Coche del día: Hudson Pacemaker 500

Coche del día: Hudson Pacemaker 500

Para no quitarse el sombrero, ¡oiga!


Tiempo de lectura: 2 min.

Volvamos la vista unas décadas hacia atrás para rememorar al imponente Hudson Pacemaker 500, una especie de armario ropero de cuatro puertas con ruedas, muy del gusto de la opulenta sociedad norteamericana de la posguerra. Un gran tipo en todos los aspectos: tamaño, habitabilidad, potencia, consumo, y cualquier otro detalle que uno pueda imaginar. Llama la atención la técnica visual empleada en su catálogo promocional: una perspectiva fugada que lo hace aún más grande; un “haiga” en su más genuina acepción.

Las hechuras del Hudson Pacemaker 500 no dejan lugar a dudas sobre su vocación: longitud 5.118 mm, anchura 1.957 mm, altura 1.534 mm y batalla 3.023 mm. Curiosamente el fabricante vendía la cota de altura como “perfil bajo”, si bien los caballeros que viajaban detrás podían permanecer con el sombrero puesto todo el viaje. A su vez, comparaban la habitabilidad interior con un curioso diagrama donde se puede apreciar a una elegante dama, flanqueada por dos elegantes caballeros, con amplio espacio entre cuerpo y cuerpo, en contraposición con lo apretados que esos mismos pasajeros iban en un coche de la competencia.

El aspecto de este sedán engaña con respecto al peso, ya que 1.676 kg en orden de marcha no es ninguna exageración para la época. El motor del Hudson Pacemaker es un seis cilindros en linea de cuatro tiempos, de 3.798 cc, 112 CV de potencia y 237 Nm de par. El depósito de combustible admite 76 litros, razonable para un consumo de 16,4 l/100 km. El coche no era especialmente caro (unos 23.000 dólares al cambio actual calculado grosso modo), pero los que han llegado hasta nuestros días, si están bien conservados, pueden sobrepasar los 85.000 dólares en una subasta. El Hudson Pacemaker se fabricó entre 1950 y 1952. Hudson como fabricante desapareció en 1954.

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Delco

Más que la Historia, me gustan las viejas historias que huelen a asfalto, carreras y gasolina.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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