El Opel Calibra 16v 4×4 era, posiblemente, la versión más lenta que se ofrecía del ya mítico coupé alemán. Combinaba la tracción total con el motor 2.0 16v de 150 CV y la caja de cambios de cinco relaciones, lo que suponía una mezcla que en países como Alemania podría ser muy interesante, pero en España no tenía mercado donde echar raíces.
La carrocería coupé –la de verdad, no las modernas con cinco puertas o SUV– siempre tuvo algo especial. Son coches de diseño deportivo, dinámico, más interesante y atractivo que cualquiera de las demás opciones del mercado, o casi. Para unos, es un acto de rebeldía, para otros, un símbolo de estatus y para muchos, la forma más sencilla de tener un deportivo. Y eso son simples ejemplos, porque hay quien se compra un coupé por simple diseño.
A finales de los 80 y durante todos los años 90, el panorama mundial estaba cargado de coupés de infinidad de marcas, incluso generalistas. Luego, fueron desapareciendo o mutando, hasta que al final solo quedaron los de siempre, los premium. Sin embargo, antes de que eso pasara, coches como el Opel Calibra reinaban en las calles y en las paredes las habitaciones de todo chaval amante de los coches. Aunque, seguramente, ninguno de ellos pensaba en el 2.0 16v 4×4.
Esos años de coupés a cascoporro, dieron lugar a cosas en Alemania, con las grandes nevadas y las bajas temperaturas que sufrían todos los inviernos, tenían mucha lógica, pero que en España no tenía lugar. Cosas como la puesta en las tiendas del Opel Calibra 2.0 16v 4×4. Una variante de tracción total, pero con el motor dos litros atmosférico con culata de 16 válvulas. Es cierto que esta versión era más eficaz en curva y ofrecía una mayor seguridad al conducir, pero esa seguridad se notaba sobre todo en asfalto muy degradado o con adherencia limitada. En España, con cualquiera de las versiones de tracción delantera era más que suficiente –otra cosa sería, obviamente, el Calibra Turbo 4×4–.
Al frenar se desconectaba el eje trasero para hacer que la tracción a las cuatro ruedas fuera compatible con el ABS
La tracción total del Calibra 16v 4×4 era relativamente sencilla. Dos diferenciales convencionales para cada eje y uno central de acoplamiento viscoso, que repartía el par según necesidades y que, como curiosidad, se desconectaba del eje trasero al frenar. Esto se hizo así para que fuera compatible con el ABS. Según la prensa de la época, en situaciones normales no había problema de ningún tipo, pero cuando se realizaban frenadas fuertes, se percibía una reacción extraña procedente del eje trasero. No era peligroso, pero sí desagradable.
El motor era el ya conocido 2.0 16, un cuatro cilindros de 1.998 centímetros cúbicos, cuatro válvulas por cilindro, inyección electrónica, 150 CV a 6.000 revoluciones y 20 mkg a 4.800 revoluciones. El cambio era manual de cinco relaciones.
No obstante, la presencia de la tracción total no hacía perder demasiadas prestaciones y eso era de agradecer. El peso se quedaba en muy poco más de 1.300 kilos, y permitía presumir de una velocidad máxima muy, muy cerca de los 210 kilómetros/hora, así como de una aceleración hasta los 400 metros desde parado en 17 segundos. Los 1.000 metros desde parado tampoco eran malos, pues necesitaba 31,3 segundos, mientras que el 80 a 120 kilómetros/hora en quinta se hacía en 14,5 segundos.
El Opel Calibra no era un coche barato, y la versión con tracción total era más cara todavía: 3.992.203 pesetas. De todas formas, el precio, aunque elevado, era de los más interesantes del segmento.


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Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS