Si alguna vez te has imaginado un Ferrari 550 Maranello más radical, más puro y con todo el carácter de un V12 sin filtros, el Veloce12 Barchetta es justo eso. No es un coche para lucirse en cualquier evento de famosillos ni para ir de postureo por la playa de Marbella; es un coche que exige concentración, respeto y muchas ganas de conducir. Sí, Touring Superleggera ha cogido un 550 de los 90 y lo ha transformado por completo a base de fibra de carbono por aquí, curvas remodeladas por allá y un escape que habla por sí solo. Cada detalle tiene sentido, no hay nada dejado al azar.
La idea del Barchetta es sencilla: quitar el techo, conservar la esencia del 550 y mejorar todo lo que se pueda sin cargarse lo que hace especial al coche. Se fabricarán solo 30 unidades, y cada una se transformará a mano desde un 550 Maranello de serie usando refuerzos estructurales en fibra de carbono que mantienen la rigidez y la precisión al límite. Es un coche que combina velocidad, reactividad y tradición mecánica italiana de principio a fin.
No se trata solo de un cambio estético, porque el motor, los frenos, la suspensión y la transmisión han recibido ajustes serios. El V12 atmosférico de 5,5 litros ahora rinde 503 CV y 568 Nm de par, más que el 550 original, y sigue conjugándose con una caja manual de seis velocidades que hace que cambiar de marchas sea un placer mayor que el del chocolate Valor.
Todo está pensado para que el conductor sienta cada reacción del coche. Desde la posición del volante hasta la respuesta de los pedales, todo transmite información sin intermediarios electrónicos. Nada de filtros, nada de asistencias chorra que edulcoren la experiencia: es mecánica pura, inmediata y brutal, lista para quien disfruta de conducir de verdad. Es un Ferrari.
Subirse a esta Barchetta es lo que se esperaba de un deportivo de categoría en los 90: el aire te da en la cara, el motor ruge a su antojo y todo lo que existe entre tú y la carretera, una carretera mediterránea, es pura mecánica y concentración. No hay pijadas que empañen la experiencia. Es un coche para frikis del motor que saben lo que quieren, que pueden pagarlo, y que entienden que cada curva y cada recta cuentan.
Del 550 al Veloce12
La metamorfosis comienza con la carrocería y el chasis. Touring ha reforzado todo con fibra de carbono, manteniendo la rigidez torsional y al mismo tiempo reduciendo peso donde se podía. La suspensión adaptativa TracTive reacciona en 6-10 milisegundos, y ajusta dureza y comportamiento al instante, desde confort hasta agresividad total, mientras que los frenos Brembo aseguran que los 503 CV tengan un modo de pararse. Todo esto hace que la experiencia de conducir un GT descapotable de más de 5 metros sea precisa, directa y fiel a lo que debería ser.
Cada Barchetta es única. La pintura, el cuero y los acabados interiores se personalizan al milímetro: piel y Alcantara, relojes analógicos (¡como debe ser!), detalles en oro rosa o aluminio, y una sensación de lujo artesanal que no se vende ni en tiendas pijas de Milán. Touring ha querido que el coche sea una obra de arte en la que el conductor se sienta protagonista, no un accesorio más. Cada volante, cada palanca, cada botón ha sido pensado para que la experiencia sea completa.
El motor no solo es más potente: también respira y suena de manera diferente gracias al escape Supersprint, que libera todo el carácter del V12 sin comprometer la fiabilidad. La aceleración sigue siendo brutal: 0-100 km/h en 4,4 segundos y punta cercana a los 320 km/h, pero lo mejor no son los números, sino cómo cada curva y cada cambio de marcha son exactos y naturales, un lujo que los GT modernos con asistencias electrónicas han olvidado.
La relación entre coche y conductor es directa. No hay mediadores digitales que suavicen la información, no hay modos de conducción que escondan la mecánica, y gracias a Dios, no hay altavoces emulando un sonido V12. Lo que sí que hay es el motor, el chasis, la suspensión y tus manos, cabeza y oídos. Si sabes apreciarlo, es mucho más satisfactorio que cualquier cifra de aceleración. Por así decirlo, este coche es como un buen vino.

