Los años 90 le sentaron bastante bien a Maserati. La firma del tridente pasó a estar controlada por FIAT en 1993, cuando toda la gama de la marca estaba basada en el Maserati Biturbo, que había aparecido en el mercado en la década de los 80. Poco después, FIAT le pasa el testigo a Ferrari, momento en el cual, las cosas empiezan a ser bien diferentes para la firma italiana. Maserati pasó de ser un rival para Ferrari, a complementar la gama de Maranello con modelos que, como cabría esperar, no entraban en conflicto con la producción del Cavallino Rampante.
Fue entonces cuando salió al mercado el Maserati 3200 GT, el primer coche de Maserati bajo control de Ferrari. Se presentó oficialmente en el salón de París de 1998 y resultó ser un coche tremendamente atractivo, acaparando la atención de casi todo el mundo en el evento parisino- Maserati venía de vender los Biturbo y derivados, coche que ofrecían un gran atractivo, no eran todo lo buenos que cabría esperar, sobre todo en lo referente a la fiabilidad y en lo referente a los acabados. Con el 3200 GT las cosas cambiaron para mejor, dando un claro paso adelante gracias a una elevada inversión para desarrollar el modelo.
Seguramente, muchos estarán pensando que Ferrari tampoco es la marca más fiable del mundo, y en parte tendrán razón, los Ferrari son coches delicados que requieren de muchos mimos, pero los automóviles de altas prestaciones siempre requiere de un mantenimiento más elevado que cualquier otro vehículo. En el caso del Maserati 3200 GT, mejoró sustancialmente respecto a modelos anteriores del tridente.
Giugiaro dibujó un coche totalmente atemporal, con una acertada combinación de clasicismo y modernidad
Con el 3200 GT, Ferrari sentó las bases de lo que vendría después e incluso de la Maserati actual, la cual, ya no están bajo el amparo del Cavallino, sino que está integrada en Stellantis como una de las firmas más lujosas y representativas del grupo. Sin embargo, el Maserati 3200 GT no era un deportivo puro, en realidad era un Gran Turismo, un GT a la italiana con un diseño elegante y agresivo al mismo tiempo, obra del polifacético Giorgetto Giugiaro. El italiano logró mezclar la modernidad que necesitaba Maserati en esos momentos, pero sin perder esa esencia clásica y tradicional de todo GT de altos vuelos y de talante deportivo como este Maserati lanzado a finales de los 90. Contaba con unas formas muy equilibradas, con volúmenes compensados y bien definidos, que se combinaba con un habitáculo de diseño bastante clásico, aunque sin que faltara, como hemos dicho, la modernidad que la marca necesitaba entonces.
Sin embargo, lo mejor estaba bajo el capó, donde se escondía un bloque V8 biturbo de nuevo desarrollo, con 3.217 centímetros cúbicos y capaz de rendir 370 CV y 491 Nm de par. Un propulsor con el que podía alcanzar los 100 km/h desde parado en poco más de cinco segundos y llegar a los 280 km/h. El cambio era manual de seis relaciones, teniendo en opción un automático de cuatro relaciones totalmente indigno para un coche así.
El Maserati 3200 GT no estuvo mucho tiempo en el mercado, se puso a la venta en 1999 y se retiró en el 2001, cuando se puso en circulación el Maserati Coupé, el cual, era básicamente el mismo coche, pero con un motor atmosférico en lugar de sobrealimentado, se desechó la horrible caja automática y también los geniales pilotos tipo búmeran, porque al parecer, no gustaban en Estados Unidos.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS