A finales de los años 90, Porsche, obligada a recortar en gastos por una situación bastante delicada, pone en circulación la primera generación del “Nueveonce” con motores refrigerados por líquido –que no por agua, aunque se pueda– y sus famosos faros “huevo frito”. Una generación que se ganó muchas críticas, aunque se convirtió en el Porsche 911 más vendido de la historia hasta aquel momento. Pero aunque fue –y todavía es– un coche un tanto menospreciado por los puristas, supuso una escalada de potencia que ha seguido hasta el día de hoy.
Por ejemplo, el Porsche 996 Turbo fue una exageración en su momento, gracias a sus 420 CV y a su tracción total. Era lo más potente que había llevado la mítica denominación estrenada en los años 60, pero no tardó mucho en ser superada por una versión que, tomando como punto de partida esa versión turbo, se convirtió en una de las variantes del coupé alemán más salvajes. Se dice que infundía respeto al mismísimo Walter Röhl y eso ya son palabras mayores.
Nos referimos al Porsche 991 GT2 –también se le conoce como Porsche 996 GT2, obviamente–, la variante más radical de aquella generación del “Nueveonce” y hasta que llegara el 911 GT de 700 CV, también fue uno de los más agresivos estéticamente hablando. Una imagen que hacía justicia a sus características, que no dejaban indiferente a nadie, con unas prestaciones bastante superiores a las ofrecidas por el Turbo ya además, sin su tracción total. De entrada, con el mismo propulsor como base, rendía 42 CV adicionales, es decir, anunciaba 462 CV, que lo convirtieron en el 911 de producción más potente hasta el momento.
Pero no solo era potencia, había más cosas que hacían del Porsche 911 GT2 un deportivo radical. Las suspensiones, por ejemplo, eran más firmes y rebajaban la altura del casco dos milímetros adicionales frente al Turbo. Los neumáticos más anchos, tanto delante como detrás –235/40 R18 y 315/30 R18–. Al mismo tiempo, al no contar con el sistema de tracción total, se perdía peso frente al Turbo, concretamente, 100 kilos, con un total de 1.515 kilos. Además, para rematar, el 996 GT2 fue el primer Porsche “de calle” en montar frenos cerámicos.
Cambios, como cabría esperar, que se notaban en sus prestaciones, con una décima menos para el 0 a 100 km/h –4,1 segundos frente a 4,2– y una velocidad máxima de 315 km/h, 10 km/h más que el Turbo. No obstante, aunque era mucho más delicado de pilotar –que no es lo mismo que conducir–, era más rápido en pista que el 996 Turbo gracias a su mayor potencia, a su menor peso y a una aerodinámica revisada, que recibía elementos que se podía reconocer a simple vista, como el paragolpes frontal o el alerón trasero –acompañado de un spoiler–.
Se fabricó entre 2001 y 2002, mientras que de 2003 a 2005 se fabricó una evolución del 911 GT2 cuya potencia aumentó hasta los 483 CV, aunque estéticamente no cambió más allá de unas llantas diferentes. El 0 a 100 km/h bajaba dos décimas y la velocidad punta subía 4 km/h.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS