Coche del día: Opel Vectra 2.0i GT (A)

Coche del día: Opel Vectra 2.0i GT (A)

Su motor, un dos litros atmosférico, era de lo mejor de su categoría


Tiempo de lectura: 3 min.

El Opel Vectra 2.0i GT era una de las versiones más prestacionales del modelo alemán, al menos en su primera generación y antes de que llegara el Opel Vectra 2000, hecho que ocurrió poco después de la puesta en escena del 2.0i GT.

Corría el año 1989 y el mercado no sabía que era eso de los SUV. En aquel entonces, los coches que dominaban las ventas era los compactos y los utilitarios –polivalentes los llamaban–, mientras que los deseados tomaban forma de berlina y de sedán, en algunos casos, según la marca, de ambas carrocerías. Tal era el caso del Opel Vectra, que se vendía tanto en carrocería de cinco puertas como de cuatro.

Por entonces, al Vetra 2.0i GT se le consideraba un modelo “medio-alto”, un coche con cierta categoría que se tenía que ver las caras con rivales de la talla del Renault 21 TXE o del Ford Sierra 2.0i, dos huesos duros de roer. Por ello, Opel montó un motor que se consideró una auténtica referencia, un cuatro cilindros de dos litros –1.998 centímetros cúbicos– de cotas totalmente cuadradas –86 milímetros para diámetro y carrera de los pistones–, que rendía 129 CV a 5.600 revoluciones y 18,37 mkg a 2.600 revoluciones, que se enviaban a las ruedas delanteras mediante un cambio manual de cinco relaciones con los desarrollos bastante ajustados.

El Opel Vectra 2.0i GT procede de una época muy diferente a la actual, cuando los coches se compraban más por lo que ofrecían que por lo que se veía

Sin embargo, uno de sus secretos estaba en la relación peso-potencia, con 8,65 kilos por caballo, una cifra que solo era superada por los 8,64 kilos por caballo del Peugeot 405 SRi, y como se puede apreciar, la diferencia era tan ínfima que no merece la pena ni tenerla en cuenta. Había más detalles en el Opel Vectra, como una suspensión delantera por triángulos con efecto antihundimiento, con los que se buscaba mitigar el característico subviraje de todo tracción delantera –y que tanto se criticaba en los Opel–.

La prensa de la época tuvo muy buenas palabras para el Opel Vectra 2.0i GT y, entre otras cosas, para su agilidad, muy por encima de la media y capaz de poner en apuros al eje trasero en alguna ocasión, aunque nada serio y fácilmente controlable. Además, los 129 CV de su dos litros, aunque le otorgaban un buen nivel prestacional, no eran suficientes para poner al chasis en aprietos.

Algunos de los registros que se obtuvieron en la época demostraban que Opel había hecho un buen trabajo con el Vectra 2.0i GT. La velocidad punta, por ejemplo, era de 204 km/h, aunque se conseguía muy por encima del régimen de potencia máxima –el motor giraba a 6.000 revoluciones en quinta–. También era bueno en aceleración, con un 0-400 metros en 16,4 segundos y los 1.000 metros con salida parada en 30 segundos.

El Opel Vectra 2.0i GT era, en general, más veloz que sus principales rivales, aunque según revistas como Auto mecánica –número 236, de noviembre de 1989–, solo cedía ante el Peugeot 405 SRi, que tenía mejor comportamiento en carretera y una suspensión que absorbía mejor las irregularidades del asfalto.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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