El Nissan Primera 1.8 tal vez sea la versión más equilibrada de la gama de la tercera generación. En su diseño se priorizó la forma tanto en el exterior como en el interior, condicionando algunos aspectos funcionales como su espacio interior, algo escaso para los pasajeros como para el maletero, o el puesto de conducción. Se produjo el período 2002-2007 y se vendió en carrocerías de cuatro, cinco puertas y familiar.
De sus dimensiones destacaba la longitud, por ser algo más corto (4.567 mm) que los modelos de la competencia, como el Citroën C5, Opel Vectra o Ford Mondeo. La cota de altura era algo mayor (1.482 mm), mientras que en anchura estaba en la media de sus rivales (1.760 mm). También destacaba por su amplia plataforma, con una batalla de 2.680 mm y unas vías de 1.528-1.518 mm delante y detrás, respectivamente.
Daba la impresión de ser un coche voluminoso por varias razones. Por un lado la altura y la forma del capó, con un espacio muy amplio para el motor y demás órganos mecánicos. Quedaba mucho espacio entre el motor y la parte frontal del coche, facilitando el acceso a la mecánica. El maletero tenía el mismo diseño, con una gran altura. Visto de perfil los ángulos existentes entre la chapa y los cristales eran muy abiertos, acentuando esa sensación de gran volumen.
En el interior se observaba el mal aprovechamiento del espacio. En las plazas delanteras la base del parabrisas quedaba muy lejos de los asientos. La altura era suficiente si tu talla no era muy exagerada, con 95 cm para las cabezas delante y 91 cm detrás, más condicionado por la línea descendente del techo.
Extrañamente, la regulación de altura del asiento del conductor solo afectaba a la banqueta, de forma que si ibas en una posición elevada el respaldo se ajustaba bien a la espalda; en el caso de que te gustase conducir en posición baja el apoyo lumbar se te quedaba a media espalda, lo que resultaba bastante incómodo. Esta base contaba con un ajuste doble, con la parte anterior y posterior por separado, de forma que podías elegir la inclinación de la misma. El ajuste lumbar era bastante pronunciado y después de varias horas conduciendo acababa molestando.
Tampoco el espacio longitudinal era grande, tanto delante como detrás. En anchura pasaba lo mismo, se quedaba falto de cm en anchura a altura de los hombros y de los codos, tanto delante como detrás. Condicionamientos del diseño
Al menos el maletero estaba en la media, con 450 litros de capacidad. Este Nissan Primera llevaba la instrumentación principal en el centro del salpicadero, algo al que no le encuentro un sentido práctico, aunque estuviese ligeramente orientado hacia el conductor. Esta moda la adoptaron otros modelos, pero parece ser que se dieron cuenta de su poca practicidad y se abandonó esta costumbre.
Con este motor de 1,8 litros existían dos niveles de equipamiento, Visia y Acenta, con una diferencia de precio de 3.000 euros. Las ruedas en el nivel Acenta eran de 17 pulgadas, con neumáticos de medidas 215/50 R17 (curiosamente se comentaba que eran unas ruedas demasiado grandes), mientras que el Visia se conformaba con unas más sencillas 205/60 R16. Los frenos eran de disco en las cuatro ruedas.
Respecto a su equipamiento, una de cal y otra de arena. Llevaba cámara de visión trasera (opcional por 300 euros) o un interesante ordenador con pantalla propia de LCD a color de 5,8 pulgadas, con información práctica. En su consola central tenía agrupados la pantalla, los mandos de ventilación, del equipo de sonido, de la ventilación y del teléfono, con un montón de mandos de distinta forma y tamaño; podía intimidar algo al principio, pero una vez familiarizados su manejo resultaba sencillo.
No andaba cojo en equipamiento de seguridad, pues contaba con airbags de conductor y pasajero, de cortina y laterales, barras de protección lateral, cinturones de seguridad con pretensores, ABS de cuatro canales y sistema EBD de regulación de la frenada. Sin embargo, tenía detalles impropios de una berlina media, como un maletero parcialmente tapizado.
Los elementos de confort eran también abundantes, con climatizador, con regulación (en altura, profundidad, inclinación y lumbar) del asiento del conductor, apertura del maletero y del depósito de combustible desde el interior, cuatro elevalunas y retrovisores eléctricos, cristales tintados y con filtro solar para radiación UV, sistema antirrobo…
La visibilidad era buena en general, penalizada en el 3/4 trasero por la forma del pilar C y la gran altura del maletero. El grosor y la inclinación del pilar A dificultaba algo la visión en las curvas cerradas. Los retrovisores tenían una forma algo extraña pero su campo de visión era muy amplio, contando ambos con extremo panorámico. La versión Acenta llevaba faros de xenón de serie, que ofrecían un haz de luz muy amplio e intenso. Su limpiaparabrisas automático ofrecía una respuesta más rápida de lo habitual.
A nivel dinámico destacaba por su estabilidad, bastante superior a la media, y eso que contaba con un eje rígido trasero. El resto de esquema de suspensiones era el habitual, con sistema McPherson delante y muelles helicoidales, amortiguadores telescópicos y barras estabilizadoras en ambos ejes. Era válido tanto para aquellos que buscaban ciertas reacciones deportivas como para los que deseaban un comportamiento dócil y tranquilo. La pena es que con esta motorización 1.8 no podía llevar ni siquiera como opción el control de estabilidad.
El motor iba en posición delantera transversal y era un bloque de cuatro cilindros y 1.769 cm3. Los cilindros iban en línea, con cuatro válvulas cada uno, dos árboles de levas en la culata, alimentación por inyección indirecta de gasolina y admisión variable. El bloque era de fundición de hierro y la culata de aluminio. Su rendimiento era aceptable, con 116 CV de potencia máxima a 5.600 RPM y 163 Nm de par máximo a 4.000 RPM.
El motor se podía estirar por encima de las 6.000 RPM, de forma que las mediciones de adelantamiento a 80 km/h eran muy similares en segunda velocidad (a 5.800 RPM) y en tercera (a 3.825 RPM)
Los desarrollos eran un poco largos, de forma que para subir rampas con cierta inclinación (un 6 %) había que recurrir inexcusablemente a la cuarta velocidad. En quinta alcanzaba una velocidad máxima de 194 km/h a 5.500 RPM, mientras que para acelerar de 0 a 100 km/h necesitaba algo menos de 12 segundos.
Su consumo medio real en un uso mixto con más ciudad que carretera se acercaba a los 11 l/100 km. En vías rápidas obteniendo una media real de 120 km/h se alcanzaban los 8,5 l/100 km, un consumo razonable para las características del coche, con un peso cercano a los 1.400 kg.
Con el acabo Visia se ofrecía a un precio cercano a los 20.000 euros (27.000 euros hoy), mientras que en acabado Acenta subía a los 23.000 euros (31.000 euros de hoy). Era una berlina media de un diseño algo peculiar, con unas prestaciones y consumos en la media y un buen nivel de equipamiento en general salvo alguna laguna. Un gran vehículo en general y una alternativa a las berlinas tradicionales del momento al menos por imagen.
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Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Lo tengo, va de pm con 22 años, ni un solo fallo, lo tengo absolutamente impecable
Mi primer coche!