En 1982, hace ya un buen puñado de años, se daba a conocer el Opel Corsa, uno de los utilitarios más vendidos del mundo y uno de esos coches que, tal y como están las cosas, podrían tener los días contados. No es época de utilitarios, no hay lugar para ellos en un futuro que quieren que sea muy ecológico, pero que dejará al común de los mortales sin la posibilidad de comprar un coche nuevo.
Parece que volvemos al comienzo de los tiempos en esto de los coches, donde solo los más pudientes podían tener un vehículo. Sin embargo, el Corsa nació con la idea contraria: permitir que casi todo el mundo accediera a un coche. Básicamente, los utilitarios han sido, junto a los compactos, los coches más vendidos de Europa, aunque se trata de una situación que cambió hace tiempo, cuando los SUV comenzaron a arrasar en ventas. En ese momento, coches como el Corsa empezaron a no tener sentido.
Esto dejará atrás una larga historia donde se han vendido millones de unidades –se han superado los 14 millones de unidades–, se ha tenido una larga relación con España –se fabricó en España, en Zaragoza, durante muchos años– y además, se ha contado con versiones deportivas de lo más interesantes, como los Opel Corsa GSi, los Opel Corsa GT o los Opel Corsa OPC. De hecho, el utilitario alemán llegó a tener una versión pensada para el famoso Grupo B, aunque más que versión, fue un prototipo que se desarrolló en 1983.
Los rallies del Grupo B no necesitan presentación, su fama es tal, que todavía influyen en la popularidad y en la imagen que los aficionados tienen actualmente de los rallies. Y es una lástima, porque no importa que el Grupo B haya sido el máximo exponente, los rallies todavía mantienen una enorme espectacularidad. Pero esto ahora no es importante, lo importante es que se creó un prototipo del Corsa para el Grupo B e incluso se llegó a plantear la puesta de largo de las 200 unidades de producción necesarias para su homologación.
En el salón del automóvil de Frankfurt de 1983, celebrado en el mes de septiembre, se dio a conocer el Opel Corsa Sprint, una creación de la marca alemana en colaboración con el especialista Irmscher, que buscaba, entre otras cosas, demostrar hasta donde podía llegar el modelo. No debemos olvidar que se presentó poco antes, así que Opel estaba interesada en hace casi cualquier cosa para promocionar el coche y claro, la competición y la deportividad siempre son argumentos muy válidos. Por eso, ese Corsa Sprint era una versión bastante espectacular, con vías ensanchadas, paragolpes más envolventes, no tenía calandra, se abrieron unas salidas de aire en el capó… incluso unos curiosos pilotos cubiertos por una pequeña jaula metálica.
Sobre esa base, Opel desarrolló lo que podría haber sido la versión para el Grupo B del utilitario alemán. El aspecto exterior era casi un calco de lo visto en el mencionado Opel Corsa Sprint, pero por dentro las cosas cambiaban bastante. El habitáculo estaba casi vació, solo se dejó lo imprescindible para correr y se instalaron asientos de competición, y además, una instrumentación con sistema de extracción rápido, para facilitar el desmontaje. Donde deberían estar los asientos traseros, se montó un depósito de combustible de 80 litros.
Bajo el capó había un pequeño motor de cuatro cilindros y 1.300 centímetros cúbicos, lo que dejaba claro que en caso de llegar a participar, lo haría en la categoría más pequeña de los Grupo B, aunque recibió muchas modificaciones: pistones forjados, cigüeñal aligerado, válvulas más grandes, puertos pulidos, árbol de levas con más cruce, colector de escape específico, dos carburadores… el resultado fueron 130 CV, los cuales, no sabemos si llegaban al suelo mediante el eje delantero como en cualquier otro Corsa, o tenía tracción total. La información que ha llegado hasta hoy del prototipo es casi nula.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS