Este fin de semana se celebra el Salón de Automóvil de Detroit, del cual te hemos ido informando detalladamente. Aprovechando la ocasión, viajamos al NAIAS retrocediendo un par de décadas en el tiempo. Allí mismo, hace 20 años, fue presentado el que ha sido considerado como uno de los automóviles más feos de la historia y el mayor fracaso del gigante automovilístico GM.
El Pontiac Aztek se mostró por primera vez como un concept que prefiguraba cómo sería el nuevo modelo de la marca llamado a cambiar la imagen rancia y aburrida que se tenía de ella a finales de los 90. Estaba destinado a la llamada generación X, formada por personas activas que querían compaginar trabajo, ocio o familia, nacida entre finales de los 60 y los 70. Por esto, el Aztec se presentaba como un modelo multitarea o lo que ellos llamaban crossover, en sus propias palabras un automóvil que mezclaba los mejores atributos de un sedán medio, los de un monovolumen y los de un todocamino.
Pese a que aquel prototipo de color amarillo ya contaba con un diseño un tanto peculiar, tuvo una buena acogida, creando grandes expectativas para el modelo de producción. Este llegaría meses después para darse un baño de realidad que algunos excusan en que el Aztek fue un adelantado a su tiempo. No digo que no, pero el diseño final que quiso ser arriesgado tuvo que jugar un papel fundamental más allá de sus buenas cualidades como vehículo multiuso predecesor de los SUV tal como los conocemos hoy.
Con unas cotas asimilables a los crossover con 4,62 metros de longitud, 1,87 de anchura y una altura de 1,69, el Aztek contaba con una línea de cintura elevada, una zaga inclinada de aspecto coupé y muchos elementos distintivos. Delante destacaban sus grupos ópticos divididos en dos alturas (tres si contamos los antinieblas) y cada una de ellas con entradas de aire que le otorgaban un aspecto peculiar.
Detrás, además de la luneta inclinada, la superficie acristalada se desdoblaba también, estando separada por un alerón bajo el que se enmarcaban los pilotos. El tercer cristal lateral parecía haberse tenido en cuenta a última hora para rellenar la chapa que dejaban sus caprichosas formas, enfatizadas estas por los pasos de rueda sobredimensionados.
El interior del Aztek era casi tan desconcertante como el exterior, y eso que las formas angulosas cedían a suaves curvas y elementos circulares. Se empleaban plásticos de distinto tono para el salpicadero o las puertas, con divisiones tan difíciles de justificar como el asidero en mitad de la consola central. De espacio no iba mal servido y había concesiones a la versatilidad como los asientos abatibles y desmontables o la apertura del portón en dos partes al estilo de los pickups.
El motor elegido era un 3.4 V6 que prometía 185 CV controlados por una caja de cambios automática de cuatro velocidades y trasmitidos por un sistema de tracción total. El comportamiento no admitía reproches teniendo en cuenta que su plataforma derivaba de la del monovolumen Montana. Incluso los probadores se sorprendían gratamente por unas cualidades dinámicas que su carrocería no sugerían.
Resucitado con el tiempo gracias a la serie “Breaking Bad”, el Aztek sigue apareciendo en los primeros puestos de los rankings de coches más feos aunque esto sea algo totalmente subjetivo. En lo que no hubo lugar para la discrepancia fue su nivel de ventas muy por debajo de lo que GM esperaba, convirtiéndose en un fracaso tan sonado como el del Ford Edsel, pero con la diferencia de que el Pontiac Aztek, en el fondo, no era un mal producto.
Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.Al verlo, me da la sensación de que hubo 4 equipos de diseño diferentes (frontal, lateral, trasera, interior) pero que no se hablaban entre sí para homogeneizar criterios.
Pero con todo, tiene el honor de figurar entre los cinco Pontiac más famosos y de los poquitos, de tener su nombre relegando al de su marca.