Coche del día: Kia Pride 1.3

Coche del día: Kia Pride 1.3

Pequeño y barato


Tiempo de lectura: 4 min.

El nombre de este Kia se traduce al español como “orgullo”, pero es casual que coincida con lo que está aconteciendo en Madrid -y el resto del mundo- este fin de semana. Pride no solo se refiere al colectivo LGBT, sino a la acepción más amplia del término. Desconociendo el motivo por el que Kia decidió llamar así a su pequeño modelo, lo cierto es que tampoco es un coche del que sentirse especialmente orgulloso.

Lanzado en España en 1997, el Kia Pride completaba la gama del recién llegado fabricante coreano por abajo, uniéndose a los Sephia, Sportage o Clarus. Solo el primero estaba desarrollado íntegramente por Kia, mientras que los otros eran Ford o Mazda relogotipados. El Pride tomó la base del Ford Festiva lanzado en 1986 y que a su vez fue una versión del Mazda 121. De esta forma se entiende en parte el diseño del Pride, con formas sencillas un tanto anticuadas, sobre todo al compararlo con el Ka que Ford vendía ya en aquella época.

Se trataba de un pequeño coche de 3,56 metros de longitud, 1,60 de anchura y 1,46 de altura. Su distancia entre ejes era de 2,29 metros y pesaba 795 kilos. Disponible en carrocería de tres o cinco puertas y familiar, sus pequeñas dimensiones no impedían que contase con un habitáculo lo bastante amplio como para albergar a cuatro ocupantes con comodidad. Si usábamos con frecuencia las plazas traseras, el cinco puertas resultaba más recomendable, pues era más espacioso por medir 5 centímetros adicionales provenientes de una superior batalla. El maletero de 190 litros no salía tan bien parado.

Bajo el capó montaba un bloque de cuatro cilindros y 1.323 cc que desarrollaba 73 CV de potencia y ofrecía un par de 132 Nm. Sus prestaciones oficiales hablaban de una velocidad máxima de 159 km/h y un 0 a 100 km/h en 13,7 segundos. Según mediciones de la época, aceleraba hasta el kilómetro en poco más de 35 segundos y recuperaba de 80 a 120 km/h en 16,8 y 26,5 segundos en cuarta y quinta, respectivamente. Esto le permitía salir del ámbito urbano y moverse con dignidad en carretera, pero aquí intervenía la limitación del bastidor y la puesta a punto de las suspensiones.

Contaba con un tarado demasiado blando para mitigar los balanceos de la carrocería, por lo que la dirección tenía trabajo extra en los cambios de apoyo. Los frenos eran poco eficaces debido al tamaño de los discos delanteros (con tambores atrás) y las ruedas excesivamente pequeñas (165/70 con llanta de solo 12 pulgadas) y neumáticos de poco agarre.

En ciudad se desenvolvía mucho mejor, no solo por la mejor respuesta del motor en marchas cortas. Aquí, las formas angulosas de la carrocería permitían una perfecta visibilidad en cualquier ángulo con montantes estrechos en las esquinas. Esto redundaba en un habitáculo luminoso, pero nos encontrábamos de nuevo con otro de sus aspectos mejorables: la calidad interior. Usaba de manera intensiva plásticos de aspecto pobre sobre un salpicadero de diseño anticuado y poco evolucionado con respecto al Festiva de una década antes. Por ejemplo, los elevalunas eléctricos iban situados en la parte inferior del salpicadero como un añadido de última hora.

Kia Pride 4

Estos formaban parte del equipamiento de serie, pero las comodidades se quedaban ahí. No había cierre centralizado y la dirección asistida había que pagarla aparte. Lo mismo ocurría con el airbag del conductor o el aire acondicionado. El precio debía ser entonces su reclamo, y aunque no era de derribo, su tarifa de 1.220.000 pesetas (11.650 euros de ahora) le situaba por debajo de coches como el Fiat Cinquecento o Ford Ka, menos potentes.

Con todo, no fue un modelo muy popular hasta que la marca reestructuró la gama y lanzó la versión familiar Wagon de 3,94 metros de longitud. El motor 1.3 redujo su potencia a 64 CV tanto en esta nueva carrocería como en el tres puertas (el cinco desapareció) y de igual manera lo hicieron sus precios. En 1999, se podía acceder al Pride por 937.000 pesetas (8.600 euros de ahora) y al Wagon por menos de lo que costaba un Hyundai Atos. Tal vez en ese punto los coreanos sí se sintieron orgullosos de vender uno de los coches más baratos del mercado.

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Ángel Martínez

Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.

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sergio
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sergio

Si era fiable y en 2007, sus propietarios estaban contentos, pues mejor, por muy barato que fuera, 10 años, pesan, según el uso, ademas que se le frágil incluso a la vista. Era uno de esos coches, que presumía de pecio, pasaba con esta como con Lada, con el strawa… Costaban muy poco, ofrecían espacio, pero luego el equipamiento, era muy pobre o faltaba mucha seguridad. Para la gente que mirara el precio y no le importaba el equipamiento de seguridad, pues tenia un coche mas grande, por menos dinero… Pero claro muy limitado por el motor, sobre todo si… Leer más »

Eduardo Trucillo
Invitado
Eduardo Trucillo

Hace años que tengo un ford festiva siml Kia pride 5 puertas, Es automatico, con aire acondicionado de fabrica, vidrios electricos delanteros, jamas tuvo un problema grave, tiene 190.000 kilometros se nota la falta de fuerza del motor gastado. Me recorri todo el Uruguay varias veces, jamas un problema. En lluvia ni una gota de agua entra, buenas luces, buenos frenos llantas 13 pulgadas. Jamas se toco el motor ni la caja de cambios, excepto el cambio de un modulador exterior de caja. Para mi un gran auto, muy confiable me da pena venderlo, por ahora me quedo con el.

Eduardo Trucillo
Invitado
Eduardo Trucillo

Acotacion: Motor mazda B3 caja de cambios automatica Jacto FA3 japonesa, Auto 100% coreano.

Eduardo Trucillo
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Eduardo Trucillo

Sigo ;velocidad maxima alcanzada 155 kph mantiene una velocidad de 130 kph por horas sin recalentarse el motor en verano 32 grados centigrados. Velocidad muy superior a la maxima permitida que en algunas zonas son 110 y en ruta generalmente 90.


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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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