Ya en los años sesenta el pensador francés Guy Debord hablaba claramente sobre la espectacularización de cualquier acto social. Todo está sujeto a su exhibición pública, a la propaganda y la publicidad en tanto y cuanto participa de una sociedad basada en el cambio, el comercio de bienes y servicios a través de un valor, muchas veces, puramente simbólico. De esta manera, lo que hoy conocemos como marketing se alza como una pieza esencial en el mundo del automovilismo.
Es más, a partir de aquí fueron multitud las marcas que pasaron no a vender productos basados en su calidad técnica, sino verdaderas formas de vida, filosofías corporativas con las cuales obrar el milagro de promocionar un coche sin enseñarlo en pantalla. Y vaya, ¡funcionó!
De hecho, en pleno 2023 llama la atención la aparición de una campaña publicitaria -es tontería no decirlo, hablamos de Renault- en la que aparece el lema “volvamos a hablar del motor”. Una acertada y sucinta manera de señalar hasta qué punto la publicidad que rodea al automovilismo lleva años centrándose en aspectos mundanos que, insistimos, funcionan gracias a lo impresionable que es la gente cuando hablamos de ciertos artificios.
En suma, hacer buenos coches no basta. Hay que estar siempre en el candelero, en el espectáculo, dando que hablar y ocupando espacio en los medios que, cada vez más, pierden terreno frente a la nueva versión de los mismos representada por las llamadas redes sociales. Así las cosas, desde los años setenta en adelante una forma de dar imagen de renovación a modelos ya existentes fue la basada en crear nuevas versiones que, muchas veces, apenas diferían del resto de la gama en unos meros detalles cosméticos.
Las ediciones especiales ayudaban a mantener el modelo en los medios, dando noticias, actualidad, aunque éste ya se hubiera presentado años atrás. Una excelente estrategia publicitaria
Hablamos, claro está, de las conocidas como “ediciones especiales”, entre las cuales podemos encontrar las destinadas a glosar la alegría de un barrio -véase el Supercinco Triana, en colores bien luminosos-, la discografía de una banda -ejemplo de ello es el Golf Rolling Stones, diferenciado por unas simples pegatinas, eso sí, muy molonas- o incluso la carrera de un diseñador. Hecho éste que, a decir verdad, suele traer modificaciones más solventes al intervenir sobre la tapicería.
Con todo ello, a comienzos de los años ochenta SEAT quiso sacudirse ciertos polvos del pasado a fin de entrar en la modernidad de aquella década. De esta manera, y coincidiendo con el Salón de Barcelona de 1981, presentó la versión Paco Rabanne del Ritmo.
Un modelo presentado en 1979 con el objetivo de sustituir al querido y exitoso 124, el cual estaría en producción hasta que en 1982 fuera sustituido por el Ronda para enfado de Fiat, la cual llegó incluso a los tribunales argumentando su autoría sobre aquel diseño; el cual, siempre y cuando bajo la palabra del gigante turinés, no era un diseño propio de SEAT -de aquellas ya inmersa en el complejo divorcio con Fiat- sino una mera adaptación del Ritmo.
Caracterizado por detalles estéticos ideados por el modista, este SEAT Ritmo inició una colaboración repetida pocos años después sobre la base del Ibiza
En fin, un asunto tratado a lo largo de ríos de tinta y que, de una manera u otra, ha perturbado buena parte de la memoria y el recuerdo colectivo expresado hacia aquellos SEAT Ritmo y Ronda. De todos modos, y regresando al asunto de este nuestro Coche del Día, el Ritmo Paco Rabanne presentaba una nueva apariencia realmente especial.
Para empezar, el exterior se ideó con un interesante planteamiento bitono en el que las llantas lucían en negro cromado. Además, el interior recibía una nueva tapicería con acabados más “frescos” y “juveniles”. Y es que, a pesar de ser un coche eminentemente popular, el Ritmo no renunció a un toque de moda y creatividad gracias a esta versión. Dicho sea de paso, realmente inencontrable en el actual mercado de colección.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS