Nuestro protagonista de hoy, el Mitsubishi Space Star 1.6 16v, corresponde al primer lavado de cara que se hizo de la primera generación. Este subcompacto monovolumen se fabricó entre los años 1998-2005, realizándose su primera renovación en 2002.
Además de este motor 1.6 de gasolina se ofrecía con dos mecánicas más de este combustible, con cilindradas de 1,3 y 1,8 litros, además de otra movida por gasóleo, de 1,9 litros. Se fabricó en los Países Bajos en NEDCAR, y se vendió principalmente en Europa. Sustituyó al modelo Space Runner, y entre sus competidores tenía al Citroën Xsara Picasso o al Renault Mégane Scenic, por citar un par de ejemplos.
A principios de siglo la gama de Mitsubishi en España no era precisamente amplia, dominada por un producto tan bueno como el Montero. El Space Star se diseñó para un potencial cliente familiar, con un amplio espacio interior para sus recortadas medidas exteriores (4.050 mm de largo, 1.715 mm de ancho y 1.515 mm de alto). Aunque estaba homologado para cinco plazas, solamente iban cómodos cuatro ocupantes.
El maletero contaba con una capacidad bastante aceptable (370 litros), ampliables hasta los 450 litros si hacíamos uso del desplazamiento longitudinal de la banqueta trasera, y hasta los 1.370 litros si abatíamos el respaldo de los asientos traseros.
Para ofrecer un precio competitivo -unos 18.000 euros de hoy- se dio prioridad a la economía de los materiales empleados en su interior, con el uso y casi abuso de plásticos duros, sin ofrecer un equipamiento abundante
La instrumentación ofrecía la información mínima e imprescindible; al menos el puesto de conducción era cómodo. Los pasajeros delanteros contaban con doble airbag frontal y lateral, ABS, EBD, cinturones con pretensores dotados de limitador de fuerza, cierre centralizado, elevalunas y retrovisores eléctricos, aire acondicionado… Como carencias importantes destacar la falta de los controles de estabilidad (ESP) y de tracción, ni siquiera como opción, o la regulación del volante solo en altura, aparte de estar demasiado inclinado.
Una vez en marcha la comodidad era la nota dominante. Su elaborada suspensión (McPherson en el eje delantero y multibrazo con paralelos deformables detrás), complementada con barra estabilizadora en ambos ejes, resultaba efectiva. Conjugaba confort y comodidad para los pasajeros con la efectividad, absorbiendo bien los baches, aunque con un tarado de amortiguación bastante blando, lo que provocaba un notable balanceo de la carrocería en las curvas.
La insonorización estaba bastante conseguida, y los frenos eran de disco en ambos ejes ventilados los delanteros, sobrados para los menos de 1.200 kg que pesaba. El tacto del pedal resultaba algo esponjoso.
Podíamos criticar la ausencia del ESP y control de tracción, ni siquiera como opción, argumentando su ligereza de peso, aunque la razón de fondo era el elevado precio de la opción, lo que encarecería bastante el precio final
Uno de los elementos más interesantes del Space Star era sin duda su propulsor, situado en posición delantera transversal. Su bloque era de cuatro cilindros en línea, fabricado en hierro fundido, con 1.584 cm3 de cilindrada. Entregaba 98 CV a 5.000 RPM y 150 Nm de par máximo a 4.000 RPM. La culata era de aluminio, con un solo árbol de levas en la misma, 16 válvulas y con alimentación por inyección indirecta.
La potencia se transmitía a las ruedas delanteras a través de una caja de cambios manual de cinco relaciones, con unos desarrollos tirando a largos sobre todo en las últimas dos marchas. Si queríamos sacar rendimiento al motor se necesitaba hacer un uso intensivo de la palanca de cambios, que por cierto resultaba algo lenta en su accionamiento. Las prestaciones eran bastante buenas, acordes a la potencia ofrecida por el motor, con una velocidad máxima de unos 180 km/h, necesitando alrededor de 12 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado.
Respecto a los consumos, los mismos variaban bastante dependiendo de la alegría con la que pisábamos el acelerador. Por vías rápidas, a bajo régimen se conformaba con 6 l/100 km, superando los 9 l/100 km en ciudad, y si queríamos aprovechar su potencial por carreteras de montaña en al parte alta del cuentavueltas se podían superar sin problemas los 10 l/100 km.
En resumen, un pequeño y polivalente monovolumen adecuado para todo tipo de usuarios, cómodo de utilizar en ciudad por su contenido tamaño y su efectiva dirección asistida, con la posibilidad de elegir entre mecánicas de gasolina o de gasóleo, a gusto del conductor.
Su polivalencia de uso se reflejaba en su modularidad interior y su capacidad para defenderse con gran dignidad tanto en ciudad como en carreteras abiertas, con un elevado grado de confort y dinamismo. En la generación actual es más pequeño, 3.710 mm de largo, siendo un urbanita del segmento A+/B-. En realidad el nuevo modelo se bautizó como Mirage, pero para Europa se le puso una denominación que ya nos sonaba de algo.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Cierto es q son casi indestructibles, mi prima jubiló uno hace unos meses e iba bastante bien, teniendo en cuenta el trato que ella le dio no sé ni cómo rodaba…
Debe ser un coche irrompible, los que quedan por ahí están impecables aunque se vea que tienen tute encima.