Cada vez es más difícil encontrar utilitarios con motores diésel, y más aún con una potencia elevada. Ocurre lo mismo con las carrocerías de tres puertas, a las que casi todos los fabricantes están renunciando. Sin embargo, sí va siendo frecuente ofrecer acabados de aspiraciones deportivas (léase ST Line, R-Line…), y esto quizá sea lo único que une a los utilitarios de hoy con este Volkswagen Polo GT TDI 130 que nos ocupa.
Una versión que nació en 2004 sin intenciones de convertirse en súper ventas dentro de la gama Polo, y con la que ni siquiera los de VAG se plantearon hacer sombra al explosivo SEAT Ibiza TDI Cupra de 160 CV. No obstante, se trataba de una de las opciones más interesantes de la oferta del utilitario alemán por su equilibrio entre prestaciones y consumos, así como por su estética discretamente deportiva. Eso sí, siempre y cuando el precio no fuese un impedimento. Pero vayamos por partes.
Hablaba del diseño de este Polo GT, acabado ofrecido sobre un modelo que ya era un viejo conocido por entonces, pues pudimos ver el nuevo Polo (9N) en España en el Salón del Automóvil de Madrid de 2002. Disponible con las carrocerías de tres y cinco puertas, el GT contaba con unas llantas de aleación de 16 pulgadas de diseño exclusivo.
El logo “GT” lo veíamos en el portón (lo esperable), pero también en la parrilla frontal. Las molduras pintadas en el color de la carrocería o los faros antiniebla ya eran comunes con otros niveles de la familia Polo. En definitiva, una imagen discreta, pero con un toque diferenciador.
En el interior hallábamos pocos cambios también, centrados en el volante de piel con inserciones en efecto aluminio en sus cuatro brazos o asientos deportivos. El velocímetro estaba tarado a 260 km/h y estaba rodeado por un bisel plateado.
En el resto de apartados no variaba con respecto a otros Polo, un coche que destacaba por su buena calidad de ajuste, espacio disponible para cuatro (cinco apretados) y el buen acceso a las plazas traseras en el tres puertas gracias al sistema Easy Entry que deslizaba el asiento cuando accionábamos el abatimiento del respaldo.
La verdadera razón de ser de esta versión se encontraba bajo el capó. El incombustible bloque 1.9 TDI evolucionaba a los 130 CV (se ofrecía también con 100 CV y en el Ibiza alcanzaba los 160). Gracias a un par máximo de 310 Nm, se lanzaba a 206 km/h de velocidad punta homologada y aceleraba de 0 a 100 km/h en 9,2 segundos. Impresionaban más las recuperaciones,
A un lado las prestaciones, el Polo GT 130 ofrecía la típica patada de los antiguos TDI bomba-inyector algo por debajo de las 2.000 vueltas, momento en el que empujaba con contundencia hasta casi las 4.500 RPM. Estaba asociado a una transmisión manual de 6 marchas, ideal para rebajar los consumos en carretera a velocidades mantenidas.
La marca declaraba un consumo medio de 5,2 litros en ciclo mixto, pero el gasto resultaba sensible al pie derecho dado su potencial y el excelente nivel de prestaciones
En cuanto al bastidor, el Polo GT contaba con unas suspensiones rebajadas en 15 mm, muelles más rígidos y amortiguadores con tarado deportivo. Esto se traducía en un comportamiento notable con buen equilibrio entre eficacia y comodidad, pues la dureza de la amortiguación no resultaba seca, pero contenía los balanceos de la carrocería.
De este modo, enlazar curvas notando cómo el motor empujaba con fuerza se convertía en una experiencia en cierta manera gratificante, que no diré deportiva por aquello de que estamos hablando de un coche con motor diésel… El ESP, de equiparlo, era desconectable con un botón en la consola central, muy a la vista.
El acabado GT también estaba disponible en gasolina, pero en versiones poco prestacionales, ambas con el 1.4 atmosférico desdoblado en dos niveles de potencia, con 75 y 100 CV. La oferta en diésel alcanzaba el 1.4 TDI de 75 CV y el 1.9 TDI con 100 y 130 CV, tal y como hemos visto. A pesar de situarse en la parte alta de la gama Polo, el equipamiento de serie del GT no era demasiado abundante comparado con la competencia.
El 1.9 TDI de 100 CV era casi 2.400 euros más barato, y el 1.4 gasolina de acceso costaba 6.000 euros menos
Quedaban como opción el control de estabilidad y tracción (415 euros más), climatizador automático o control de velocidad de crucero. El precio del Polo GT TDI de 130 CV era 18.800 euros en 2004 (24.100 euros de hoy), unos 1.000 euros por encima del Ibiza FR (6L) con idéntico motor, pero en línea con el Opel Corsa GSI 1.7 CDTI (C), uno de sus rivales de la época, que tampoco eran muchos. El mismo motor se calzó en el Skoda Fabia RS TDI (6Y).
Pero como decía al principio, en la actualidad existen pocos coches de estas características, por no decir ninguno, pues hasta el MINI ha prescindido del gasóleo para su pequeño de tres puertas.
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Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.Me dejaron en varias ocasiones la versión 100CV de este coche y era algo ESTRATOSFÉRICO, un placer de llevar, neutro, con un motor formidable. Me quedó la espina de comprarme el 130CV o el Fabia con el mismo motor, pero no fue posible. Además, tenía el maldito problema de fábrica en algunas unidades que “moría” el turbo, no recuerdo exactamente cuál era la avería… mis padres tenían un Passat con el mismo motor pero 115CV y, como decís, la patada antes de las 1.000rpm era fantástica y adictiva. Gran pérdida cómo se desenvolvía este motor.