Coche del día: Honda FR-V

Coche del día: Honda FR-V

Un monovolumen particular para familias particulares


Tiempo de lectura: 3 min.

A mediados de la década pasada las carrocerías monovolumen gozaban de una gran aceptación entre el público, antes de que la fiebre SUV canibalizara los segmentos TT, monovolúmenes, familiares, berlinas medias, etc. El Honda FR-V era atípico dentro de la variedad existente en los monovolúmenes, pues junto al Fiat Multipla, eran los únicos que llevaban dos filas de tres asientos en vez de la configuración tradicional de 2+3, es decir, tenía seis plazas.

Analicemos las particularidades de este coche. Sus dimensiones eran 4.285 mm de largo por 1.810 mm de ancho y 1.610 mm de alto, y unas vías de 1.550 mm por 1.555 mm delante y detrás y batalla de 2.680 mm; tenía pues las dimensiones de un compacto sobreelevado de hoy en día, pero con una plataforma muy ancha lo que redundaba en un espacio muy amplio para el pasaje. Nos encontramos con una anchura de ¡152 cm! a la altura de los hombros en la fila delantera y de 145 cm en la fila trasera con un espacio para las piernas de 73 cm; no está nada mal para sus medidas exteriores. Los asientos laterales delanteros tenían un recorrido longitudinal máximo de 230 mm y el central de 270 mm, en el central trasero este valor era de 170 mm. Poseía un maletero de 439 litros.

Esta ventaja en anchura se volvía un inconveniente a la hora del manejo de todos sus mandos pues tenían una distribución lineal y algunos de ellos se quedaban muy lejos del conductor. A la plaza central delantera se le podía levantar el asiento descubriendo un gran cajón para guardar un montón de cositas, y el respaldo se podía abatir a modo de mesita. En cambio, para ser un monovolumen al uso carecía de suficientes huecos para guardar objetos.

Carecía de consola central propiamente dicha, dejando un espacio diáfano para comodidad de los pasajeros delanteros, con una palanca de cambios elevada de cómodo y fácil manejo

Para mí el principal problema estaba relacionado con la seguridad: los pasajeros de los extremos iban literalmente pegados a las puertas y en caso de choque lateral su integridad corría serio peligro y, para más inri, la fila trasera carecía de airbags laterales. El airbag delantero derecho era lo bastante grande como para proteger al pasajero central y al derecho. En cuanto a las calidades de materiales y terminaciones eran las típicas de los coches japoneses, eran plásticos duros pero de calidad, bien ajustados y agradables al tacto.

Su gama de motores estaba compuesta en un principio por dos bloques de gasolina, un 1.7 con 125 CV – que fue sustituido por un 1.8 i-VTEC de 140 CV con cambio manual de seis marchas o automático de cinco- y otro de 2.0 de 150 CV. El diésel estaba cubierto por un bloque de 2.2 i-CTDi y entregaba 140 CV, de lo mejorcito de su categoría en aquel momento.

Por último, un breve análisis de su comportamiento dinámico. Honda quiso hacer un vehículo familiar que no lo pareciese, con un aspecto de berlina compacta y con una plataforma muy amplia enfocada más al confort que a la deportividad, y aunque sus motores invitaban a llevarlos altos de vueltas se volvían ruidosos a alto régimen acompañados de ruidos aerodinámicos.

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Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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