El Nissan LEAF es uno de los modelos clave para entender el actual proceso de electrificación que atraviesa a la industria automovilística. De hecho, de su primera generación se vendieron más de 300.000 unidades, llegando a ser en el tránsito de la segunda el primer eléctrico a nivel de ventas. Algo que fue posible gracias a sus mejoras en autonomía, haciendo que el mercado no sólo lo percibiera como un vehículo con aptitudes urbanas sino como una alternativa eléctrica plenamente fiable para el uso diario combinado con viajes de mayor extensión. Justo uno de los retos que a día de hoy siguen teniendo los eléctricos, avanzando sin embargo a un ritmo vertiginoso en materia de prestaciones.
De todos modos, antes de profundizar más en la actual gama eléctrica viene bien recordar que estos modelos no son tan recientes como se pudiera pensar. Lejos de ello, incluso algunos historiadores del motor se aventuran a pensar que, en los inicios de la automoción, en verdad lo eléctrico tenía incluso más posibilidades de futuro que lo relacionado con la combustión. Veamos. Para empezar los primeros modelos de combustión eran bastante ruidosos y difíciles de arrancar. De hecho, cualquiera que haya visto poner en marcha según que vehículos con más de un siglo de historia sabrá que implica todo un ritual. Manivela, cebar carburador, dejar un rato para que la mecánica se caliente.
Actos que hoy en día tienen mucho encanto en una concentración de clásicos, pero que cuando se busca la efectividad necesaria para el día a día vienen a ser un profundo estorbo. Así las cosas, los eléctricos de marcas como Detroit Electric contaban con un manejo de lo más sencillo y pulcro. Eran modelos limpios y suaves para la ciudad. Y es que ahí estaba su límite. La ciudad. Ya que el peso de las baterías y la escasa autonomía dada por las mismas lastraron la opción eléctrica frente a la protagonizada por los motores de gasolina. Llegados a este punto, y animados por la falta de conciencia imperante en la época respecto a la finitud de ciertos recursos, los fabricantes se lanzaron en masa a la combustión con Ford y su Model T a la cabeza.
Aunque en este momento sea lo que está definiendo a la industria automovilística, lo cierto es que existen modelos eléctricos desde hace más de un siglo, habiendo avanzado poco a poco la que dentro de poco será la norma general
Nissan LEAF, cuando los eléctricos llegaron para quedarse
A lo largo del tiempo hemos visto no pocas adaptaciones de modelos de serie a propulsión eléctrica. De esta manera, desde el R4 al R12 pasando por diversos Audi y Mercedes han sido objeto de conversiones experimentales hechas por las propias marcas. Algo interesante, pero que al tiempo testimoniaba cierto carácter subsidiario. Sin embargo, cuando Nissan se planteó la necesidad de crear un eléctrico del segmento C lo hizo desde cero.
Así nació el Nissan LEAF. Lanzado el pasado 2010 declarando una autonomía que ha evolucionado desde los 117 kilómetros hasta los 172. Algo que en verdad puede llegar a variar hasta en un 40 % según pruebas realizadas por Nissan, ya que según la velocidad, el par y los factores ambientales los motores necesitan o no entregas de potencia muy diversas.
De hecho, en condiciones ideales respecto a no tener atascos en la ruta y una temperatura de unos veinte grados al Nissan LEAF se le han recogido hasta más de 200 kilómetros sin necesidad de recarga. No obstante, lo cierto es que este modelo se basó en dar respuesta al uso mayoritario del conductor medio. El cual realmente requiere a menudo de grandes desplazamientos, menos aún en un país tan densamente poblado como Japón.
Más allá de los grandes avances que se han realizado en materias como rendimiento o autonomía, el gran problema de los eléctricos hoy en día es todo lo relacionado con las baterías, su sustitución y reciclaje
Respecto a la potencia ésta quedaba en unos 109 CV en la primera generación. Los cuales, además, al provenir de un motor eléctrico cuentan con una entrega inmediata. Sin embargo, la principal preocupación de quienes han adquirido un Nissan LEAF no son las prestaciones, sino la cuestión de las baterías. De hecho, éste es sin duda el mayor problema presentado por los eléctricos hoy en día después de haber avanzado considerablemente en lo referido a la autonomía. En ese sentido, poco después de la aparición de la segunda generación Nissan empezó primero en Japón y luego en el resto de mercados a dar una opción de sustitución financiada. De esta manera, si el resto de componentes se encuentran en buen estado se puede considerar al Nissan LEAF como un modelo susceptible de poder estar en uso muchos años. Algo que dirá el tiempo, pues aún no contamos con perspectiva temporal para ello.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS