Coche del día: Volkswagen Santana LX 1.8 (B2)

Coche del día: Volkswagen Santana LX 1.8 (B2)

Su precio y su equipamiento no dejaron que se ganara el favor del público


Tiempo de lectura: 4 min.

El Volkswagen Santana LX1.8 es un coche que no llamaba especialmente la atención, hasta que se conducía. No tenía un diseño llamativo, ni tampoco contaba con soluciones de vanguardia o un motor de elevadas prestaciones, pero una vez te ponías al volante, el coche convencía desde el primer momento. Pero lo hacía porque todo funcionaba como se esperaba que lo hiciera, porque era fácil de conducir y porque, en definitiva, resultaba un conjunto, como se suele decir, redondo, en todos los sentidos.

La carrocería sedán siempre ha tenido un tirón comercial importante en determinados países, como España, aunque la hegemonía de los SUV casi erradicó su presencia en las tiendas. Ha sido la única vez que su potencial de ventas ha disminuido, pues a finales de los 70 e inicios de los 80, por ejemplo, se lanzaron algunos de los sedanes más populares y recordados, como el Renault 18, el Ford Sierra, el SEAT 131… Coches que se convirtieron en objeto de deseo para muchos y mantuvieron viva la imagen y la esencia del sedán “de toda la vida” y que sirvieron de base para todo lo que vendría después, como el Peugeot 405 o el Opel Vectra.

Fue entonces cuando apareció el Volkswagen Santana, un coche que, básicamente, era un Passat “con culo”, es decir, una variante de carrocería del Volkswagen Passat B2, al que se añadió un maletero separado y se le llamó, al menos en Europa, Volkswagen Santana. También se le conoció como Volkswagen Quantum –Estados Unidos–, Volkswagen Corsar –México– y hasta Nissan Santana en Japón, una forma que tuvo la firma nipona de ofrecer modelos alemanes sin las altas tasas de importación. El objetivo del Santana era colocarse como un modelo por encima del Passat sin demasiada inversión.

A España, el Volkswagen Santana apareció a finales de 1981, pero, a pesar del tirón comercial que tenían los tres volúmenes, nunca contó con un elevado nivel de ventas. Y había motivos para ello. Por un lado estaba el precio. El Volkswagen Santana LX 1.8 costaba 1.887.669 pesetas, mientras que, por ejemplo, un Citroën BX 16 TRS se situaba en 1.630.713 pesetas, un Renault 18 GTS costaba 1.611.561 pesetas y por poner un ejemplo más, un Opel Ascona LS 1.6 S costaba 1.636.367 pesetas. Obviamente, también era más caro que el Passat, concretamente 190.000 pesetas, que en 1981 era una cantidad respetable.

El Volkswagen Santana, al igual que el Passat del que derivaba, ya encarnaba, en los años 80, la idea que se tendría después de Volkswagen: soluciones que funcionan sin complejidades, diseños sobrios y conservadores, funcionamiento homogéneo y cumplidor, buenos ajustes…

Volkswagen Santana 1 8 LX

Si esto no es suficiente para justificar la poca demanda del modelo alemán, entonces, conviene saber que no tenía elevalunas eléctricos, tampoco tenía cierre centralizado, ni aire acondicionado, tampoco montaba ABS, ni dirección asistida, ni regulación del volante, faltaba el segundo espejo exterior… Cosas que, en mayor o menos medida, sí tenían algunos de sus rivales aun siendo más baratos. El Santana LX 1.8 destacaba en otros apartados, cierto, como la calidad de materiales y ajustes, en funcionamiento general del motor, los frenos y la transmisión y hasta los consumos, bastante ajustados, pero son cosas que no siempre aprecia el usuario medio.

También faltaba algo de potencia. El motor, un cuatro cilindros de 1.781 centímetros cúbicos, con culata sencilla –dos válvulas por cilindro y un solo árbol de levas– y alimentación por carburador de doble cuerpo, rendía 90 CV a 5.200 revoluciones y 14,8 mkg a 3.300 revoluciones, cifras que no se podían catalogar de pobres, aunque sí un poco justas, sobre todo cuando el cambio tenía unos desarrollos casi sin sentido. Había cinco relaciones, con una cuarta de 32,1 kilómetros/hora a 1.000 revoluciones y una quinta de 39,2 kilómetros/hora a 1.000 revoluciones.

Así es lógico que no pasara de 176 kilómetros/hora de velocidad máxima –obtenida en cuarta y más allá del régimen de potencia máxima– o que maniobras como los 1.000 metros en quinta desde 50 kilómetros/hora, tardara 37,7 segundos. La aceleración no era, al menos, tan lenta, con 18 segundos para los 400 metros con salida parada.

Máximo Sant dijo en el número 1.398 de la revista Autopista, que el Volkswagen Santana LX 1.8 no era el coche para impresionar a los vecinos, sino que era un modelo para tomarle cariño, aceptar sus defectos y convivir con él muchos años. También elogió el funcionamiento del motor, el comportamiento y los consumos.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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