Lo mejor del Opel Vectra 2.2 DTI 16v era su poderoso y frugal motor, así como su comportamiento dinámico en marcha y el confort ofrecido a sus pasajeros. Se fabricó en el periodo 1999-2002 en carrocerías de cinco y cuatro puertas (sedán). Su carencia principal residía en la falta de espacio a los mismos, en especial en las plazas traseras, sobre todo en anchura y espacio para las piernas.
Observando sus dimensiones, con 4.495 mm de largo, 1.707 mm de ancho, 1.425 mm de alto y una batalla de 2.637 mm entendemos perfectamente la falta de espacio para los pasajeros, a pesar del poco grosor que tenían las puertas, que añadían algún centímetro extra en anchura. Al otro lado de la balanza descubríamos un maletero con una gran capacidad: 480 litros para el hatchback y 500 para el sedán.
Este maletero era bastante profundo y muy alto. Su gran profundidad dificultaba el bloqueo de los respaldos traseros, al igual que acceder a su fondo para colocar o recoger objetos. La carrocería de cinco puertas redondeaba el aspecto familiar del coche. Estos aspectos permitían pasar las curvas a un buen ritmo, haciendo disfrutar a aquellos conductores cuando circulaban por carreteras viradas.
El asiento del conductor podía regularse en altura -pero no contaba con regulación de inclinación de la banqueta-, aunque su regulación longitudinal era extensa, por lo cual los conductores de las más diversas tallas encontraban su postura de conducción sin problema. Sin embargo había que destacar tres carencias: una palanca de cambios bastante retrasada, la falta de regulación longitudinal del volante y un reposabrazos central fijo.
Con la banqueta en la posición más baja el brazo derecho tropezaba con dicho reposabrazos, así que si era posible elevar la banqueta unos centímetros se podía solventar el problema en parte. Tampoco los mandos de los elevalunas estaban situados en una posición ergonómica, en la consola central y a ambos lados de la palanca de cambios. Si se nos olvidaba abrir las puertas sin haber quitado la llave del contacto, un molesto e insistente pitido continuo nos lo recordaba, así que mejor era retirarla de su bombín.
A velocidades bajas el ruido del motor se filtraba claramente en el habitáculo, disimulándose a alta velocidad por vías rápidas. Los ruidos aerodinámicos apenas eran perceptibles, y tampoco se escuchaban ruidos procedentes del salpicadero. Con todo ello los viajes largos se realizaban con un elevado grado de confort.
En las carreteras de doble sentido los adelantamientos rápidos no suponían ningún problema, pues el motor respondía con rapidez a los requerimientos del pie derecho. Se podía considerar un vehículo ideal para viajar en familia, con un acertado compromiso entre la estabilidad y la dureza de su suspensión.
El esquema del eje delantero era independiente tipo McPherson, contando con un elaborado sistema Multilink en el eje trasero. Este sistema hacía que el eje trasero ayudase a redondear los virajes dependiendo del uso que hiciésemos de los pedales de acelerador y freno. Ello no afectaba a la estabilidad, rayando un gran nivel en cualquier circunstancia.
Los elementos elásticos son los clásicos muelles, y la barra estabilizadora estaba presente en ambos ejes. Este buen comportamiento se redondeaba con cuatro frenos de disco, con un pedal de buen tacto, incluso en las condiciones más exigentes. Poseían una elevada resistencia a la fatiga y las distancias de frenado eran muy buenas.
Por último nos queda hablar de las bondades -y defectos- del motor. Situado en posición delantera transversal, contaba con cuatro cilindros en línea, cuatro válvulas por cilindro y un solo árbol de levas en la culata. El bloque estaba realizado en fundición de hierro y la culata en aluminio.
La alimentación era por inyección directa, turbo de geometría variable e intercooler. Su cilindrada era de 2.172 cm3, y entregaba una potencia máxima de 125 CV a 4.000 RPM, con un par máximo de 270 Nm a 1.500-2.750 RPM. Sus 125 CV estaban muy bien aprovechados, utilizables en todo el régimen de giro del motor. Prácticamente desde el ralentí el motor empezaba a empujar con fuerza, hasta el corte de la inyección.
Para la potencia entregada y su forma de hacerlo era un motor soberbio, sin considerar su cilindrada, pues existían otros motores de potencia similar pero más pequeños. En su contra resultaba un motor áspero de funcionamiento y poco silencioso, especialmente al acelerar a baja velocidad y en frío. La caja de cambios era manual y de cinco velocidades.
Sus consumos homologados eran de 5/9/6,5 l/100 km en conducción extraurbana, ciudad y ponderado, respectivamente. Resultaban muy próximos a los consumos reales. Estos valores le otorgaban una autonomía superior a los 900 km con un depósito de combustible de 60 litros. Su velocidad máxima oficial era de 207 km/h y necesitaba 10,5 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado.
El Opel Vectra 2.2 DTI 16v era una berlina muy adecuada para viajar en familia, con un motor de excelente respuesta y de consumos aquilatados, aunque poco agradable al oído y al tacto. Algo falto de espacio para los pasajeros, que no para su equipaje, y un comportamiento dinámico casi impecable redondeaban un buen producto, al alcance de nuestra mano por unos 32.000 euros de hoy.
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Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Sí, los Vectra siempre han sido asociados a buen coche generalista (todavía no comprendo su cambio a la denominación Insignia). Este motor lo tuve un tiempo dentro del Astra Coupé firmado por Bertone e iba requetebién mientras estuvo en mi poder.
Opel quiso con el Insignia dar un salto más allá en calidades y prestigio. Y era evidente si habías subido en un Vectra (C) y te subías en un Insignia. Al final, el “mejor coche que hemos hecho jamás” no fue tan bueno, hay varias meteduras de pata como la fiabilidad de sus motores 2.0 CDTI por una junta de goma que vale menos de 50 euros, los problemas de calidad en las versiones 4×4, lo del Intellilink en el FL de 2013, desgaste prematuro de los interiores… y los valores residuales van en consonancia. Pero la intención ahí estaba.… Leer más »
Hola, Javier;
cierto. De hecho, cuando se aperturaron las jornadas de reserva, muchos de los demandantes, según sondeos, eran clientes de las susodichas. El producto ganó un halo distinto, no cabe duda, mucho más sofisticado, vanguardista, con mayor prestancia, en definitiva, más coche, pero, a pesar de reiterar lo de “tecnología alemana al alcance todos” o algo asín, arrastraba unos fallos nada acordes a sus pretensiones. En un Vectra a la vieja usanza, no hubieran sido medidos con tal severidad.