Había un tiempo, y no hace tanto de esto, que algunos fabricantes generalistas se atrevían a lanzar modelos de cierto calibre, posicionados, por lo general, en el segmento E. Coches que resultaban más que interesantes y que no contaron con el éxito que se merecían, básicamente, por el logotipo que lucían en el frontal. Modelos como el Peugeot 607, que se lanzó a finales de los 90 para reemplazar a otro de esos “grandes” poco apreciados, el Peugeot 605.
El Peugeot 607 se presentó oficialmente en 1999, durante el salón del automóvil de Frankfurt y su diseño, en su momento –y también ahora–, era imponente. Tenía nada menos que 4,90 metros de largo y sus formas, gracias al lenguaje de Peugeot de aquellos años, resultaban señoriales, pero también con cierto toque de agresividad. Esta firma francesa, hasta que transformó al 3008 en un SUV, siempre ha sido una marca que no arriesgaba en cuanto a diseño, relativamente tradicional, pero sin que faltara cierta garra y formas atractivas.
Bajo su carrocería se escondía la plataforma de su antecesor, aunque había sido revisada y actualizada para poder estar a la altura de lo que se esperaba. El Peugeot 605 estuvo 10 años en el mercado, así que su plataforma no era la más avanzada, algo que se tuvo que corregir. No obstante, lo más interesante, quizá, fueron sus motores. Cuando apareció el 607, el mercado estaba dominado por los diésel y en el caso de este modelo, podemos hablar de varias opciones, aunque hubo que esperar hasta 2005 para que llegara una mecánica de gasóleo realmente digna: el 2.7 HDi de 204 CV.
Peugeot sometió al 607 a un ligero restyling en 2005 y se aprovechó para ofrecer un nuevo propulsor turbodiésel. Era un seis cilindros en V con 2,7 litros –2.721 centímetros cúbicos– y dos turbos de geometría variable más un intercooler, un propulsor que también se podía encontrar bajo el capó del Jaguar S-Type –aunque en este caso daba tres caballos más–. Peugeot anunciaba 204 CV a 4.000 revoluciones y un par de 440 Nm a 1.900 revoluciones. Siempre se ofreció con tracción delantera y cambio automático de seis relaciones.
Curiosamente, para poder introducir este motor en el vano delantero, se tuvo alargar el voladizo delantero 30 milímetros, un cambio que también afectó a todas las demás versiones y que solo se hizo en el frente.
Por prestaciones no era mala opción. La velocidad máxima homologada por la marca era de 230 km/h, mientras que la aceleración presumía de un 0 a 100 km/h en 8,7 segundos, tras lo cual, si se seguía con el acelerador al máximo, se podía completar los primeros 400 metros en 16,2 segundos y posteriormente, el primer kilómetro en 29,7 segundos. Todo ello, con un consumo homologado de 8,7 litros cada 100 kilómetros.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".El Peugeot 607 Era un gran coche, pero ese motor era uno de los menos fiables de la época, montado también en el Jaguar S Type y Range Rover……..