Si me preguntas hoy, en este momento preciso, cuál sería el coche que compraría y ya no vendería jamás si mi economía me lo permitiera, te diría a buen seguro un Porsche 911, pero si me pongo a pensar en qué versión sería la elegida, ahí tendría serias dudas por la infinidad de opciones que tenemos en la marca germana, aunque un Porsche 911 GT3 (996) sería una de mis preferencias, sin discusión alguna.
Y es que si bien el Porsche 991 (996) resultó un fiasco, en términos emocionales, para los porschistas allá por 1997, conforme han pasado los años y echando la vista atrás a la evolución del modelo hasta el año 2005 -aproximadamente-, nos damos cuenta que como los mejores vinos, ha ido mejorando paulatinamente y entrándonos por los ojos a más de uno que en su día no estábamos muy contentos con el relevo del legendario Porsche 911 (993).
Pero si además hablamos de la primera versión de la saga GT3 y analizamos en profundidad el modelo y sus posteriores versiones, siendo el GT3 RS (996) la culminación de esta estirpe de automóviles diseñados para disfrutar tanto en carretera como en pista, nos damos cuenta de su importancia y del gran paso que supuso para la marca de Stuttgart hace ya más de 20 años.
El Porsche 911 GT3 es la máxima expresión de deportividad dentro de la saga de los 911 que se mantuvo desde el año 1997 hasta 2006, momento en el que es relevado por el nuevo GT3 (997)
Es en 1999 cuando la primera versión del GT3 (996) entra en escena, portando las siglas de la categoría en la que un año antes había conquistado el título con el Porsche 911 GT1 y del que hereda el bloque motor diseñado por Hans Mezger, y que a diferencia de los 3.4 no adolecía del fallo endémico del IMS, algo por otro lado inaceptable en un automóvil de esta categoría.
Pero volviendo a aquel propulsor, protagonista sin duda de los GT3, y montado como no podía ser de otro modo colgado del eje trasero, para esta ocasión llegaba hasta los 3,6 litros de cilindrada, con culata de 24 válvulas y una potencia de 360 CV a 7.200 RPM, capaz de sobrepasar los 300 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos.
Dejando las cifras a un lado, estábamos ante el 911 más rápido y eficaz de la historia que se hubiera producido en serie, y eso sin hablar de que carecía de cualquier intrusión a modo de control para conseguir hacer su conducción más efectiva. Solamente el ABS, junto con un autoblocante, era el único sistema que estaba ahí para echarnos una mano, una vez “en faena” y buscando los límites de aquel GT3.
La versión GT3 era lo que podemos llamar en terminología motociclista “un carreras-cliente”, gozando de un propulsor específico derivado de la competición, además de modificaciones en cuanto a componentes y acabados
El nuevo GT3 solo se comercializaba con cambio manual de seis velocidades y en su interior se respiraba un aire al más puro estilo espíritu RACER. Primeramente porque solo con saber que estábamos a los mandos de un 911 ya era algo especial y difícilmente superable. A ello había que sumarle la supresión de los asientos traseros o los cristales de las ventanillas de menos grosor, todo en aras de transmitir lo máximo posible a quien estuviera pilotando la versión más radical de la generación 996.
Para el exterior disponía de un kit aerodinámico específico, donde resaltaba su alerón posterior instalado allí con el único fin de mejorar la carga aerodinámica trasera, llantas de 18 pulgadas con neumáticos 225/40 ZR18 y 285/30 ZR18, así como una suspensión rebajada en 30 mm con respecto a los carreras estándar.
Si a esto le unimos unas paelleras a forma de discos de freno, con medidas de 330 mm tanto delante como detrás, con pinzas de cuatro pistones en ambos ejes, podemos asegurar sin miedo a equivocarnos que la efectividad del GT3 quedaba fuera de toda duda. Sirva de muestra este vídeo en Nürburgring donde una tal Sabine Schmitz (la reina del Ring) conduce el 911 GT3 de un particular emocionado:
Tanto la frenada como amortiguación y llantas eran específicas de esta versión racing del Porsche 911 (996)
Pero si esto nos parecía poco, la marca dispuso de un kit denominado CS (Club Sport), donde equipaba al GT3 con elementos como una jaula antivuelco trasera, baquets Recaro para el conductor con arnés de seis puntos y tapizado con tela ignífuga, así como la luneta trasera en policarbonato y un extintor a los pies del copiloto, por lo que pudiera pasar. Además, eliminaba los airbags laterales y el sistema de embrague se sustituía por uno de tipo monomasa, todo por reducir al máximo el peso final.