Fluidez y propósito
Matteo Gentile, jefe de diseño de Touring, buscó inspiración en el tiburón blanco para desarrollar las líneas fluidas, la aerodinámica agresiva y una sensación de movimiento incluso parado. La carrocería es completamente artesanal y esculpida en fibra de carbono con tolerancias de apenas 2 mm, y combina eficiencia aerodinámica con elegancia clásica. Cada curva, cada entrada de aire, cada difusor tiene su función: no hay adornos gratuitos ni modas pasajeras.
El frontal mantiene la esencia GT mientras que la trasera es musculosa y corta, con difusores y salidas de escape integradas. Las llantas forjadas de 21 pulgadas y los neumáticos específicos para el coche permiten que los frenos carbocerámicos Brembo rindan al máximo. Todo el conjunto transmite seguridad, precisión y potencia contenida, incluso cuando el conductor se atreve a exigirlo todo.
El habitáculo es un ejemplo de minimalismo bien aplicado: piel, Alcantara, relojes analógicos y mandos simples. Todo está colocado para facilitar la conducción y la concentración. Ni pantallas ni botones inútiles. Todo elemento tiene un propósito, desde la ergonomía de los asientos hasta la resistencia de cada interruptor.
La experiencia de Barchetta aumenta la sensación de velocidad y exposición. Viento, sol y sonido del V12 te envuelven, creando un vínculo único entre piloto y máquina. Es un GT clásico reinterpretado, pero sin concesiones: si quieres comodidad moderna, este coche no es para ti.
Pura mecánica
El Veloce12 combina un peso contenido de 1.200 kilos, una distribución de 50:50 y una suspensión adaptativa para generar un comportamiento dinámico excepcional. Cada curva, cada frenada y cada aceleración son más naturales que el Danone sin azúcar, sin la sensación de “asistencias” que suavicen el coche. La rigidez torsional y los refuerzos de fibra de carbono hacen que el coche sea preciso y seguro incluso en conducción extrema.
El motor V12 atmosférico sigue siendo noble, pero ahora responde con más contundencia. La transmisión manual permite cambios de marcha precisos y directos, y el escape Supersprint completa la experiencia con un rugido que obliga a sonreír a cada aceleración. Es un coche que premia la técnica y castiga la improvisación: cada curva exige concentración y recompensa la precisión.
La combinación de chasis reforzado, suspensión avanzada y frenos potentes transforma la experiencia de un 550 Maranello en algo más radical: puedes atacar curvas a ritmos imposibles en el 96, pero con control absoluto y sensación de seguridad. La electrónica se limita a lo imprescindible; aquí, el protagonista eres tú y el V12.
Todo esto convierte al Veloce12 Barchetta en un restomod con personalidad en el que no hay que escoger entre lujo, potencia y artesanía porque todo está equilibrado para que el conductor lo disfrute sin filtros. Cada detalle mecánico y estético ha sido pensado para ser funcional, duradero y emocionante.
Exclusividad y legado
Solo van a manufacturarse 30 unidades, cada una por más de 5.000 horas de trabajo artesanal y con un precio base de 690.000 €, sin incluir coche donante ni impuestos. La escasez y el cuidado en cada detalle garantizan que cada coche será único y completamente distinto al resto. No es un coche para coleccionistas que solo quieren un número de serie: es un coche para quienes valoran ingeniería, diseño y emoción pura. Efectivamente, este es el tipo de coche que los Justin Bieber de la vida no tendrían jamás.
Touring Superleggera arrancó en 1926, se estrelló en 1966 y renació en 2006 combinando tradición con innovación, y el Veloce12 Barchetta es un ejemplo perfecto de cómo la marca ha mantenido su filosofía de coachbuilding mediante coches únicos con ingeniería seria, artesanía precisa y diseño con intención. Markus Tellenbach ha logrado unir historia y modernidad en un restomod que no parece un híbrido extraño, sino una evolución natural del 550.
Comparado con el Ferrari 550 original, el Veloce12 no solo mejora cifras de potencia, frenos y rigidez, sino que transforma la experiencia de conducción para bien. Cada curva, aceleración y frenada son más precisas, más informativas y más excitantes. No es un coche fácil, pero recompensa al que se atreve a entenderlo y manejarlo con respeto.
El Touring Superleggera Veloce12 Barchetta es un restomod extremo que demuestra que todavía se puede hacer mecánica pura, diseño italiano y artesanía contemporánea sin perder esencia. Es para frikis del motor, coleccionistas que buscan alma, y cualquiera que quiera sentir el V12, la carretera y la historia en cada curva.
Jose Manuel Miana
Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.COMENTARIOS