Coche del día: Volkswagen Passat Variant TDi (B5)

Coche del día: Volkswagen Passat Variant TDi (B5)

Sus 115 CV lo colocaban entre los más potentes de su categoría, pero fallaba en otros apartados como el equipamiento y el volumen del maletero


Tiempo de lectura: 3 min.

El Volkswagen Passat Variant TDi se presentaba en un segmento muy competido, pero con una carrocería con poco tirón en España: la familiar. Una lástima, porque el Passat Variant era todo lo que se podía pedir a un coche familiar, tanto por prestaciones, calidad y diseño, aunque a cambio de un precio bastante más elevado que la media.

Las berlinas y sedanes de tamaño medio, antaño, acaparaban un gran número de ventas y eran uno de los pilares de ventas de los fabricantes generalistas, que aprovechaban cualquier parcela de mercado para sacar provecho de ello, como es el caso de las carrocerías familiares. Opciones, por cierto, que ganaron muchísimo interés a finales de los 90 porque, por fin, a sus características prácticas, se sumaron buenos diseños y unas prestaciones elevadas.

Es ahí donde entra el Volkswagen Passat Variant TDi, pues, aunque lucía uno de los diseños más sobrios de su categoría, resultaba un coche atractivo. El Passat B5 –prerestyling– era un coche interesante y una muestra de por donde iban las cosas con la firma alemana. El principal escollo del Passat era su precio: 4.195.000 pesetas –25.213 euros, 42.988 euros con el IPC añadido–, mientras que sus rivales, coches como el Peugeot 406 Break, el Renault Laguna Break o el Opel Vectra Caravan, tenían precios que iban desde los 3.600.000 hasta los 4.075.000 pesetas.

La cuestión está en que no había rival que pudiera plantar cara al Passat Variant TDi en determinados apartados, como la calidad de producción o materiales, o las prestaciones. A finales de los años 90 y durante los primeros compases de la primera década de los 2000, Volkswagen alcanzó un nivel espectacular con una facilidad pasmosa. Se colocó entre los generalistas y los premium, con automóviles muy bien realizados, calidad, prestaciones y hasta diseño –aunque siempre demasiado sobrio–. Y esto no lo decimos nosotros, sino la prensa de la época, como la revista Auto y diésel semanal, que en su número 30, enfrentaba al Volkswagen Passat Variant TDi a diferentes rivales.

Por acabados, el Passat Variant era el mejor del segmento, pero no por capacidad de maletero o por precio, que era de los más altos

No obstante, aunque era uno de los referentes, presentaba algunos detalles muy llamativos y poco acertados. De primeras, un Passat Variant es un coche de talante familiar, ¿verdad? Pues bien, era el único del segmento que no tenía reposacabezas central, al tiempo que montaba un cinturón de cintura. Tampoco tenía airbag lateral trasero –no los tenía ningún rival– de serie y la radio había que pagarla aparte.

Aun así, quien se pusiera al volante tendría la posibilidad de disfrutar las bondades de uno de los mejores motores turbodiésel que se lanzaron en la década de los 90. Hablamos, por supuesto, del 1.9 TDi, aunque en esta ocasión en su versión de 115 CV. Era cuatro cilindros que desplazaban 1.896 centímetros cúbicos, recurría al sistema inyector bomba y al turbo de geometría variable. Rendía esos 115 CV a 4.000 revoluciones y se acompañaban de 29,1 kmg a 1.900 revoluciones. El consumo medio homologado era de 5,6 litros –presumía de una autonomía de alrededor de 940 kilómetros–, pero si hacemos caso a la mencionada revista, el Passat Variant TDi era el mejor en aceleración, recuperaciones y adelantamientos, cuestiones que cuando llevas a la familia pueden ser importantes.

Como coche familiar, obviamente, el maletero era importante, sin embargo, el Volkswagen Passat Variant no era el mejor en este apartado. Los alemanes mantenían la misma longitud que en el sedán –muchos rivales veían incrementar esa cota–, lo que afectaba al maletero. Comparado con lo que se podía encontrar en el mercado, los 495 litros que ofrecían se quedaban un poco justos y solo el Opel Vectra Caravan se quedaba por detrás con 460 litros.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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