Para el año 2003 Porsche renovó la imagen de la generación 996, con un restyling que afectaba sobre todo a su frontal y a los faros tipo “huevo frito” que tanto habían disgustado a los forofos de la marca germana. La nueva versión del GT3 venía mejorada, ahora con 380 CV a 7.400 RPM, pero también se habían realizado diferentes cambios respecto a su predecesor, tanto a nivel dinámico como estético.
Para empezar, la frenada delantera ahora contaba con discos de 350 mm y pinzas de seis pistones, y como opción se ofrecían discos de tipo carbocerámicos, dándole aún más efectividad en este apartado, a lo que también se sumaba una nueva sección en su neumático trasero, que llegaba hasta los 295 mm y una mayor rigidez en sus amortiguación, que lo hacía algo más delicado de conducir si queríamos buscar los límites.
En la nueva versión del GT3, denominada 996.2, el deportivo alemán venía con mejoras en diferentes puntos, tanto mecánicas como dinámicas
El peso pasaba de los 1.350 kilogramos del GT3 inicial, hasta los 1.380 kilogramos en este 996.2, por lo que las prestaciones apenas variaban en la renovada versión. y si lo que queríamos era el culmen de la deportividad, en esta nueva generación de GT3 que nos ofrecía Porsche, entonces debíamos recurrir al recién llegado GT3 RS. El RS, siglas de Renn Sport en alemán, al igual que el CS en la primera versión, era más un carreras-cliente que un coche para usar a diario, ya que carecía de todo aquello que no necesitáramos y fuera meramente esencial para conducirlo al límite.
Ni aire acondicionado, ni radio, ni nada que nos distrajera del pilotaje. Todo en aquella versión del GT3 venía directamente desde la competición, ya fuera su jaula completa, así como su nueva suspensión trasera aún más rígida con brazos regulables o revisión a fondo de todos y cada uno de los soportes y anclajes que ensamblan el coche.
Un volante forrado en alcántara o los baquets Recaro eran seña de identidad de la versión más radical del GT3. A ello había que sumarle un nuevo alerón trasero en fibra de carbono, con aún más carga aerodinámica, así como su decoración monocolor en blanco y con los logotipos laterales en rojo o azul, a juego con el color de sus llantas.
El RS se convertia en la versión más deportiva de la segunda generación del GT3 (996), en el que solamente se disponía de lo necesario, para disfrutar al máximo de lo más importante en este caso, la conducción
Esta última edición de aquel Porsche 911 GT3, que era capaz de rodar en Nürburgring en 7′ 43″ con el mítico Walter Röhrl a sus mandos, ponía fin a los seis años que había estado en el mercado deleitando a los clientes más entusiastas y amantes de la competición y sentando las bases de las generaciones siguientes con las mismas siglas en su portón trasero.
En la actualidad hablar de GT3 996 es hacerlo ya de un clásico dentro de la marca germana, que contra todo pronóstico en aquellos primeros años de su comercialización, se ha convertido en un coche de culto dentro y fuera del mundo Porsche, entre otras cosas, por el pequeño número de unidades que se fabricaron de las diferentes versiones, siendo el GT3 (996.2) el más vendido, con 2.589 unidades fabricadas, seguido de la primera edición, con 1.868 ejemplares y cómo no, el RS el de menor fabricación, del cual se ensamblaron, según diferentes fuentes, un total de 682 unidades.
También y con especificaciones más enfocadas aún al circuito, hubo dos versiones denominadas GT3 CUP y GT3 R. De la primera, a lo largo de la vida comercial del 996, se ensamblaron un total de 692 unidades, siendo la versión R la de menor cuantía en la gama GT3 (996), con un total de 60 unidades fabricadas únicamente en el año 2000.
El Porsche 911 GT3 (996) dispuso de diferentes versiones a lo largo de su vida comercial, como el mencionado RS o CS y también los CUP y R, estos últimos los de menor fabricación total y destinados a las carreras
Echando un ojo a varias páginas europeas encontramos unidades que van desde los 100.000 euros con versiones de los primeros GT3 hasta los 300.000 si hablamos de los que portan las siglas RS, toda una locura en esta burbuja que viven en la actualidad este tipo de automóviles.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS