A lo largo de nuestros Coche del día hemos visto muchos verdaderamente extraños, pero nuestro protagonista de hoy posiblemente sea uno de los que se lleve la palma. Sus sinuosas formas futuristas hacían que pareciera sacado de una película de ciencia ficción. Por no hablar de la configuración de sus entrañas, de la que hablaremos en párrafos posteriores. Esta extraña, diferente y lujosa berlina llegada desde Checoslovaquia era el Tatra 603.
Presentado por Tatra en enero de 1956, en su ciudad natal de Kopřivnice, de la extinta Checoslovaquia soviética, fue una verdadera rareza estética y técnica para su época. En lo estético, destacaba por encima de todo una aerodinámica carrocería en forma de gota de agua, gracias a la cual alcanzaba de manera extra oficial los 170 km/h -aunque la marca anunciara 160 km/h de manera oficial-.
En lo técnico también, porque montaba una curiosa arquitectura: un motor V8 a 90º refrigerado por aire -dos enormes ventiladores se encargaban de ello-, 2,5 litros y 150 CV, colocado en posición trasera. Su par era de 167 Nm a 3.500 vueltas y su régimen máximo de trabajo, las 4.800. Mientras que su consumo se cifraba en 12,5 litros a los 100 kilómetros en ciclo mixto, contando para ello con un depósito de combustible de 55 litros de capacidad.
La propulsión del Tatra 603 era a las ruedas traseras a través de una caja de cambios de cuatro velocidades -todas sincronizadas-. Como era de esperar, y gracias a tener tanto peso colgado por detrás del eje posterior -aunque su motor no era especialmente un lastre, gracias a sus 180 kg-; hacía de esta nave espacial con ruedas un coche con un gran carácter sobrevirador, que requería de manos expertas tras su volante.
Si pasamos a su chasis, nos encontrábamos con un extraño esquema de suspensiones oscilantes en el eje posterior y unas más típicas McPherson para el anterior. Para su detención, sendos frenos de tambor en ambos ejes, hasta que en la tercera serie de 1968 fueron sustituidos por unos más efectivos y resistentes de disco.
El título del encabezado no es baladí, ya que sus similitudes con el Escarabajo ya no sólo eran por concepción de coche como tal, sino por las bulbosas formas de su trasera o su luna dividida en dos. Hasta aquí llegaban sus similitudes, porque a diferencia de este, el Tatra superaba por poco los 5 metros de longitud y permitía acomodar a seis pasajeros en su espacioso y cómodo interior, gracias a los bancos corridos de la parte delantera y trasera tapizados en terciopelo y piel.
Uno era “el coche del pueblo”, y, el otro, “el coche para los que mandaban al pueblo”
Tampoco había estrecheces entre los codos de los pasajeros de ambas filas, gracias a sus 1.910 milímetros de anchura, ni de espacio para la cabeza -quizás algo condicionado en las plazas traseras por la caída del techo-, gracias también a sus 1.530 milímetros de altura total de la carrocería.
Para este Tatra 603 podemos particularizar tres series:
- La primera, fabricada hasta 1961: era muy fácil de distinguir, gracias a las tres ópticas anteriores colocadas bajo una parábola de cristal en pleno centro del frontal del coche.
- La segunda, fabricada hasta 1967: se modificó el frontal incorporando cuatro ópticas en vez de tres. Además; se cambió el salpicadero, se hicieron modificaciones en el motor y se incorporó servofreno.
- La tercera, la fabricada desde 1968 hasta el fin de sus días. Para esta serie se llevaron los cuatro faros por parejas a los extremos del frontal con una parrilla central, adquiriendo una mirada más común con el resto de coches. También se incorporaron los mencionados frenos de disco y se modificaron sus banquetas para acomodar a “solo” cinco pasajeros.
Curiosamente, y pese a su planteamiento de berlina de dictadores lujo, participaría en algunas pruebas automovilísticas como la Lieja-Sofía-Lieja de 1963, la Spa-Sofía-Lieja de 1964, y en la Marathon de la Route de 1965, 1966 y 1967; además de en diversas competiciones a nivel nacional en Checoslovaquia.
La fabricación de este extraño y bonito coche cesaría dos décadas después de su salida al mercado, en el año 1975. Fueron cerca de 20.000 las unidades que vieron la luz; y casi todas ellas -como cita nuestro encabezado- fueron dirigidas a las altas esferas comunistas debido a un elevado coste de adquisición que las alejaba del resto de los mortales.
Recuerdo haber visto solo una unidad anunciada hace 5 años en nuestro país -de las últimas, de 1975-, por la que pedían 9.000 euros. Nada mal para emular a un camarada, y una ganga comparado con el precio alcanzado por otras unidades, como el número de chasis 2353-02, subastado por 36.000 euros en 2017, o el 445302 que se adjudicó en Pebble Beach ese mismo año por 42.000 dólares.
Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)Muy curioso y desde luego para indagar en el modelo, y más para alguien como yo, que nose bien porque siento especial fascinación por los coches tras el telón de acero, como ya he comentado incluso tengo dos Ladas jejeje.
Nos alegramos de que te guste. ¡A cuidar esos Ladas!
Un saludo.
Magnífico “aparato”, muchos opinan que fue lo mejor que se fabricó al otro lado del “telón de acero”, preferido por los jerifaltes soviéticos incluso por encima de sus vehículos de lujo “nacionales”… siempre me han gustado estos cacharros, pues es de lo poco original en condiciones que hicieron los “comunistas” en general que no fueran copias o refritos de diseños occidentales… en este caso pienso que sería el equivalente por lujo y técnica avanzada al Citroen DS, que salió más o menos por los mismos años. Un par de curiosidades: – en realidad fue Ferdinand Porsche el que copió el… Leer más »
¡Muchas gracias por los interesantes aportes!
Un saludo.