traído de Alemania… La primera vez que lo vi (hará unos 15 años) me fascinó. Y el 928, hace poco menos de un año, un chaval que lo tiene como oro en paño, me llevó a dar una vuelta en un S4… Vaya sonido!
¡Vaya dicha la mía!
Al poco de mentar al Z3 Coupé, coincidí con una unidad M, de color negro, muy soberbia ella coronando la zona alta de un transportador-remolque y anteayer, sin ir más lejos, me la crucé en movimiento por la misma zona.
Las ruedacas traseras y los pares de escape, delataban un dominio absoluto sobre los conductores de los SUV más prepotentes del instante. ¡Menudo cuadro!
Cuando algo se diseñadise tal perfección, que pasan los años y sigue gustando. Se podría calificar como obra de arte. Hay pocos coches de los que se puede decir eso. Totalmente atemporal.