Durante unos años, se instauró una moda bastante interesante, que consistía en una elevada personalización de los coches a través de toda clase de opciones: molduras interiores de diferentes colores, combinaciones exteriores, llantas… se impuso, principalmente, entre los coches urbanos y por desgracia, no duró demasiado tiempo porque todo era bastante caro. Cambiar un par de molduras, tanto en el interior como en el exterior, podía suponer “un par de miles” adicionales.
En aquella época aparecieron algunos modelos que, vistos con la perspectiva que ofrece el tiempo, eran superinteresantes y supone una verdadera lástima no tener hoy día en el mercado. Entre esos coches destaca especialmente el Opel Adam, un modelo que parece que no tuvo el éxito que se merecía, pues se ven pocas unidades por las calles a pesar de haber estado a la venta entre 2012 y 2019, pero del que se vendieron más de 120.000 unidades. También es cierto que buscaba ofrecer un toque “chic” muy urbano y no era un modelo con precios, digamos, populares. Opel pretendía ofrecer una alternativa más económica al MINI, que fue el modelo que puso de moda en el segmento una elevada personalización.
Con una denominación que pretendía rendir homenaje a Adam Opel, el fundador de la marca en 1862, el pequeño urbano alemán se presentó con motivo del salón de París de 2012 y contaba con varias opciones mecánicas, todas ellas gasolina, así como una versión denominada Rocks, que adoptaba una imagen crossover al motor enormes protecciones de plástico negro en la carrocería y una suspensión ligeramente elevada, que buscaba “rascar” unas ventas al explotar una moda que comenzaba a imponerse y que ha terminado por arrasar el mercado.
Sin embargo, la versión más interesante, sin duda, era el Opel Adam S, una suerte de Adam OPC, que gracias a un motor 1.4 turbo, rendía 150 CV. Era uno de esos coches rábanos cañeros que aparecen pocas veces, pero que te dejan un gran sabor de boca porque con sus dimensiones, 150 CV son una bomba. Cabe recordar que el Adam sirvió de base para coche de rallies en la categoría R2, donde ganó en todos los campeonatos en los que participó –Alemania, Francia y España–. Sus principales rivales eran el mencionado MINI, el FIAT 500, el Citroën DS3 o el Alfa Romeo Mito –que todavía se fabricaba por entonces–.
El Opel Adam S estaba animado, como decíamos, por un motor 1.4 turbo de 150 CV. Concretamente, era un motor de 1.364 centímetros cúbicos con culata de 16 vávulas, turbo e intercooler, que rendía 150 CV a 5.000 revoluciones y 220 Nm de par entre 3.000 y 4.500 revoluciones, gestionado todo ello mediante un cambio manual de seis relaciones. El 0 a 100 km/h lo completaba en 8,5 segundos y podía alcanzar los 210 km/h, cifras que no estaba nada mal para un coche que media 3708 milímetros de largo y 1.720 milímetros de ancho.
Opel decía que el chasis tenía una puesta a punto específica y una dirección más rápida, aunque nunca se llegó a dar detales sobre los cambios. Si se ofreció información sobre los frenos, por ejemplo, que eran más grandes y potentes. En su habitáculo destacaba, además de unas enormes posibilidades de personalización, unos espectaculares asientos deportivos como los del Opel Corsa OPC.
Es una lástima, pero no volveremos a ver coches así en el mercado.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS