El Mercedes Clase E, uno de los principales estandartes de la firma alemana, y uno de los principales sedanes ejecutivos –del segmento E– tiene una historia bastante larga. Historia, por cierto, que empieza antes del W124, aunque muchos crean que la Clase E comienza con ese coche.
Los inicios del sedán alemán arrancan en la década de los 70, concretamente en 1975, con la puesta en escena del Mercedes W123, la auténtica primera generación del Mercedes Clase E, un modelo de cierto en la marca por aquel entonces. Allá por la década de los 70, Mercedes era muy diferente si la comparamos con lo que hace actualmente, en la década de los 70 solo hacía “grandes coches”, y sí, también “coches grandes”, que no es lo mismo. Solo ofrecían lo mejor y su imagen estaba claramente ligada a los sedanes de alta gama.
Con el W123 daban reemplazo los W114 y W115, y estaban obligados a poner en liza un coche que fuera capaz de rivalizar con la primera entrega del BMW Serie 5, que había hecho acto de aparición en 1972 y con una línea y un talante que habían dejado viejos casi de golpe a los W114 y W115. De hecho, se dice que con el W124 la marca entró en una nueva era de automóviles.
El W123 no era un coche pequeño, ni siquiera lo sería ahora. La longitud alcanzaba los 4.725 milímetros, la anchura se iba hasta los 1.786 milímetros y la altura hasta los 1.438 milímetros, mientras que batalla era de 2.795 milímetros. Además, fue un coche especialmente bien construido, con los mejores materiales. La imagen de Mercedes se basa en algo, no en humo, y estos coches son la mejor muestra.
De hecho, otra buena muestra es la fiabilidad, pues se conocen casos del Mercedes W123 con más de un millón de kilómetros, que por lo general, son diésel. Es decir, son Mercedes 300D, una versión presentada en 1976, de la que se llegaron a fabricar 331.900 unidades. Un diésel, además, totalmente atmosférico, y el best seller de la gama del W123.
Mercedes siempre se mostró muy innovadora en el desarrollo de motores diésel y siempre ha mostrado interés en la evolución de estos motores. Es más, es uno de los pocos fabricantes que, mientras todos retiran las opciones diésel del catálogo, Mercedes mantiene algunas opciones hibridadas que logran consumos realmente bajos. Con el Mercedes 300D hizo algo similar, ya que con esa versión, ofrecía potencia y prestaciones, con unos consumos contenidos.
No obstante, eran contenidos para la época, claro, porque hablamos de cifras del orden de 11,5 litros con cambio manual y 12,4 litros con cambio automático. Datos que pueden parecer muy elevados cuando el 300D W123 estaba animado por un motor diésel atmosférico con 80 CV a 4.000 revoluciones –88 CV a partir de septiembre de 1978, obtenidos 400 revoluciones más arriba–. El caso es que se trataba de un cinco cilindros en línea con 3.005 centímetros cúbicos –2.998 centímetros cúbicos desde septiembre de 1979–. Motor que se podía combinar con una transmisión manual de cuatro relaciones, o bien, una automática también de cuatro marchas.
Como se puede comprobar, era un propulsor grande y con una potencia específica muy baja, pero en su momento fue un ejemplo a seguir, no solo por su cifra de potencia o por consumos, también por prestaciones. La velocidad máxima, por ejemplo, era de 148 km/h con cambio manual –luego pasó a 155 km/h– y de 143 km/h con el automático –posteriormente llegaba a los 150 km/h–. Los 100 km/h desde parado se alcanzaban en 19,9 segundos.
En España no tuvo tanta difusión como en otros mercados, algo normal cuando su precio hacía que fuera un objeto solo al alcance de lo más ricos. Costaba, de partida, 2.534.816 pesetas de 1976. Sin inflación serían 15.235 euros, con ella incluida, 33.820 euros, que no parece tan caro viendo como están los precios de los coches, donde un segmento B ya roza los 35.000 euros en muchas ocasiones, pero que entonces era una locura. Sirva de ejemplo que un Talbot 150, un coche “para masas”, costaba 511.458 pesetas. No hace falta hacer la conversión a euros –son menos de 5.000 euros sin inflación– para ver la diferencia, ¿verdad?
Como curiosidad, puedes descargarte el catálogo del W123 diésel –200D, 240D y 300D– pinchando aquí.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS